Hace meses los buscaba en los sanatorios para enfermos mentales, infiltrándose de modo que pudieran conocer los síntomas del paciente. La última ha sido Rania Al Ambaki, a la que su propio marido y demás familia, ató la bomba a la espalda (que era accionada por control remoto) y después la esposó a la puerta de un control.
A la chica, que tiene un bajo cociente intelectual, le hicieron creer que el chaleco suicida era un remedio para el dolor de espalda.
Je, Ijon, eso también… porque no lo he visto publicado en ningún medio español. Eso sí, la noticia de que un reportero ha tirado unos zapatos a Bush mientras lo llamaba perro lo recoge El País en portada…
Y el silencio cómplice de los medios de desinformación masiva (esto es, todas las cadenas de TV nacionales) ante este tipo de noticias.
Totalmente de acuerdo, JFM.
Y no son los Al Quaidistas los mas repugnantes sino sus compańeros de ruta en la mal llamada izquierda occidental.