Almodóvar y la familia alternativa

El director español, Pedro Almódovar. | Reuters

Pedro Almodóvar ha formado su propia familia, de la que probablemente se sienta orgulloso. Afirma que “durante más de 20 años en el cine la familia ha estado compuesta por un grupo de personas y un ser que conforma el núcleo central al que aman y con el que interactúan independientemente de si el grupo está compuesto por travestis, padres separados o transexuales”: En la llamativa, posmoderna y alternativa familia almodovariana, , han entrado y salido miembros (no se lea esto último en términos sexuales), pero el núcleo central, el ego (léase como término antropológico), el mismo Almodóvar, ha permanecido, algo más viejo, algo más cansado, acaso algo más triste, tras su máscara ocasional (para las ocasiones, cuando no está entre los bastidores) de júbilo. Su éxito en el cine, le ha permitido convertirse en “una especie de Dios”, tal como él mismo admite. Es posible que al reconocer esto a lo que se esté refiriendo no es a que tenga un poder directo sobre las vidas y sobre los cuerpos de los demás, sino al poder jupiterino de lanzar rayos, que toma en su caso la forma de la expresión artística cinematográfica.  “El privilegio del cineasta” es, a su juicio, “poder decir: así pienso, así veo la vida”. Sus rayos son los memes que lanza desde las alturas de su cine a la sociedad, a través de sus personajes. Uno de esos memes es que “existen familias diferentes”, y que  “hay millones de personas que viven de manera diferente del modelo impuesto por la Iglesia”. Esas familias son superfelices o, de ser desdichadas, no lo son más ni menos que cualquier otra. La familia digamos original resulta ser un modelo impuesto por la Iglesia, no algo natural que la Iglesia, en todo caso, santifica.

 Supongo que Almodóvar es lo más parecido a un dios en un mundo sin dioses y a un referente en una sociedad sin valores. Tiene un influjo notable en mucha gente, y aunque otra tanta le rechace, puede vivir de espaldas a los últimos o incluso enfrentado a ellos. En el caso que nos ocupa, las declaraciones del cineasta a un periódico alemán, lo que hace Almodóvar es defenderse atacando. No le basta con decir que existen diversas formas de convivencia y cohabitación no familiares, o pseudofamiliares. Sugiere que lo que escoge prácticamente todo el mundo sin pensarlo demasiado es una imposición de la Iglesia y que las otras maneras de convivir y cohabitar, debidamente santificadas laicamente por alguna divinidad -acaso él- tanto montan y montan tanto.

Lo más probable es que no comprenda que él, como dios que vierte su arte, su fortuna y sus bendiciones a numerosas formas de unión, tiene a su alrededor el inevitable séquito de palmeros que acompañan siempre a ese “poder” sobre las almas (y a la postre sobre los cuerpos), se le llame al mismo familia o de cualquier otra forma. Los lazos biológicos han sido sustituidos por el puro interés o, quizá en algunos pocos casos -sería deseable- por una admiración y afecto genuinos que no pueden ir mucho más allá de la relación de pareja o de la amistad.

Benedicto XVI tendrá que reconocer, si no lo ha hecho ya, no que “existen familias diferentes”, como dice con indisimulado rencor Almodóvar, sino que muchas personas no forman familias, no se unen en matrimonio a otra persona del sexo contrario con la perspectiva de crear un marco para su futura descendencia y que, de entre ellas, algunas tienen una nostalgia de la familia y buscan un sucedáneo más o menos parecido, más o menos satisfactorio.

Porque la familia tira mucho.

 

 

Germanico
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No hay aprendizaje sin error, ni tampoco acierto sin duda. En éste, nuestro mundo, hemos dado por sentadas demasiadas cosas. Y así nos va. Las ideologías y los eslóganes fáciles, los prejuicios y jucios sumarios, los procesos kafkianos al presunto disidente de las fes de moda, los ostracismos a quién sostenga un “pero” de duda razonable a cualquier aseveración generalmente aprobada (que no indudablemente probada), convierten el mundo en el que vivimos en un santuario para la pereza cognitiva y en un infierno para todos, pero especialmente para los que tratan de comprender cabalmente que es lo que realmente está sucediendo -nos está sucediendo.

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6 comentarios

  1. “hay millones de personas que viven de manera diferente del modelo impuesto por la Iglesia”.
    Sí, impuestísimo, tan impuesto que hay millones de personas que viven de manera diferente sin que nadie les haga nada…

  2. Una hipocresía que denuncia hipocresías, Javier. ¡Sin duda un paso más en la evolución del engaño y el autoengaño en nuestra especie!

  3. Es lo que tienen los individuos que están por encima del bien y del mal… Que pueden decir estupideces como ésta y sus seguidores le jalean y adoran.
    La familia es la familia – como dice mi padre – lo otro serán otras formas de relación (totalmente aceptadas en la sociedad). De sus declaraciones siempre se ha desprendido un tufillo de rechazo de la familia tradicional pero luego se quieren equiparar a ella.
    Hipocresía diría yo.

    Un saludo

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