Resulta difícil convencer a un escéptico. Su incapacidad para la certidumbre lo convierte en un individualista. Si por un momento nace en él una fe en sí mismo, en su individualidad y en su incredulidad, raramente esta le moverá a agruparse con otros. Su pasión se extingue tras un primer fogonazo fulgurante. Es difícil de imaginar una sociedad escéptica. Hay, no obstante, grados de escepticismo, y, lo que es más importante, escepticismos diversos. Del escepticismo pirrónico, digamos clásico, al escepticismo científico moderno hay un gran salto, no únicamente temporal. Entre suspender el juicio filosófica y vitalmente -lo cual lleva de la especulación a la inoperancia- y atenerse a las pruebas que proporcionan la naturaleza y la comprobación experimental, lo cual supone un curso de acción, hay un abismo que impide considerar ambos escepticismos la misma cosa. En cualquier caso ni siquiera el más activo de estos escepticismos puede rivalizar con la fe, que mueve montañas, montañas de fieles que encuentran cobijo, fraternidad, fuerza, apoyo, confirmación, destino, futuro y sentido en comunión con su religión y sus correligionarios. Ni la mejor de las razones es capaz de hacer dudar a quien tiene en su fe un cimiento sólido para su supervivencia y su ilusión de vivir. Vivimos, no obstante, en una época de transición de las creencias. Estas se niegan a desaparecer ante el avance de la ciencia, porque están profundamente arraigadas en la naturaleza humana. Ocurre con la fe como con el lenguaje o la moral (Chomsky y Hauser): parece tener un sustrato innato a partir del cual se desarrollan las diversas religiones y creencias en las distintas culturas y épocas. La ciencia además, en su avance espectacular, no ha resuelto todos los misterios del cosmos, ni remotamente. Algunos creen, no sin razón, que ha generado más dudas de las que ha resuelto. Imaginemos un pequeño círculo en medio de un plano infinito, llamémoslo conocimiento humano. Pues bien, conforme el círculo se expande lo hacen las fronteras con lo desconocido. A mayor círculo mayor frontera, mayores los frentes de ignorancia. Resulta apropiado ser también ligeramente escéptico con la propia ciencia. Así, el verdadero científico, duda hasta de lo que ha comprobado cien veces, porque no se trata solamente del hecho o circunstancia en sí, sino de su explicación profunda y de todas sus posibles implicaciones. Hablo del verdadero científico porque los hay que se sirven de lo que se va sabiendo, o se cree ya sabido, para defender causas de forma muy convincente, por muy convencida. Creen firmemente –hagamos una caricatura no demasiado grotesca- en una ciencia consensuada, que sigue un curso firme, que no tiene en su interior apenas dialéctica o confrontación de ideas, que no tiene fisuras ni contagios por ideologías. Y creen que esta demuestra de forma fehaciente e incontestable ciertas verdades, con cuya aceptación uno debe replantearse todo lo pasado y reestructurar su psique para un nuevo mundo sin fe.
Una actitud bastante más escéptica que esta, por tanto menos beligerante, y por tanto quizás con menor repercusión, pues no despierta las pasiones crédulas de los creyentes renegados, mantiene nuestro invitado de hoy, Michael Shermer. A diferencia de científicos y pensadores como Richard Dawkins o Sam Harris, Shermer cree moderadamente en su escepticismo, y procura divulgarlo. Es posibilista y busca a los que son susceptibles de ser guiados desde el terreno inestable de la duda no metódica al método, que a fin de cuentas no otra cosa es la ciencia. Su trabajo toma forma, entre otras muchas cosas, en la Revista Skeptic, de la que es fundador y editor.
Es además autor de varios libros de divulgación científica, en los que aborda temas tan variados como la economía evolucionista, la moral, la vida y obra de Alfred Russel Wallace, las diversas supersticiones que padecemos o el Diseño Inteligente.
El Doctor Shermer ha tenido la amabilidad de concedernos una breve entrevista a Mary White y a mi.
En inglés:
1. What is the difference between today’s skepticism an that of ancient Greeks and Romans?
Our skepticism is grounded in science and empirical testing, rather than based on philosophical disputation. Reason and logic are important in the development of an idea or argument, but at some point you need to come into contact with the real world and go out into nature to see if she matches your theoretical models. In this sense, skepticism is just science, and scientists are skeptics.
2. Do you think a new, activist (and maybe intellectually aggresive) skepticism is needed in our days?
Skepticism should be active and involved in the biggest debates and controversies of our time, but I wouldn’t use the word “aggressive” because that sounds too confrontational for confrontation’s sake. We just want to understand how the world works. That is our mission. Of course, there are times when pseudoscience and superstition themselves become overly aggressive, as when they attempt to change public policy, political decisions, or economic policy, and in that case we do need to stand up to nonsense, such as here in America and in the UK and elsewhere when creationists want to have their nonsense doctrines, grounded in biblical literalism, forced upon school children.
3. Do you think religiousness is innate to human beings and impossible to animals?
I think that we are pattern-seeking, storytelling primates who practice what I call “patternicity,” or the tendency to find meaningful patterns in meaningless noise. We evolved the tendency to assume that all patterns are real because making a Type I error (a false positive) is relatively harmless (assuming that the rustle in the grass is a dangerous predator when it is just the wind), whereas making a type II error (a false negative) is very dangerous (assuming that the rustle in the grass is just the wind when it is actually a dangerous predator and eats you for lunch. Therefore, the default position is to assume that all patterns are real, and have agency and intention (the intention is to eat me!), and that is the basis of animism, spiritism, polytheism, and monotheism. Patterns with intention and agency are sometimes perceived to be gods or God, and thus we naturally believe them. Animals also make Type I errors, but they do not have the symbolic language and cognitive capacity to label them as gods, and so they do not have religion.
4. In your opinion, what does the Intelligent Design mean from a scientific point of view? And from a sociological one?
ID is not science in any way so it is meaningless from a scientific perspective. When they come up with some testable hypotheses then we can test their theory. Until then, it is purely sociological.
5. In one of his essays, the philosopher Emil Cioran wrote pesimistically about the Skeptic and about the Barbarian. Do you think the Skeptic can prevail over the Barbarian?
Of course, or else I would not be publishing Skeptic magazine! I think we are making a difference. We are after the “undecided voters” so to speak. That is, we will probably not change the minds of true believers, and we have already convinced fellow skeptics, so it is that vast middle ground of people who are not sure what to think about this or that mystery, and we provide them the tools for how to think about weird things.
6. Is the State a new god, or perhaps the new God? Or rather people’s opium, as Marx pointed out?
In many ways the state is a god-like entity, an intentional agent who runs the world from the top-down, a puppet-master controlling our lives. That is what most people believe, and it is another myth. Governments cannot do what people think they can. They are not gods.
7. What are your beliefs?
Politically I’m a libertarian: I’m fiscally conservative and socially liberal. Religiously, I’m a nonbeliever. But I do believe in science and reason and progress.
En español:
1.-¿Cuál es la diferencia entre el escepticismo de hoy en día y aquel de los antiguos griegos y romanos?
Nuestro escepticismo se basa en la ciencia y en las pruebas empíricas, no en la discusión filosófica. La razón y la lógica son importantes en el desarrollo de una idea o un argumento, pero en algún momento necesitas entrar en contacto con el mundo real y salir a la naturaleza para ver si coincide con tus modelos teóricos. En este sentido, el escepticismo no es más que ciencia, y los científicos son escépticos.
2.-¿Cree usted que un nuevo, activista (y quizás intelectualmente agresivo) escepticismo es necesario en nuestros días?
El escepticismo debe ser activo e involucrarse en los más grandes debates y controversias de nuestro tiempo, pero yo no usaría la palabra «agresivo», ya que suena demasiado a enfrentamiento por el bien del enfrentamiento. Sólo queremos entender cómo funciona el mundo. Esa es nuestra misión. Por supuesto, hay momentos en los cuales la pseudociencia y la superstición en sí mismas llegan a ser excesivamente agresivas, como cuando intentan cambiar las políticas públicas, las decisiones políticas o la política económica y, en ese caso, tenemos que hacer frente al absurdo, como aquí en América y en el Reino Unido y en cualquier otro lugar cuando los creacionistas quieren que sus doctrinas sin sentido, basadas en la literalidad bíblica, sean impuestas a los niños en los colegios.
3.-¿Cree usted que la religiosidad es innata en los seres humanos e imposible en los animales?
Creo que somos buscadores de patrones, primates contadores de historias que practican lo que yo llamo «patronicidad», o la tendencia a encontrar patrones significativos en un ruido sin sentido. Ha evolucionado en nosotros la tendencia a suponer que todos los patrones son reales, porque cometer un error de tipo I (falso positivo) es relativamente inofensivo (suponer que un susurro de la hierba es un peligroso predador cuando es sólo el viento), mientras que cometer un error de tipo II (un falso negativo) es muy peligroso (suponer que el susurro de la hierba es sólo viento, cuando en realidad es un peligroso predador que te come de almuerzo). Por tanto, la posición por defecto es asumir que todos los patrones son reales, y tienen un agente y una intención (¡la intención es comerme!), y esta es la base del animismo, del espiritismo, del politeísmo y del monoteísmo. Los patrones con intención y agente son a veces percibidos como si fueran dioses o Dios, y por lo tanto, de forma natural creemos en ellos. Los animales también cometen errores de tipo I, pero no tienen el lenguaje simbólico ni la capacidad cognitiva para etiquetarlos como dioses, por lo que no tienen religión.
4.-En su opinión, ¿qué significa el diseño inteligente desde un punto de vista científico? ¿Y desde uno sociológico?
El Diseño Inteligente no es ciencia en modo alguno, por lo que carece de sentido desde una perspectiva científica. Cuando presenten algunas hipótesis comprobables entonces podremos poner a prueba su teoría. Hasta entonces, es puramente sociológico.
5.-En uno de sus ensayos, el filósofo Emil Cioran escribió en términos pesimistas sobre el escéptico y el bárbaro. ¿Cree usted que los escépticos pueden prevalecer sobre los bárbaros?
Por supuesto, ¡o no estaría publicando la revista Skeptic! Creo que estamos marcando una diferencia. Vamos detrás de la «votantes indecisos», por así decirlo. Es decir, probablemente no cambiemos la mente de los verdaderos creyentes, y ya hemos convencido a los que son escépticos, así que vamos a esa inmensidad de personas intermedias que no están seguros de qué pensar sobre tal o cual misterio, y les proporcionamos las herramientas para saber cómo pensar sobre las cosas misteriosas.
6.-¿Es el Estado un nuevo dios, o quizás el nuevo Dios? ¿O más bien el opio del pueblo, como señaló Marx?
En muchos aspectos el estado es una entidad parecida a un dios, un agente intencional que recorre el mundo de arriba abajo, un maestro titiritero que controla nuestras vidas. Eso es lo que la mayoría de la gente cree, y es otro mito. Los gobiernos no pueden hacer lo que las personas creen que pueden. No son dioses.
7.-¿Cuáles son sus creencias?
Políticamente soy libertario: Soy fiscalmente conservador y socialmente liberal. Religiosamente, soy un no creyente. Pero sí creo en la ciencia, la razón y el progreso.
Rojirigo, es cierto que «todos somos muy escepticos y todos somos muy creyentes, solo que de diferentes cosas», pero hay personas que creen cosas fáciles de creer y nada relacionadas con la realidad y no creen en cambio otras para cuya percepción se requiere una búsqueda más atenta, pero que están ahí.
E, siempre hay un amplio terreno entre los núcleos duros de cualquier cosmovisión. Ahí se puede interaccionar suavemente. Lo que uno nunca podrá hacer es ceder en ciertos puntos, digamos más de frontera íntima, sin dejarse conquistar, sin destruir con ello su identidad dentro del juego social y sin condenarse al ostracismo por herejía de algún grupo. Recuerdo en ese sentido dos posturas políticas frente a las negociaciones, la de Aznar y la de ZP. Aznar tenía unos principios inconmovibles. ZP decía: tengo estos principios, pero si no te gustan tengo otros, como Groucho.
Creyentes hay muchos, y de muchos estilos y talantes. Los peores son los que dicen creer totalmente y los que dicen no creer en absoluto.
Sí, la verdad es que estoy de acuerdo con E.
De acuerdo con casi todo (excepto el progerío social del que hace gala) y su postura antirreligiosa. De hecho, él mismo es religioso: «But I do believe in science and reason and progress.» Siempre me han hecho gracia estas declaraciones de ateos jejeje!
Errata:
«…el mostrarse tolerante y acogedor con los de “fuera” DA un buen tono de “apertura…»
A veces en otros foros, he creído advertir una cierta tensión mal contenida en los agnósticos cuando ridiculizan a los creyentes. Como si la actitud de éstos les cosquillease el ánimo con inoportunos problemas de última hora.
Tal tipo de incrementes presumen todos de su superioridad intelectual por no creer y hasta van por la vida de inteligentes que ya están de vuelta de todas las ilusiones infantiles, pero la actitud de aquellos a quienes desprecian y de-precian por creer y tener convicciones –que desde su lúcido punto de vista sobre el universo deberían resultarles unos inocuos y estúpidos ilusos, y así lo dejan entender- parece desestabilizarles en sus vacías inseguridades de laboratorio. Quién te ha visto y quién te ve, Bueno…
Todo proviene de haber amueblado su mente con escaso y raquíticos parámetros lógicos, confundiendo el rigor con la pobreza de campo. Hablar aquí de fe exigiría desmontar metódicamente tantos estratos de autocomplacencia «culta» que casi mejor lo dejamos para mi próximo contrato. Muchos seguirán positivamente interesados en no entender. Ya adelanto que la fe no tiene nada que ver con esto: «mueve montañas, montañas de fieles que encuentran cobijo, fraternidad, fuerza, apoyo, confirmación, destino, futuro y sentido en comunión con su religión y sus correligionarios. Ni la mejor de las razones es capaz de hacer dudar a quien tiene en su fe un cimiento sólido para su supervivencia y su ilusión de vivir.»
No chatos, eso es el Líverpul. La fe se parece más bien a esto.
Es de agradecer el tono, Germánico, así como el talante, genunamente liberal, moderado, lúcido y abierto. De religión, ni idea, pero gracias.
Por mucho que se hable de tolerancia y de respeto a las creencias del otro, hay grupos, los grupos más fuertes y activos, que excluyen solapada pero radicalmente al resto y les niegan el pan y la sal. Educación de la ciudadanía, versión George Romero.
Diríase que, para tales mentalidades, ser creyente es lo peor que se puede ser. No pueden evitar atribuir al interlocutor creyente una mentalidad infantil, arcaica, mágica y poco informada por “la razón”.
Por otra parte, el mostrarse tolerante y acogedor con los de “fuera” de un buen tono de “apertura” y de no compromiso demasiado cerrado con ciertos aspectos menos aceptables del propio clan.
De hecho, la tolerancia aparente –a conservadores, socialistas o extodistas…- sirve para solapar la real intolerancia en aspectos más serios. Dar acogida a los semejantes-pero-creyentes parece comprometer en otro sentido más interno al grupo y podría suponer el peligro de favorecer una concurrencia demasiado contrastante dentro del mismo campo de intereses.
A veces, uno no sabe qué pensar. Cuando no hay explicación, es la envidia. Envidia hacia la libertad de espíritu del otro, que provoca reacciones de resentimiento…
¿Síndrome de Estocolmo?
Existe una secreta intención de ganarse a los del otro lado … con el consiguiente cachondeo. Como con los parvenus sucede, el reconocimiento de los adversarios en posesión de vigencias político culturales se cree de buen tono.
Hay que ser inmensamente abierto sin esperar la misma actitud en los demás.
Hay mucho esnobismo, en esto y en otras cosas.
Sucede como si cada uno se sintiera inseguro ante la seguridad con que el otro mantiene, aparentemente tal vez, su convicción; y esto desazonase hasta la crispación e incluso la descortesía.
Y así, cualquiera confía en la democracia. Esto dan de sí nuestros universitarios con el estómago lleno, y ahora esperen a la chusma…
En EE.UU. la definición típica de «libertarian» (liberal, para nosotros) es «fiscally conservative and socially liberal». Es así porque, como regla general, allí los conservadores tienden a ser no intervencionistas en lo económico y los progresistas («liberals») a no ser intervencionistas en relación con las libertades personales. Con todo, la definición es simplista. Conservadores intervencionistas en lo económico hay unos cuantos (Bush, sin ir más lejos) y progresistas intervencionistas en lo personal también hay unos cuantos (Pelosi, sin ir más lejos).
Mas deacuerdo no puedo estar. Es igual al comentario que dijiste la otra vez que no estas en contra de la religion sino de los comportamientos totalitarios escudados en cualquiera de sus formas sea religiosa, politica, cientifica,etc.
Esceptisismo absoluto ó nulo totalmente, no creo que exista. Nuestra estructura mental, cultura, lenguaje, analisis causal, analisis descriptivo y nuestra interpretación de la realidad, siempre definiran tendencias en la ponderación de nuestras verdades relativas al punto de dudar mucho de unas y tener creencias fuertes en otras. Todos somos muy escepticos y todos somos muy creyentes, solo que de diferentes cosas
La medida que usamos en la ponderación de verdades relativas, consiste en determinadas caracteristicas como su economia, aplicación, correspondencia con la realidad, logicas digeribles, afinidad y muchas veces aunque no siempre, debido a nuestra dependencia de aceptación social en un grupo: El patrocinio de un consenso sea religioso, politico o cientifico.
Muchas veces tenemos la creencia que el metodo cientifico es el único capaz de justificar una verdad absoluta, pero se tiende a ignorar muchas veces que entre mas sabemos mas grande la frontera de lo que conocemos, como dijiste y sabemos que hay mucho mas de lo que no sabemos(jeje sono chistoso y poetico), y en este punto en especial es donde el cierto grado de subjetividad permite que se interprete una misma realidad con ideas totalmente opuestas y validas para su grupo particular. Claro que tambien identifico que determinadas ponderaciónes comparten cada vez mas y mas objetivos en común asi como ciertos principios, pero es claro que existen cosas que nunca se podran acordar entre creencias por su dificultad experimental (ya sea de hacer el experimento o interpretar los resultados del mismo) algunas tal vez se puedan pero otras tal vez no como: teoria de cuerdas vs bucles, dios vs no dios, teodacia, el sentido de la existencia, liberalismo perfecto.
Ijon, eso es suponer … espero que tengas razón 🙂
Si, ya que se declara fiscalmente conservador.
Ojo, que en los USA un «liberal» es lo que aquí llamamos progre. Él matiza lo de «socialmente liberal» porque estará a favor, por ejemplo, de los matrimonios homosexuales, pero en contra de montar un sistema público de sanidad tipo europeo. Supongo.
Claro que en el contexto político estadounidense eso no está tan claro….
Supongo que entenderá que cada cual haga lo que le plazca siempre y cuando no se dedique a meter el dedo en ojo ajeno. O algo así.
Me gustaría saber qué entiende él por «socialmente liberal» en el contexto de «soy libertario».
Por lo demás, comparto casi todo lo que dice.