África, cuna de la especie, es hoy el continente más pobre de la tierra. No es fácil diagnosticar las causas de la enfermedad africana, pero no cabe atribuirlas ni a la raza, a los genes, como hiciera James Watson, el descubridor de la estructura de la molécula que los porta, en la respuesta a una desafortunada entrevista, ni a factores ambientales de corte histórico o económico como la descolonización o la insuficiente ayuda al desarrollo. Muy probablemente el problema africano tenga más que ver, en primera instancia, con la ausencia casi completa de seguridad jurídica, de Estado en su vertiente garante de derechos y libertades, del llamado Estado de Derecho. Y esta ausencia, en segunda instancia, hunde sus raíces en la cultura, en los usos y costumbres, en las tradiciones, en la medida en que sean contrarios a la institucionalización de la propiedad…..sigue en Libertad Digital.
ZP Africanus
Germanico
No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.
Ni se te ocurra montar nada en Venezuela.
¡¡¡EXPROPIESE!!!
Desde que hay una situación en la que se exige adaptación o hay un movimiento para eludir un status quo no deseado, tendrás indefectiblemente emprendedores al frente, bien sea a nivel individual o colectivo.
En cuanto a mis planes… Tengo un par de ofertas por concretar en Africa y una en Europa, pero hasta que no pongan cifras en el papel… Mientras estoy estudiando alternativas en América que cada vez me llaman más la atención.
Lo que tengo claro es que no vuelvo a montar una empresa aquí mientras las cosas sigan como están. Y tal como está el patio dudo tanto que surja una oferta de trabajo atractiva que ni busco ya… Por estos lares el paro está ya por el 30%…
Si, bueno, emigrar siempre es duro. Particularmente para los que emigran solos. Y particularmente para los que emigran huyendo de enemigos poderosos o del hambre.
No tengo idea de qué clase de emigraciones serían las que irían desplazando poquito a poquito a la humanidad hacia la salida de África, pero entre cazadores-recolectores podría tratarse de una mera deriva, y una mera deriva hecha en grupo. Así que no tengo muy claro que los que salieran fueran más emprendedores que los que quedaran.
¿Vas a emigrar? ¡Cuenta, cuenta!
Para que una emigración suponga un cambio radical de modelo de vida no hacen falta grandes distancias. En pocos kilómetros un movimiento poblacional de un entorno rural a uno marítimo conlleva un cambio espectacular y un esfuerzo de adaptación que raramente se hace de buen grado (la reticencia al cambio es inherente a la condición humana, siendo inferior en los emprendedores…).
Dejando a un lado el efecto del conocimiento acumulado por una civilización, los avances tecnológicos van haciendo que las distancias se acorten. 3.000 kms hoy equivalen a 300 de hace un siglo…
Por lo tanto sigo pensando que la explicación y la motivación de todo movimiento migratorio es universal y estable. Y te lo está diciendo alguien que va a volver a emigrar en breve… 😀
Si te fijas, en el camino de los dos lugares que has señalado -América y Australia- había un gran salto (al menos un salto de agua). La salida de África fue a pie, y poquito a poquito. De ahí que no fue, a mi juicio, de emprendedores, o no al menos de personas o grupos con mayor capacidad de «empresarialidad» o aventura (empresarialidad puede parecer un término demasié para la época, aunque en sentido estricto sea correcto) que los que quedaron. Bien pensado no hubo tal salida. Se ve una salida con mirada retrospectiva y desde los conocimientos de geografía e historia modernas, que tienen en cuenta límites entre naciones y pedazos de tierra.
En cuanto a las emigraciones, no es que se queden los mejores y se vayan los peores o viceversa. Es que los que salen son por un lado los disconformes y por otro emprendedores. Esa mezcla da pie a nuevas fórmulas con mejor o peor fortuna dependiendo de un compendio amplio de variables.
Así EEUU nace de una oleada de emigrantes religiosos y agricultores en busca de grandes extensiones de cultivo. Australia de presidiarios y empresarios que huían del húmedo clima británico. Y dieron resultados muy buenos.
Por contra tenemos ejemplos como Liberia o Venezuela que no salieron tan bien…
En lo que a Expaña se refiere…, creo que el modelo es el mismo, no lo veo como otro asunto. La suma de las ayudas europeas con la intervención estatal que ha mantenido los tipos ridículamente bajos no sólo dio una abundancia abrupta al entorno, sino que permitió consumos gigantescos de esos recursos añadidos, de los acumulados y de los futuros. Hasta el punto en el que generar riqueza está mal visto, lo «in» es consumir. De ahí que seamos el país más endeudado del mundo en términos relativos y el segundo en términos absolutos… Es más, hasta la fecha estamos siguiendo al pie de la letra el camino argentino. Nuestro modelo lo podía firmar tranquilamente Perón sin que le temblara el pulso lo más mínimo…
Bueno, Espectador, esos ejemplos que pones de Singapur y Venezuela, corroborarían lo que mantiene un poco más arriba Juano. Serían en tal caso factores ecológicos y no raciales los que harían a unos más laboriosos y frugales y a otros indolentes y violentos.
Yo tampoco niego que haya factores raciales, que los habrá. Lo que sucede es que en caso de que existan no tenemos evidencias directas de ellos y de la proporción de su influencia en el resultado final que está a la vista.
Lo de Expaña es otro asunto. Estamos verdaderamente entre Europa y África, y no solo geográficamente. ZP nos quiere hacer retroceder y bajar definitivamente, y la sociedad civil, en la medida en que exista, tiene que construir futuro a contracorriente de la política y ser el Norte de España.
Por razones morales me esfuerzo en no ser racista. Pero a veces es difícil excluir al menos una componente de ese tipo. ¿Cómo explicar que Singapur, un estado pequeño y sin recursos naturales disfrute de un nivel de vida alto y de una convivencia ciudadana ejemplar, mientras que países bendecidos por todos los dones de la Naturaleza como muchos de África, pero también otros como Venezuela o Argentina, se mantienen inmersos en el caos? En muchos casos un factor importante es una casta política inepta cuando no directamente corrupta. ¿Pero porque ciertos países son propensos a caer en manos de ese tipo de gobiernos, muchas veces a través de elecciones más o menos libres, y otros parecen vacunados contra esa enfermedad? ¿Diferencias culturales? ¿Propensión natural?.
Lo triste es que en España parecemos más próximos a la partitocracia, la demagogía y la cleptocracia que a los comportamientos realmente civilizados; quizás sea por la ausencia o al menos extrema debilidad de una sociedad civil independiente.
La salida de África de los más emprendedores nos llevaría de nuevo a la causa genética. Se habrían ido los válidos y habría quedado la morralla. Pero esa explicación no me satisface demasiado. Primero por las escasas diferencias genéticas entre unos y otros, y después, yendo a lo cultural, porque no creo que hubieran desarrollado culturas sustancialmente distintas en aquellos entornos y épocas, y dentro del espectro posible para cazadores-recolectores nómadas.
Se debieron producir sucesivos movimientos migratorios en función de variables demográficas y ecológicas que llevaron suavemente a los humanos a las puertas de Asia. Y los humanos, como especie curiosa y capaz de iniciativas, dieron el paso (más que el salto) y atravesaron la frontera invisible entre dos continentes como en el pasado lo habían hecho atravesando África de abajo a arriba y de un lado a otro. Los que quedaron no eran pues muy distintos de los que se fueron. Bien es cierto que sometidos a los rigores de nuevos entornos más duros los humanos que habían abandonado la casa africana pudieron desarrollar culturas en las que, muy andado el tiempo, algo así como una colaboración más estrecha fuera posible.
Sobre la cuestión ecológica o ambiental en relación con las costumbres y, en consecuencia sobre las leyes, ya habló Montesquieu en su Espíritu de las Leyes. Entonces, claro está, no aludía a factores ecológicos -no se usaba ese lenguaje naturalista solo posible tiempo después de Darwin y su revolución- sino al clima, la demografía, la orografía…
En la segunda mitad del siglo XX el antropólogo americano Marvin Harris expuso la idea de forma más amplia al proponer su materialismo cultural. Este tomaba algunos elementos salvables de la filosofía materialista histórica de Karl Marx para señalar cómo factores «tecnoeconómicos» y «tecnoecológicos» daban forma a las sociedades humanas. Su uso del marxismo dio inadvertidamente la vuelta a la antropología marxista. El hombre no es moldeable por naturaleza, pero sí es moldeado por la naturaleza, a través de sucesivas generaciones y de su cultura, que es una adaptación a las condiciones ecológicas locales.
Así entiendo tu planteamiento sobre la abundancia o escasez relativas de los medios ecológicos.
Dándole un par de vueltas se me ocurre también que los que emigraron hacia el norte, entre sus motivaciones tendrían el evitar el enfrentamiento violento en una época de escasez. Así que sería plausible considerar que los primeros europeos fueran más proclives a buscar alternativas a la violencia con más facilidad que los que se quedaban siguiendo las viejas costumbres.
Si sumamos que matando al explotador de una tierra que precisa labor para obtener rendimiento tenían pan hoy y hambre mañana…, al poco verían que los viejos métodos no eran tan prácticos en el nuevo entorno…
De hecho la composición social de los movimientos migratorios por norma siempre tiene una carga relevante de valores y capacidad empresarial…
🙂
Tal como lo has dicho ahora… ¡lo entiendo mejor y lo suscribo más!
Exagerando un poco, si en Suiza no hubiera tanta nieve, no harían relojes… 😉
Un medio hostil incentiva la cooperación y la natalidad. De hecho, muchos bienes económicos en un entorno pobre ni siquiera son bienes económicos en un medio de abundancia. La escasez no sólo agudiza el ingenio, también obliga al comercio y con él el desarrollo social, el dinero, etc…
Con todo no es un factor único, pero creo que sí ha permanecido constante con un peso relativo fuerte en Africa. Un período prolongado de paz y una tasa de mortalidad infantil baja tiene más poder que el entorno ecológico..
No sé si la ecología africana explica de esa manera que planteas, Juano, la falta de instituciones de colaboración e intercambio. Fue en un contexto ecológico no muy distinto en el que nacimos como especie y comenzamos a colaborar.
En cuanto a la valoración histórica de la descolonización coincido con ella. Fue un proceso de instauración de gobiernos socialistas -por lo general con una sucesión de guerras civiles cruentas- bastante nefasto para África. Pero ¿por qué ha calado la ideología y violenta praxis socialista en África de esa manera tan profunda y destructora? Aquellos pueblos no estaban culturalmente preparados para un Estado de derecho liberal.
No sabemos que derroteros tomarán el comercio y la política internacionales, pero es evidente que la globalización puede hacer más por los africanos que todas las dádivas a los déspotas de turno desde Occidente.
Tienes razón al señalar las diferencias entre la evolución europea y africana como una buena piedra de toque en el debate sobre la conveniencia del Estado según en qué ámbitos de actuación. Las sociedades y las economías que les acompañan evolucionan. No se pueden crear democracias liberales de cartón piedra. Se ve en África, pero también en el Oriente Próximo. El cartón piedra arde con facilidad al salto de la menor chispa. Sobra decir que la bombas tienen aún mayor efecto.
La riqueza del medio es al mismo tiempo la bendición y la maldición de Africa. Esta permite modelos de vida autárquicos dando más peso al individuo que al colectivo y no crea la necesidad del comercio como herramienta de subsistencia. Si recolectando y cazando tengo para comer y vivir sin preocuparme, además el clima no me obliga a buscar prendas de abrigo elaboradas y la presión demográfica es irrelevante en el medio, ¿para qué buscar cooperación con otros?
Además en tal entorno la violencia se torna rentable como recurso puntual cuando lo anterior falla, lo cual dificulta aún más las relaciones y mantiene baja la presión demográfica. Y esta violencia lógica en tiempos pretéritos, más rentable y continua se torna en nuestros días ante la riqueza que se genera en el comercio con el mundo desarrollado.
Por si esas condiciones naturales fueran insuficientes, la descolonización no se realizó para dotar de libertad a los territorios ocupados, sino que el motor principal fue la introducción del comunismo.
Así pues estamos ante un páramo de valores morales con una historia reciente poco edificante. La gran revolución por venir paulatinamente en el continente deriva de la globalización, del comercio que genera más riqueza que la explotación autónoma de la tierra. Globalización que difunde valores, conocimientos y esquemas que un bosquimano aislado no podría siquiera imaginar en sus sueños más oligofrénicos.
Por eso la política de subvenciones desde occidente es tan nociva para propiciar la eclosión: por un lado reafirma el planteamiento socialista que tanto daño ha hecho (que el estado, que otros se ocupen de mi), y por otro impide que la población experimente el progreso de generar riqueza y disfrutarla por sí mismos.
Saliendo un poco por la tangente, creo que analizando las diferencias entre la evolución europea y africana podemos atisbar los errores de los anarcocapitalistas. La evolución hacia la libertad no es un proceso lógico y natural en cualquier medio y situación. Se precisa de unos valores y de una identidad colectiva. Y ambas cosas sólo pueden institucionalizarse mediante el mecanismo del estado. De hecho son esas sus funciones, no más. Es cuando supera esos límites cuando empiezan los problemas…
Pero bueno, mejor no meterme más en este charco por ahora. 🙂
Si, Espectador, en efecto es para reír y llorar a un tiempo el tragicómico espectáculo, al que como españoles asistimos, de nuestro carismático líder de la nada ZP dando lecciones en África, en plan paternalista-buenista.
Y también lo es que tomara el micrófono en Davos para responder, desde su supina ignorancia económica y con la plúmbea responsabilidad del colapso de una economía sobre sus hombros, ni más ni menos que a Bill Gates, fundador de uno de los mayores imperios económicos de nuestro tiempo. El tonto respondiendo al sabio. Cosa por otra parte muy propia de ese «relativismo maniqueo» que se gasta en nuestra política socializante, que hace malos a los que no son de la secta y buenos a los que sí, y pasa por alto méritos y deméritos reales.
Las simulaciones sobre el llamado «Problema del Prisionero iterado» sugieren que la colaboración puede surgir del propio interés egoísta, y que una vez establecida es bastante resistente.
Los aspectos necesarios para que la colaboración triunfe son que las reglas de actuación sean lo más claras y sencillas posible, fácilmente perceptibles por todos, y que premien la colaboración y castiguen la defección, sin ningún tipo de ambigüedad.
Todo lo contrario de lo usual en muchos países africanos, incluyendo en ellos la España de Zapatero, en la que las conductas son erráticas, y se impone la demagogia buenista de tratar por igual a los cumplidores y a los defradadores, a las víctimas y a los verdugos, todo ello aliñado con un soberano desprecio a la realidad si no coincide con los prejuicios sectarios, y un despilfarro de los dineros del Estado, «que no son de nadie», según ellos.
Por eso cada vez estamos más lejos del mundo desarrollado y más cerca del tercer o cuarto mundo. No me digan que no es jocoso ver al insigne líder ZP convertido en «La Reina de África», dando consejos a diestro y siniestro y recomendando a esos pobres (en el sentido de desgraciados) países mano dura con el terrorismo, sin que se le caiga la cara de vergüenza recordando cómo negoció durante años con él, incluso mientras lo negaba públicamente.
Los africanos/as de todos los colores y géneros (incluyéndonos a nosotros) no podemos echar las culpas a nadie de nuestras desgracias: tenemos lo que nos merecemos.
Sobre esa idea de que el problema africano se basa en la falta de seguridad (entendida esta en sentido amplio, físico y jurídico), me hiciste reflexionar precisamente tú tiempo ha, Ijon.
Dejando aparte el asunto del origen del problema (creo que el motivo ecológico no está desencaminado), lo más importante debe ser la identificación de tal problema.
Sin importar el origen, como digo, ya sería suficiente que estuviera mucho más difundida la idea de que el problema africano se basa en la falta de seguridad (entendida esta en sentido amplio, físico y jurídico).
Y no en la maldad de occidente. Ya eran pobres en épocas precoloniales y lo seguirán siendo en tanto no dispongan de verdaderos Estados de Derecho.
Hola Inquisidor,
Bueno, lo que digo, no con una grata sensación de inconmovible certeza, sino dubitativa y tentativamente es que…..Muy probablemente el problema africano tenga más que ver, en primera instancia, con la ausencia casi completa de seguridad jurídica, de Estado en su vertiente garante de derechos y libertades, del llamado Estado de Derecho. Y esta ausencia, en segunda instancia, hunde sus raíces en la cultura, en los usos y costumbres, en las tradiciones, en la medida en que sean contrarios a la institucionalización de la propiedad.
Es decir, no es cosa de que no existan derechos «nominales» -llamémosles así- de propiedad, sino que la cultura ambiente, que es parte una cuestión ecológica y en parte histórica (vamos a seguir suponiendo, razonablemente, que en absoluto racial), no es propicia a su operatividad.
(*), allá donde hay amor quizás antes hubo un correcto entendimiento de los legítimos intereses respectivos de los participantes en las interacciones sociales.
Supongo que hay que dar ejemplo. «Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor». Pero no es un enunciado simplemente cierto. Tu pon amor y ya verás como el malquerido se venga en tí de los agravios inferidos por otros. Ahora cuéntaselo a un tutsi.
Hola.
Creo que la pregunta que planteas la respondes con otra pregunta. Dices que la pobreza de África se debe principalmente a la inseguridad jurídica y económica. Estoy de acuerdo, pero creo que aquí se plantea otra pregunta interesante: ¿qué provoca que unos países tengan inseguridad y otros no? Y esta es, para mí, la pregunta más interesante.
Trataré de ser breve. Por un lado pienso que es una tontería la tesis de que «la raza» determina la riqueza. Primero, porque todos somos de la misma raza (la humana). Yo coincido con Jared Diamond en su libro «Armas, gérmenes y acero» en que parte del impulso al desarrollo se debe de la localización geográfica y también a la posibilidad de influencia cultural de las regiones más avanzadas (sobre las menos). Ese es para mí el principal elemento de desarrollo. Y luego, en menor medida, está la cultura política y económica de cada país.
Esa es la clave, (*), sin ninguna duda. Las leyes sin valores son papeles mojados. No hay más que ver lo que pasa aquí y ahora, en nuestro país, para comprobarlo.
Y eso creo que es lo que no ha visto o no ha querido ver en mi artículo su primer comentarista. Se ha quedado en esa «simétrica racionalidad» estancado, sin ir más allá, a lo que la fundamenta y sin la cual no es nada.
La democracia liberal el punto de partida menos malo pero no se impone por su radiante y simétrica «racionalidad» (que a menudo sirve de tapadera a intereses económicos parciales o ajenos). La democracia liberal vive mientras una serie de valores que la sustentan tengan vigencia. Si no emana del afán de reconciliación y concordia y se concibe como de un táctico ejercicio de la tolerancia antes del resarcimiento, si se considera la prolongación del odio por otros medios, entonces hay que decir muy clarito que no sirve para nada. Nadie está obligado a jugar al golf cuando todos los demás juegan al hockey sobre hielo.
No, hombre, cuéntamelo tú, Gere.
¡Ah! Y repasa lo que he escrito antes de hablar.
Repasa la historia de Haiti independiente de Francia desde principios del S.XiX o la historia de Liberia o la de Mozambique o el futuro que le espera a Sudafrica y luego me cuentas que es un problema de principios juridicos.