No es cierto que los pobres que hay en las calles sean invisibles para nosotros. De hecho son algo muy visible, algo que quizás algunos quisieran no ver, pero que no podemos evitar ver y mirar, cuando no observar, con cierto desprecio no exento, en ocasiones, de culpa o temor.
Tampoco es cierto que todos los que están tirados en la calle sean unos míseros desgraciados por una perversa confluencia de factores adversos. Algunos gozaron de oportunidades para llevar una vida “normal” y una y otra vez las despilfarraron o tiraron por la borda, apostando a ultranza por un corto plazo de paraísos artificiales y ausencia de ataduras.
Lo que sí que es cierto es que los pijos progres que se hacen pasar por pobres callejeros se lucran, pasean su vanidad de Rey disfrazado de harapos, y hacen el imbécil en unos momentos de crisis en los que la pobreza no hace ninguna gracia, y comienza a afectar a personas que, ciertamente, no estarían ahí de no ser por la suma de imbecilidades de la progresía de nuestro país.
“Invisible” es un invento más del cerebro podrido de una sociedad enferma, enferma de necedad autocomplaciente, enferma de falsa empatía que oculta un egocentrismo infinito, enferma de vaciedad rellena de fórmulas sin sentido.
Lo que parece sí es invisible, de momento, a la gente, es la relación causal entre los despilfarros y cortoplacismos políticos, con sus promesas de paraísos artificiales, y todas las crisis y su perpetuación.
Oh, si, ya lo creo. Es una campaña la que han emprendido con caras de famosos y ricos la mar de injusta.
Esa apelación al entre todos es injusta.
Y es curioso porque lo que guía al mercado es una mano invisible, como dijera Smith. Los capitalistas pueden perseguir los fines más variados con el puro y duro lucro como fin último pero, al final, promueven el bien de todos con su acción egoísta. Los liberales son los que han comprendido lo maravilloso de ese orden espontáneo que solamente se ve a través de una abstracción inteligente de sus manifestaciones diversas y concretas.
Ahora, para los progres, esto solo lo levantamos entre todos.
Y seguirá invisible.
La culpa es de «los mercados», «los capitalistas», «los liberales», etc.
Con eso machaca la desinformación masiva, y eso es lo que cala.