Milady,
Mañana por la noche cenaré por primera vez en estas fechas alejada de mi señora y el calor del hogar. Esta temporada en el exilio me ha hecho reflexionar, pero nunca tanto como ahora, en Navidad.
Dice el dicho que a río revuelto, ganacia de pescadores. Como sabéis, el «río» anda muy revuelto en estos tiempos: la situación económica va de mal en peor, y de peor en desastrosa. La incertidumbre destruye. Toca vacas flacas, pagamos excesos, malas conductas, malas políticas, malos políticos… y evidentemente la peor parte se la llevan quienes tenían sus vacas ya flacas. Pero eso no es todo, mi señora. Estamos en tiempo de crisis de valores. El Vaticano no se muerde la lengua como debería, rectifica tan a destiempo como una princesa que no reconoce que le han cambiado la cara para ocultar su anorexia, los mensajes son confusos. Y si quienes deberían guiar no son claros, no se puede esperar que los de a pié vean la luz, ni siquiera un resplandor.
Ya nadie tiene claro qué es el liberalismo, qué libertad defiende, y eso se percibe en especial en la contundencia con la que todos afirman tener la definición, el criterio y la prueba. Pero, milady, cuando me acerco al mercado, cuando hablo con la gente sin una formación como la que me habéis proporcionado, que son las personas verdaderamente relevantes, porque es la mayoría votante, es la masa manipulable, la que vota al que te da 5 aunque por detrás te quite 10, al que te arrebata tu capacidad de decidir, ese pueblo informe sin carácter en que nos hemos convertido (¿tal vez siempre lo hemos sido?) tiene una idea del liberalismo deformada, alejada de lo que los círculos de intelectuales más o menos mediocres, más o menos ramplones y acomodaticios, proclaman.
La libertad cercenada en su propia definición, manoseada por quienes son esclavos del poder, yace hoy a los pies de los niñatos antisistema que buscan apropiarse de las rentas de los otros, las feminazis malfolladas, la derechona impotente, la izquierda trepadora ensoberbecida por un poder conseguido con muertos sobre la mesa, unos intelectuales ignorantes, mediocres, prestos a decir lo que sea menester a cambio de una asesoría, un carguito, una subvención, o un premio.
Mientras tanto, los outsiders, los exiliados, los que mantienen su independencia van cayendo uno a uno en el desánimo y el hartazgo. Como Diencéfalo, que se despide regalando una peseta de Nyman para sus lectores. Triste. Cuando miro a mi alrededor reconozco a mis afines por ese brillo en la mirada de quien piensa «Un día me voy de aquí y me desaparezco«. Tal vez por eso mis cartas son tan escasas, Milady. Estamos en tiempo de vendaval por estos lares, las caretas se caen, los decorados de cartón-pluma también. Lo que hay detrás es la cruda realidad: miseria intelectual, ciencias de todo a 100, vagos y maleantes.
Que se vaya de una vez este 2008. Preparemos en silencio el 2009, y hagamos acopio de aceite para mantener nuestras lámparas encendidas.
Siempre a vuestro servicio,
María Blessing
Pues querida Marìa, permítame, por favor, un casto pero entrañable abrazo.
Me siento identificado con lo que escribe; y con lo no escrito, pero intuído, también.
2009 no tiene porqué ser mejor que el 2008; y haremos bien en no pensar lo contrario.
Por cierto y a cuenta del difunto 2008: ¿quién resucitó al equivocado Keynes? y ¿quiénes recuerdan al paradigmático FD Roosevelt cómo si fuera una meiga mágica rediviva que pacta con el diablo resucitar una economía moribunda?
Y liberal ¿pero es que queda algún liberal que sea capaz de decir muy alto y con fortaleza que ese es el peor camino para salir de la crisis como la aplicación del keynesianismo mostró en el primer tercio del siglo XX?; ya sé; hace falta osadía para decir las verdades del barquero; señores políticos: ustedes mangonearan más, pero no solucionarán el problema si no es dejando que sea la sociedad civil la que ponga a cada quién en su lugar.
A pesar de lo dicho, brindemos por un año 2009 en el que ‘desdeelexilio’ siga siendo pionera en verdad y libertad.
Antes de que desaparezca, ahí la dejo.
¿Cómo el hombre actual, acosado de vacío y de montajes falaces, no busca alguna salida a su modorra vital y recupera la inocencia en la mirada? Porque recuperar la inocencia es eso, romper el cerco de lo falso. Y la belleza, aunque es ficción, no es falsa, mientras que la economía y la política, que son realísimas, son mentiras y fautoras de grandes mentiras cuya vigencia puede durar siglos.
Y a través de la belleza de todo, que por todas partes sale al encuentro, hasta en lo supuestamente horrible, se puede encontrar lo más verdadero, lo más genuino, lo más seguro, lo definitivo que no cansa, en el bello balbucir de las cosas. Que, bien miradas, dejan de ser trastos obscenamente perdidos de sí y entre sí mismos para volverse cifras de un enigma
Y con estas cifras o teselas de dignificado, se puede recomponer el mundo roto y encontrarse en él, o sobre él, con lo infinito, mas para ello hay que perderle el miedo a la otredad (una para J. Valls): a lo distinto
Y perderle el miedo a lo desconocido en nosotros y abrirse a la aventura de ser más. Dejando de ser lo que se era pero aburría sin esperanza.
La esperanza es posibilidad de ser de nuevo y en novedad de realidad recuperada., pero amplificada, definitivamente ganada, libre del acoso de las cosas, que solo son fragmentos de otras cosas y, todas juntas y superadas, algo mas que eso.
La historia del ser humano es la búsqueda invencible de la paz, la libertad y la belleza. Desde las oscuras cavernas con oscuros seres hasta hombres y mujeres pálidos y con teclados en sus manos. Se inventó la justicia, los jueces, las leyes. Se inventaron los líderes, los consejeros. Se inventaron los reyes que no eran dioses. Se inventó la piedad, la justicia, la bondad. Se inventó la democracia, también el sufragio femenino, se abolió la esclavitud. Se inventó el principio de transparencia, se reconocieron los derechos de expresión, manifestación, reunión. No hay nada y nada habrá que impida este camino invencible, más o menos rápido, más o menos lento. En cada paso hay que luchar, a veces se dan algunos pasos atrás, que cuesta recuperar. Pero, al fin, el ser humano busca su esencia. El día de la libertad y la justicia, quizá no llegue limpio a nosotros, quizá no a nuestros hijos. Pero a nuestros nietos o a los nietos de nuestros nietos, sí. Llegará y eso es, sencillamente, inevitable.
¡Felices fiestas!
¿Habrá sido el renacer liberal no más que un espejismo?
Espero que no, contra toda evidencia, porque lo otro sólo lleva a división, a la pobreza y a la guerra, en sus distintas pero siempre destructivas formas, en sus distintos pero siempre destructivos socialismos. ¿Puede uno exiliarse a un limbo razonablemente confortable desde el que observar el declive y decadencia de las sociedades humanas? Lo dudo.
Caramba, Doña Maria, la noto un pelín «quemada», si me lo permite.
Y no es que le falten motivos, creo yo. De hecho, si hacemos caso a lo que dice la prestigiosa intelectual (y experta nutricionista a tiempo parcial), Dª Celia, más que aceite vamos a necesitar para nuestras lamparas un par de centrales nucleares…
Yo es que soy muy facha… pura derecha cavernaria en envase XXL… por lo que puedo prmitirme el lujo de decir que, si por mi fuera, no dejaría votar a todo el mundo. Si alguien no sabe leer implica que no puede haber leído un programa de un partido por lo que el día de las elecciones mejor se va de picnic porqu votar no le dejaría. Y este es un primer caso, no sigo porque me denuncian…
¡¡ Cómo me pone la Blessing !! Ese tonillo medieval… tremendo.
Felices fiestas indigestas