La envidia es un mecanismo psicológico que probablemente evolucionó en reducidos grupos de cazadores-recolectores (o antes incluso) para impedir que surgieran liderazgos no basados en el mérito. Hoy, en unas sociedades masificadas en las que nadie conoce de verdad a nadie, sirve para que los menos meritorios alcancen el poder. Y Robin Hood no sirve a los pobres, sino a los nuevos ricos del cuento.
Germanico
No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.