Dos publicaciones peer-reviewed abundan en las heridas abiertas en la teoría del Calentamiento Global Antropogénico:
– Tres científicos acaban de poner de nuevo en tela de juicio el «consenso» sobre la teoría del AGW con una investigación que muestra cómo el actual aumento de emisiones de CO2 (no sólo antropogénicas) no sólo no contribuye al calentamiento de la tierra, genera un enfriamiento. Calculan, además, que los trabajos en que se basan los informes del IPCC sobreestiman la acción (forcing) del CO2 en la temperatura en más del 2000 % (dos mil!)
Los profesores George Chilingar y Leonid Khilyuk de la «University of Southern California«, y Oleg Sorokhtin del «Institute of Oceanology of the Russian Academy of Sciences» acaban de publicar su trabajo en la revista Energy Sources:
«The writers investigated the effect of CO2 emission on the temperature of atmosphere. Computations based on the adiabatic theory of greenhouse effect show that increasing CO2 concentration in the atmosphere results in cooling rather than warming of the Earth’s atmosphere», podemos leer en el abstract del paper.
– Las predicciones del IPCC sobre calentmiento global no serán tan catastróficas como muestran los modelos. La razón se encuentra en el hecho de que los cálculos de emisión de CO2 por kilo de carbón petrificado no se corresponden con los datos reales resultantes de medir la concentración de carbono en los minerales destinados a la combustión. Ésta es un 20% menor que la utilizada para efectuar los modelos de predicción del IPCC:
«On an annual basis, an inflated prediction from topsoils alone equates to … 84% of CO2 emissions associated with aviation for Australia using values obtained for 2006,» the paper says.
Krull, who has analysed soil samples from across the globe since the paper was prepared, says she has found soils from countries around the same latitude as Australia have similar charcoal content.
She says this means that current scenarios predicted by climate change modeling «are making it look worse than it actually would be».
Concluyen que es fundamental, para realizar modelos climáticos fiables, hacer justamente lo que no se ha hecho hasta ahora: determinar la proporción exacta de «carbón negro» en los suelos del planeta.