La semana pasada saltaba un pequeño escándalo: los datos de temperatura de octubre para casi todas las estaciones rusas y muchas canadienses y británicas eran falsos. Simplemente se habían copiado los datos del mes anterior.
Lo que ha quedado claro es que los «rigurosos» controles de calidad a que deben ser sometidos estos datos antes de su publicación son inexistentes o insuficientes. Si además añadimos que las mediciones de temperatura se realizan en muchos casos en condiciones absolutamente reprobables, lo que tenemos es que ya no nos podemos fiar de los datos que nos sirve el GISS.
Cada día que pasa parece más claro que en el GISS se está aplicando la máxima de «si los datos no concuerdan con el modelo, cámbialos». Lamentable.
Ijon, ya sólo les falta poner los termómetros en los cráteres de los volcanes activos. El calentamiento será brutal! :DDD
Todos hemos tenido siempre nuestras reservas respecto de las mediciones de temperatura procedentes de observatorios antiguos situados en la campiña en su momento y hoy día enclavados en el centro de las ciudades, por mucho «factor de corrección» aplicado.
Pero lo de las sondas «calefactadas» de Siberia que revela el segundo enlace que pones, Luis, es de traca.
Lo peor es que en realidad ya se conoce de esto hace bastante tiempo. Son los medios y ciertas partes interesadas (como el IPCC) quienes se aferran a estas mediciones habiendo varias otras más fiables y que, de hecho suelen dejar al GISS en una posición «solitaria» por decirlo así. Tal cosa se vió, por ejemplo, con el tema si el 2007 fue el año más frío o el más caliente de los últimos años. Solo el GISS aseguraba lo segundo y por el «shift» que resultaba de sus exageradas mediciones en el artico.