Tiendo a considerar moderado no a aquel que dice las cosas de forma moderada, sino a quien dice cosas moderadas, y además practica la moderación. En ese reino del discurso y la retórica que es la política parece que lo único que cuenta es guardar las formas para ceñirse a lo políticamente correcto, que es, en esencia, el conjunto de los prejuicios y errores de juicio del tiempo y lugar en el que se está. Uno puede permitirse incluso la mayor de las inmoderaciones en defensa de alguna causa justa, según el criterio ambiente, pero no para defender verdades alternativas que bien pudieran ser las verdaderamente ciertas.
La mayor de todas las moderaciones es la moderación en el gasto. Ese es el punto de partida de cualquier grupo o asociación que pretenda ser de la derecha liberal. El Estado tiene que encogerse. Se ha de tender al equilibrio presupuestario.
Ahí tenemos a Gallardón, gastando lo que no tiene ni tendrá Madrid y logrando con ello el Record Olímpico en esa dudosa modalidad. Es un vivo ejemplo de la derecha modelada. No es moderada, como aseguran algunos, por dialogar amigablemente -casi acostarse- con la izquierda. Está de hecho modelada por ella. Es la derecha que desea la izquierda: sin principios, sin norte, sin otro afán que el hacerse aceptar y cometer y decir tantas o más inmoderaciones que la izquierda –de forma muy moderada, eso sí.
Gallardón tiene más del doble de asesores que su satánica majestad zapateril, con sus 666. Su Reino, eso sí, no debe de ser de este mundo, porque para gestionar correctamente los asuntos públicos del Ayuntamiento de Madrid es seguro que no hubieran hecho falta tantos. Quizás en su subida soñada al Olimpo de los dioses de la política internacional, esos que abarcan el orbe, levite por momentos y olvide que bajo sus pies hay un terruño del tamaño de una ciudad grande, pero una ciudad a fin de cuentas.
Dice borracho a las cámaras del programa de Wyoming que este titiritero es muy bueno. Luce su connivencia con la izquierda cada vez que tiene ocasión, si es posible el día de la Fiesta Nacional, en un acto de Estado, como él mismo dice, cuando menos debería….
Gallardón es el prototipo de liberal de corte izquierdoso, esos que no consideran la propiedad privada ni los derechos inalienables de los individuos aislados y sí en cambio los discursos vacíos llenos de elevados ideales que, por supuesto, jamás se cumplen y los diálogos entre partes mafiosas que reparten muy educadamente el botín de sus latrocinios.
Esta derecha modelada hace muy bien su juego. En estos momentos de grave crisis es lo que menos nos conviene. Pero eso a ellos les da igual.
No se puede pretender que cada acto de uno inaugure el mundo. Ni se puede concebir esperanza sin una conciencia clara de dónde venimos. Existe una inercia demográfica, moral, educativa, financiera, industrial, energética … a tener en cuenta. Todo muy ñamentable, desde luego, pero está ahí.
Fingir lo contrario conlleva el riesgo de sucumbir a la desesperación («sólo se vive una vez: me piro») o a la violencia («la culpa es de ése, pues que me pague el gas y ya puestos mato a su perro»).
Hay ideologías utópicas y hay otras más bien «ectópicas», fuera de lugar en unas determinadas circunstancias. Que se nos venga encima, por ejemplo, una oleada de peronismo y de proteccionismo no es en sí bueno ni malo. Es otro temporal que debemos capear, a ser posible algo mejor que el último…
No sé si lo he expuesto aquí ya. Estoy viviendo una situación típica de este sistema kafkiano y autodestructivo que sufrimos: como he trabajado duro y he ahorrado formando un pequeño patrimonio, osea, como he hecho bien las cosas, no tengo derecho a becas, ni ayudas para alquiler, ni paro, nada…
En donde estudio hay alguno con un curriculum comparable al mío, pero que se ha fundido todo lo ganado en juergas, viajes, divorcios… Otros muchos que nunca han producido un céntimo de beneficio para la sociedad. Pues todos ellos, los que lo han hecho mal y los que no han hecho nada tienen derecho a becas, ayudas para el alquiler, paro, subvenciones varias (si son mujeres en mayor cuantía), etc, etc…
Hasta los delincuentes salen de la cárcel cobrando el paro y con ayudas para «reintegrarse».
Conclusión: todo lo que puedo lo cobro en B, mi próxima empresa será foránea y como encuentre la manera de trasladar mi patrimonio a un lugar en el que no sea una carga les cuento un cuento…
Juano, la tuya es la historia de muchos. Lo que no entiendo es que la mayoría de ellos callen … o se adapten. Me alegra leer que tú no te limitarás a ser «padeciente».
El hambre es un magnífico incentivo para trabajar… 🙂
O no, Juano. Hoy en día es más «barato» delinquir … y más agradable solicitar una ayudicta al Estado. Trabajar? Eso no supone esfuerzo? Anda y que te dén!
Juano, totalmente de acuerdo. Pero la economía y la demografía mandan. Cuando llegó la CEDA, mejor dicho, tres ministros de ella, al gobierno, había como un 30% de paro. Algo tendremos que hacer con la marabunta de españoles subeducados en edad de trabajar.
Echarles de comer, por ejemplo. Enormes reverencias, señor.
Ha triunfado la falacia del esquema comunismo-socialismo-centro-derecha-nazismo. Y sostengo que es falaz porque en tal distribución del espectro político la filosofía del estado sin límites y todopoderoso es continua. Sólo cambia ligeramente el uso del poder, pero en el fondo es un rango socialista e intervencionista de lado a lado.
El esquema real es: dictadura-socialismo-derecha-liberalismo-anarquía.
El centro no existe. Es un concepto tan vacío que lo que hace veinte años era centro hoy se considera derecha recalcitrante. En el esquema falso no tiene cabida por la continuidad del mismo. En el segundo es una posición inalcanzable, pues buscar el término medio exacto entre dictadura y anarquía no es algo objetivizable de ninguna de las maneras.
El PP ha caído en la trampa del primer esquema. Y en el segundo se ha desplazado a la izquierda de una manera que sus principios teóricos debería habérselo impedido. A día de hoy es una opción política intervencionista, expansionista con las funciones del estado, socialista en su programa, formas y votaciones…
Gallardón no es un político de derechas que le caiga bien a los de izquierda. Gallardón es un socialista que milita tranquilamente y sin ningún problema en el PP de la misma manera que podría militar -sin que se notara el más mínimo cambio- en el PSOE.
Baja por este hilo, Juano.
¡Ten cuidado, Juano! Cuando vean que no tienes dinero recaudarán en especie, y tus papas y los peces pescados irán a la saca.
(*), cuando el pragmatismo está reñido con los principios, es el momento de dejar de lado uno de ellos. Los políticos tienen gusto por desechar los principios.
(*) Si allá donde el PP toca poder su política fuera de corte congruente con lo que en teoría representa, te daría la razón. Pero allá donde tocan poder, salvo una excepción, todo lo que hacen es de corte socialista puro y duro: reglamentos, subvenciones, corrupción, incremento del número de funcionarios, del déficit…. y así un larguísimo etcétera.
Por lo tanto la norma que siguen no da cabida al beneficio de la duda, desgraciadamente.
Durante la segunda república, cuando ya se olía la pólvora de octubre (“también mataron a mi abuelo”), se intentó el alianzamiento entre las civilizaciones de Lerroux, “republicana radical”, atractiva para un electorado de izquierda burguesa, que había templado ya sus aristas más radicales progres (entre ellas su ambiguo y violento anticlericalismo), y la de Gil Robles, llamada Ceda, un civilización ascendente de derechas.
Al aliarse cedistas y radicales lograban un modus vivendi transitorio que a ámbos resultaba rentable y los catapultaba a la poltrona. Y hacía mucha falta.
Y además era un acierto en el caso de Gil Robles, pues no existía , para abrirse paso, ninguna otra vía sino su coalición con algún partido de izquierdas más o menos tolerante, de momento (y, para lo que se estilaba entonces, no muy extremista). Mientras que, posiblemente, iba a ser un desacierto para Lerroux.
Sin embargo, fueron las bases de derechas las que, a coro plazo, no se lo perdonaron a Gil Robles, que fue considerado poco fiable, traidor a la causa monárquica y ligador de reales trompas.
Esa misma rigidez “ortodoxa” y conservadora ha seguido lastrando a católicos de derechas y conservadores, durante muchos años. No advirtieron entonces que había que aparcar tantos elevados ideales, monárquicos o de otro tipo, para entrar en el juego del poder y no correr el riesgo de acabar a merced de esos viscerales extremistas, en el fondo también antirrepublicanos, antidemócratas, antitodo, que tres años después visitarían sus hogares para asesinarlos.
Creo que los eufemismos son malos para la salud. Un liberal de corte izquierdoso es un socialista puro y duro.
Y en este país la derecha del PP es sólo nominal, ni siquiera modelada. Es socialismo puro y duro. En las próximas elecciones podremos elegir entre el partido socialista A y el partido socialista B, así de simple.
Sólo Esperanza Aguirre tiene gestos un poco liberales. Es el tuerto en el país de los ciegos. Porque hemos de admitir que en un análisis de congruencia no saldría muy bien parada tampoco. Démosle el beneficio de la duda y achaquemos sus «vicios» a tener que luchar en el sistema que sufrimos.
Vienen tiempos mucho peores de los que estamos «disfrutando» y los políticos que dicen representarnos no van a sacarnos del agujero. Más bien al contrario, nos enterrarán más en él.
Por de pronto yo he plantado papas, millo y me he comprado una buena caña de pescar. Prefiero confiar en mi capacidad para paliar el hambre que esperar que los tecnócratas hagan algo para llenar mi plato… Por ahora es lo más moderado que puedo hacer 😀