Jesús de Nazareth presenta la dimisión

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© Christian Berger

El primero: «En la II Guerra Mundial no se gaseó ni a un solo judío … nunca hubo cámaras de gas»

El segundo: «La homosexualidad es una enfermedad curable y el huracán Katrina un castigo de Dios por los pecados de los habitantes de Nueva Orleáns»

Jesús deja una nota: «No conteis más  conmigo para vuestro circo!»

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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9 comentarios

  1. Los que mas hablan del papel de la iglesia en la Guerra Mundial son los descendientes de aquellos que en 1940 actuaron de quinta columna (sabotajes de tanques, de la produccion de aviones, llamamientos a la desercion) para ayudar a los aliados nazis de Stalin.

  2. Gaspar, la Iglesia es falible, sí, el Papa también, menos cuando habla «ex catedra» sobre asuntos de fe y costumbres. sobre materia grave, es decir, importante. ¿Qué dogma ha «variado» con el tiempo? ¿Cuántas veces o cuándo ha hablado ex-catedra el Papa? Pues no recuerdo la última vez, o mejor dicho, creo que la última fue en 1950 sobre la Asunción de Virgen María.
    Todo lo demás es opinable dentro del respeto y autoridad que tiene.
    Otra cosa es que cuando dos personajes de la Iglesia opinan algo tan esperpéntico como lo criticado en el chiste, cuando yo lo oigo me doy cuenta que habla el personaje no la Iglesia en su conjunto y que, sólo con muy mala fe, puede hacerse extensiva esa opinión desproporcionada (en ocasiones desquiciada) a toda la Iglesia o al postura oficial de la misma.
    Pero así está el patio, los pecados de uno recaen sobre el conjunto y sus virtudes parece que sólo lo santifican a él en este circo mediático de despropósitos.
    Un saludo.

  3. Corrijo pues puede dar pie a mal interpretarse lo que dije: Todo dogma de fe declarado no ha sido cambiado nunca en la historia de la Iglesia. Tal como lo expuse da pie a conflicto si metemos los dogmas que se han ido declarando con el tiempo.

  4. «La Católica es una iglesia que reconoce que es falible, que sus miembros somos falibles, por eso es tan grande la capacidad humana de perdonar, por eso es tan importante el perdón».

    Menos el Santo Padre, que es infalible en cuestiones de fe, aunque estas varíen a lo largo del tiempo.

    ¿No es así, amigo Pablo? 😀

  5. Creo que el Vaticano dejó bien clara su posición al respecto del Holocausto y de la homosexualidad. No entiendo por qué la Iglesia Católica tiene que estar justificándose continuamente. Es más, no entiendo que deba justificarse ante quienes no forman parte de ella. La Católica es una iglesia que reconoce que es falible, que sus miembros somos falibles, por eso es tan grande la capacidad humana de perdonar, por eso es tan importante el perdón.

    Es más, leí por algún sitio en que Benedicto XVI condenaba la Shoah y afirmaba que el pueblo judío son «nuestos hermanos mayores», como pueblo de la primera alianza. Y estoy de acuerdo.

    Sobre lo otro: sólo decir que los grupos humanos nos dotamos de normas. En el caso de la religión, a parte de normas hay dogmas. El dogma cristiano sobre la familia y las relaciones de pareja es de sobra conocido (es más, es herencia directa del judaísmo). Poco más queda por decir.

    Un saludo.

  6. Me parece muy bien que ese humorista ejerza de humorista, pero mientras acaten la ley, todos esos señores enmucetados, que son personas, por cierto, tan falibles como los demás, tienen derecho a sus opiniones. Igual que Buttiglione, vetado en la UE por ser católico.

    Y la homosexualidad, de enfermedad no tiene nada. Su única problematicidad es que una personalidad homosexual puede llegara ser “egodistónica” y no estar de acuerdo con su tendencia y entonces resulta conflictiva para sí mismo en esta sociedad occidental, y se siente a sí misma “incómoda”, pues además de todos los problemas de identidad y de instauración de comportamiento que cada uno tiene que resolver, encuentra el homosexual un coeficente de problematicidad en la contradicción entre lo biológico y lo psíquico (que por otra parte no se da siempre p.e. si la tendencia procede de un exceso de virilidad vuelta hacia sí misma) y en el “hecho social” de adoptar una identidad y una imagen que notados los grupos sociales e ideologías aceptan o que, aun en principio aceptándola, pueden utlilizar estratégicamente como un arma (dentro de colectivos políticos o religiosos, concursos y cooptaciones varias).

    Ahora bien, es elevada la proporción de señores homosexuales que además y en relación con sus inclinaciones presentan una personalidad infantil, neurótica, poco adaptativa o de trato conflictivo. Y eso es un hecho. No quiere decir que sean “enfermos” sino que ser homosexual es jodido, tan jodido sino más como ser hétero, célibe o haber sido precozmente castrado (O sea, ZP: ¿por qué no nos enseña a las hijas? -Es una broma, perdón, perdón-).

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