Me declaro culpable. Cómplice. Yo soy el primero -no sé si muy a menudo, a menudo o sólo a veces- en sumarme a la corriente hooliganesca en la que presuponer al contrario motivos mezquinos, incluso malvados, parece ser la única moneda de curso legal en la discusión política. Es un error. Los verdaderamente malvados son pocos, muy pocos. Esperanzadoramente pocos. Son aquellos que saben qué es exactamente el bien, pero se deciden a hacer justamente lo contrario. El politico medio, el comentarista medio, el blogger medio, el humano medio actúa siempre pensando que aquello que hace es lo mejor que puede hacer. Y que es bueno. Moralmente correcto. También si ello significa entrar en una guerra, o en una discusión. Incluso algunos de los carniceros del último siglo asesinaron a miles de personas ceyendo que estaban haciendo algo bueno. Los realmente malignos son apenas un puñado.
Significa esto que escribo que todo el mundo tiene razón y todo lo que hacen es bueno?
No. En absoluto. Significa sólo que todo el mundo hace lo que hace pensando que está bien. Recordemos que la cuestión de «bueno» y «malo» es una cuestión mayoritariamente subjetiva , y que allí donde no cabe la subjetividad ya trabajan los biólogos evolucionistas, los psicólogos y los investigadores del comportamiento. El terrorista suicida que nos arrastra con él a una muerte segura, despedazados, piensa que hace lo correcto. Ocurre que tiene una visión del mundo -y de lo que viene después- completamente diferente de la nuestra. Por otro lado están quienes comparten nuestra misma visión del mundo -y lo que viene o no viene después- pero aplican y pretenden que apliquemos todos soluciones completamente diferentes de las nuestras. El socialista que comenta en este blog comparte conmigo, sin duda, la visión de un mundo tolerante, abierto, en el que nadie sufre discriminación ni pobreza. Sin embargo, en lugar de confiar en la acción responsable y libre de los individuos, propone un estado monstruoso y dictatorial basado en las reglas de la economía planificada.
A aquellos -los suicidas- hemos de convencerles de que hay otras metas. A los segundos, de que existen otros medios. No me pregunten qué es más fácil, ni por dónde empezar. Después de todo, cada día que pasa (a fuerza de intentar desnudarme -no siempre con éxito- del componente emocional en lo que escribo) estoy más convencido de que es imposible mover a alguien a reconsiderar sus posiciones cuando éstas no son el fruto de la razón y el pensamiento lógico.
Equivocados (todos), puede. Malas personas (los «enemigos»), casi nunca.
Hola,
Os recomiendo el vídeo de CASABLANCA DE LLOBREGAT, dedicado especialmente a los que apoyan el CAC (centro de multas por rotular en castellano y cerrar emisoras por criticar al tripartit) y en especialmente a los que están por todo lo contrario.
A raíz de las multas en el barrio de Sans y otros en Barcelona por el CAC ha surgido este vídeo, es una tragicomedia digna de verse.
(Es buenísimo, incluso verlo dos veces porque tal vez a la primera se pase de largo algunos detalles.)
http://www.youtube.com/watch?v=mEQShmIO2vI
(unir en una línea si se corta el enlace)
Se ruega su difusión. Gracias por vuestra atención y a disfrutar de la creatividad del vídeo. CASABLANCA DE LLOBREGAT
«Además, es un colectivista, de los que usan la coartada del rebaño»
Ha dado usted en el clavo. Pero vamos, totalmente.
«Judas actúa como una mala persona cuando replica, no a palabras y juicios de otros, sino a lo que dice que son palabras y juicios de otros.»
Enlaces tengo, oiga.
Gente mala hay poca, pero son muy activas. La inmensa mayoría de las personas cuando actúan mal lo hacen por tres motivos principales: gilipollez, cobardía o comodidad. Ninguno, salvo santos o personas excepcionales, estamos libres de esas tres causas que nos empujan en uno u otro momento a meter la pata perjudicando a alguien o a nosotros mismos.
El verdadero problema no está en esos tres factores que hacen que el sentido común sea el menos común de los sentidos. El problema es cuando el individuo, después de patinar, en lugar de admitir el patinazo lo que busca es justificarlo. Y en eso la gente es especialista en agarrarse a un clavo ardiendo con tal de no cargar con responsabilidad alguna.
Y esa es la única manera de enfrentarse con esos enemigos: exigirles responsabilidad sobre sus actos, para empezar, porque así verán lo que no ven. Y así su posible argumentación justificativa caerá por su propio peso…
Hay malvados. Y desde el momento en que se renuncia al martillazo de lo propio y al pragmatismo con lo ajeno se está cultivando su triunfo. Es entonces cuando se ven villanos en los meros rivales y se disculpa en parte a los monstruos: amparados en la amplificada fealdad del vecino molesto.
Más martillo y menos finura.
Esta claro que el progre o el neocon que escribe en su blog, no comete ningún delito contra nadie. No ocurre lo mismo con un terrorista que asesina a un inocente o un político que vive a costa tuya, beneficiándose de los últimos reductos de la esclavitud. Estos últimos son criminales y como tales merecen ser obligados, tras un juicio garantista, a resarcir a sus victimas por sus acciones delictivas, a instancia de las mismas o sus herederos.
Soñar con utopías y apoyar con el pensamiento acciones delictivas no son crímenes. Robar, matar o explotar a otro mediante el estado si lo son, independientemente de la excusa o el «error» en el que estemos. El perdón por los culpables es el insulto al inocente y de buenas intenciones esta el infierno lleno.
Estos criminales, para cualquier persona que respete el Derecho, son enemigos, propiamente dichos.
Y esto, opino que es algo totalmente objetivo.
Creer en estupideces no te da derecho a cometer atrocidades.
Judas, por ejemplo, está siendo mala persona, está haciendo el mal. Te equivocas en un punto fundamental. Claro que cuando Judas actúa como un malvado cree que no lo es. Es un perfeccionamiento de la maldad, no necesita pensar en la moralidad del acto puesto que en su momento declaró moral toda esa carga de rencor y mentiras contra sus semejantes. Ahora actúa por costumbre o automatismo. Pero maldad en la costumbre no es más que el otro perfeccionamiento de la maldad. Judas actúa como una mala persona cuando replica, no a palabras y juicios de otros, sino a lo que dice que son palabras y juicios de otros. La maldad se esconde de si misma, nada más.
Además, es un colectivista, de los que usan la coartada del rebaño para declarar morales acciones que le resultarían intolerables si no existiera el blindaje del colectivo.
A mi las buenas intenciones que exhiben tantos progres me han parecido siempre una manera aquilatada de ser mala persona. Yo cuando me enfrento a su odio y a sus mentiras recuerdo que también en su día tuve la tentación de esconderme en el rebaño para hacer el mal. Hay un acto malvado inicial que hay quien toma y hay quien no, simplemente.
:O Fe en la buena intencion de la gente ^^, ke bueno Luis, se nota ke el debate nos enriquece, lo digo por ke al principio del año te estabas dejando llevar por una rabia a la «estupidez» de la masa a causa del calentamiento global y politica, pero en los ultimos aportes aunke sigues con tus posiciones, aplicas mas empatia a los opuestos. He hecho pocos comentarios en este blog pero resultan siendo siempre el mismo, de ceguera por cultura de odio al opuesto. La mayoria de comentarios aki descritos son ciertos pero tienen ke ser examinados con detenimiento, es natural casarse con una idea o con un lider ke nos diga las cosas ke keremos oir, lo sigamos y en determinado momento dejemos de pensar realmente y con fe ciega cometamos errores, de la misma forma, con nuestro conocimiento y el de otros justifikemos moralmente una idea ke nos agrade, buscando mas y mas pruebas autoengañandonos y engañando a otros, y no solamente con la defensa a nuestras ideas sino con el ODIO a las ideas diferentes y a sus defensores. Pero la empatia a opuestos y el trabajo en equipo con debate y volviendo a ideas en comun puede ser la clave para despertar un poco tanta «estupidez» de lado y lado. Tristemente cuando alguien cambia de opinion es simbolo de debilidad por ke nos exita las desciones fuertes y rapidas, pero realmente es simbolo ke lo ha pensado mas ^^ (claro, si se puede justificar).
Actualmente muchas cosas funcionan mal precisamente por eso, en la ciencia, la politica, la economia y la sociedad, convirtiendolas en religiones ke seguimos buscando cada vez mas y mas y mas pruebas para justificar moralmente y con pruebas cientificas sesgadas con lo ke mas tengamos mas afinidad. Pero la empatia como humanos, hablar con pruebas abiertas a discusion, debate y avance con objetivos dinamicos (los objetivos tienen ke cambiar pues el sistema cambia y la realidad tiene subjetividad ), pueden ser la clave para avanzar mejor en un camino con menos odio.
Las predicciones teoricas no son malas pero son peligrosas de la misma manera tipo calentamiento y enfriamiento, en un sistema como el clima(, economia, politica, etc) tan caotico, ke ni sikiera podemos saber si llovera mañana con certeza y si disparamos certezas en 100 años.
Empatia, Pruebas, debate, apertura a propiedades emergentes ke aun no hallamos visto y vision autopoietica (autoorganizacion, autocreacion y acoplamiento con otros, aki estan los objetivos dinamicos cuando usamos las propiedades emergentes para autocrearnos continuamente ), pueden ser la base para dejar atras la cultura de odio ke nos vuelve estupidos, ke odiamos a los ke piensan diferente y jurar ke nuestras opiniones son la verdad absoluta y empecemos a trabajar en equipo (con respecto a politica, creanme ke sin el odio, en izquierda y derecha existen pensamientos muy buenos ke si trabajan en equipo pueden ser mucho mejores)
Me alegro de veras que salga por fin este tema. Gracias Luis, resulta esperanzador ver que más gente advierte que «el problema» es algo más sutil, y que un simplismo bipolar (o falacia de bifurcación, como han comentado) es a todas luces insuficiente.
Muy pocos son los que son especialmente malos, o únicamente malos. Igualmente, decir que el individuo es egoísta resulta inútil, ya que a pesar de que en términos generales se puede observar esa tendencia, no es menos cierto de que existen continuamente iniciativas que no beben de ese defecto, y que al contrario, ensalzan otras virtudes.
En definitiva, todos somos malos y buenos, según el momento y según las circunstancias. Somos sencillamente humanos, aunque parezca una perogrullada. Basar el discurso en la atribución al contrario de que es «el malo», es entonces manifiestamente y claramente equivocado. Hay que ir más allá.
De la misma forma que hay gente que es capaz de decir en las condiciones anteriormente mencionadas «un puto rojo menos», es posible en coyunturas muy similares escuchar «un puto facha menos». ¿Quien tiene razón? con esa actitud y en función de lo demostrado, ninguno. Ideologías aparte.
¿Que es lo que falta? un sistema que no dependa de que la persona al mando sea «buena» o «mala», sino de que se eviten las situaciones de que en caso de ser «malo», le entren ganas de serlo o de cargarse a un puto …………… (rellenense los puntos suspensivos, a gusto del lector), pueda hacer uso de su poder.
Esta es la idea de la democracia, y de la independencia de los poderes. Si el poder no es una única entidad o cargo, y son por el contrario varios independientes, nadie podrá hacer abuso de el. A no ser naturalmente, que permitamos que alguien ocupe o controle, todos los poderes. Actualmente, todo el poder en España reside en el parlamento. Quien tenga mayoría allí controla los poderes, ya que el parlamento decide quien los va a ocupar. Quien tenga el mando sobre los parlamentarios, posee todo el poder que los ciudadanos otorgan con su voto. Y eso no es democracia.
Esta es básicamente la explicación de los abusos de poder que han habido, están habiendo, y habrán.
Saludos
La obsesión por los isomorfismos?
Nota: El párrafo de ¿Por quë se produce eso? tiene que ver con lo de los carniceros que mataban creían hacerlo por algo bueno.
Bueno, Luis, a cada uno le va de una manera y no es lícito generalizar, pero ¿qué tiene de «sujetivo» la teoría general de sistemas?
Por supuesto, las justificaciones morales son siempre necesarias se haga lo que se haga. Lo primero que interesa es que la otra persona que está en la discusión (no digamos ya si se trata de una guerra) no tenga esa justificación moral o que, la que tenga, nos parezca inferior a la nuestra.
¿Por quë se produce eso? En la mayoría de los casos, porque se tiene una ideología determinada, no se considera la realidad (el comunismo defendía que todos éramos iguales, totalmente iguales, lo que como dicen arriba no es correcto) y se considera que es eso lo que debe cumplir todo el mundo.
Y si no lo cumples, censura, cárcel…
Germánico:
Desde luego, siempre hay que partir de la realidad. Te doy toda la razón. Lo contrario es engañar y engañarse a sí mismo… Toda persona es limitada y son esas limitaciones las que nos hacen humanos…
Una prueba de esto que digo: ¿por qué es malo matar? Estoy seguro de que el 99 por ciento de las personas no son capaces de contestar mediante una argumentación solvente a dicha pregunta, y sin embargo no matarían jamás. Y no sólo es una cuestión de tabú. Como he dicho antes, la moral trabaja a niveles más profundos que el de los meros mecanismos de coacción social, por leves que éstos sean. La gran creación moral son los sentimientos morales. Con ellos podemos contestar en milésimas de segundo preguntas como a la de arriba, pero sin saber analíticamente la respuesta. Los sentimientos dan respuestas sintéticas, que son el «input» más eficaz para dirigir el comportamiento.
A los izquierdistas estos indignados lo primero que hay que recordarles es jamás nos perdonarán lo que nos han hecho. Tenemos que recordárselo los demás porque las cosas graves no se reconocen. Y la más grave de todas ha venido siendo la mentira.
La peor de todas: la mentira respecto de sí mismos.
Se ha dado una tensión contradictoria: la intención la mayoría de las veces fue la de hacer las cosas bien, pero en cada momento concreto de actuar se quiso sacar las ventajas secundarias de no hacerlo.
Y nunca reconocerlo a fondo y sin rebozo…
Parecía que era demasiado, que iba uno a encontrarse degradado sin posible remedio, y se optó por lo peor: mentirse. Porque confesarse su mala intención y seguir actuando como siempre era «cínico».
Y así se ha oscilado entre la mendacidad y el cinismo: esto ha sido lo vergonzoso de estos años.
Suena un poco crudo, pero en bastantes cosas ha sido así: fingirse o descararse, mas no cambiar nada.
A lo mejor piensa álguien: ¿Por qué habría que cambiar nada?
No lo sé, es cuestión de cada uno.
Estoy totalmente en desacuerdo con el intelectualismo moral socrático. Un terrorista posiblemente sea totalmente consciente de la perversidad de sus actos (salvo algún caso muy excepcional) pero no tenga un «yo ejecutivo» capaz de conducirse con respecto a conclusiones morales. Y hablo de un terrorista sólo por exagerar el argumento, ya que esto no es una anécdota, sino una categoría que nos afecta a todos. Contínuamente hacemos cosas que sabemos malas porque no tenemos ánimo o fuerza para hacer el bien, y optamos por la vía rápida. Realmente nos dejamos seducir por el «lado oscuro»; por ese dulzor sanguíneo que tiene la brutalidad; por el apisonador ser que manifiesta el poder fáctico (la voluntad de poder que diría Nietzsche). La moral sólo es conocimiento moral desde anteayer. Durante toda la historia de la humanidad los sistemas morales han actuado sibilinamente, configurando nuestros propios esquemas sentimentales para que nos repugne lo convenido como malo y nos agrade lo beneficioso para la tribu.
Me encantan los comentarios cargados de subjetividades. Corroboran que la mayoría somos buena gente, pues no por tirar de etiquetas (categorías, si se ponen serios) se es mejor o peor, es el otro mejor o peor. Simlemente, es posible estar equivocado. Y, efectivamente, eso es bello.
La atraccioó gravitatoria del propio ombligo es tan grande que ha habido que elevar a axioma el hecho de que si de dos, por mucho que se quieran y respeten, dos hermanos, por ejemplo, o una parejita o unos socios realmente buenos amigos, uno tiene mas información acerca del otro, aun sin pretenderlo acabara utilizándola en su contra y aprovechándose de quien en ese momento es mas débil, pues carece de una información paralela y equivalente.
Siendo esto así, como lo es, ya se ve que la bondad y el altruismo son una especie de milagro. Quién o qué va a orientarnos acerca de las trampas constantes que nos tienden, no ya para obrar mal o estúpidamente sin pretenderlo sino para dejar de ser uno mismo cuanto más se quiera uno afirmar. No este «xato», ciertamente. Porque una de las gracias de la vida, de la actual por lo menos, es cuando uno se propone una meta deseable suele estar destruyendo verdad o identidad, algo todavía peor, tras un cambio de variable, que perder el tiempo o los ahorros, creyendo hacer algo.
El aumento de poder genera crueldad y el aumento de riqueza, agilipollamiento pero sobre todo, el imaginarse alguien que puede lograr cuanto se le ponga en las narices genera insolencia, la hybris esa, la insumisión a las cosas y el creerse con derechos exorbitantes y debidos gracias a su propio valor, por encima de los demás. El egoísmo revierte en su contrario, es la enfermedad mortal del yo, y a eso es a lo que llamamos Cáncer, que ademas disemina socialmente.
También existen los que actuan por puro egoísmo, que no entienden ni el bien ni el mal, sólo su beneficio personal. Y con esto no quiero decir que la gente no tenga que pensar en si misma, que no sólo tiene todo el derecho sino que, me atrevería a decir, el deber. Me refiero a casos extremos, donde a la moral se le llama moralina, donde la ética se le llama estorbo.
También están todos aquellos que son mediocres emocionalmente. Si uno es emocionalmente mediocre, su razón tiene poco poder y, por lo tanto, sin razón, la aplicación de la moral propia de cada uno se vuelve imposible en muchos momentos. En esta parte todos formamos parte, ya que nuestra percepción sobre el conocimiento y consecuente resistencia a los impulsos emocionales no es constante, varía según el momento. A partir de ahí, unos no tienen percepción y resistencia en muchas situaciones, y otros en pocas. Pero naturalmente, hay de los que eternamente son esclavos de las emociones, marionetas que actúan y sienten sin saber porque actúan ni porque sienten.
Ni somos perfectos, ni iguales.. belleza en estado puro.
Las mayores atrocidades se han cometido en el nombre de los más elevados ideales, fueran estos religiosos o sociales, utopías transmundanas o mundanales, que siempre iban más allá del ego o de la familia. Y peor aún es cuando se considera que el fin justifica los medios, y mucho peor cuando ese fin es el «bien común». La despersonalización del otro está muy relacionada con la hiperpersonalización de los que se consideran miembros de la «familia política», esa que no comparte genes sino ideales. Se supone que todo eso es más racional, elegido siguiendo unos criterios de pura lógica y justicia, y se estima que los afectos irracionales, o, debiéramos decir, naturales, que sólamente obedecen a un impulso, que son independientes de razones y justicias, son malos, y la sociedad extensa y la entrega a ella y a su causa común buena.
Así que no, no todos somos igual de buenos, ni de malos. Para ser verdaderamente honesto hay que partir del reconocimiento del propio egoísmo, de la propia debilidad moral, de la propia ignorancia. Sobre ese cimiento inquebratable se pueden construir civilizaciones. Quien parte del héroe, del sabio y del noble va de narices al fango, y se lleva consigo a los demás.
No, no son buena gente.
Quien al paso de un féretro que contiene restos aún calientes grita «un poto rojo menos» no es buena gente. Es de esos de la mano presta al cuchillo. Es de eso que queman indigentes en cajeros y luego lloran arrepentidos por su propia vida rota, sin darse cuenta de que falta alguien más.
Quien te llama terrorista, amigo de o apoyador necesario por votar lo que no quiere entender. Sí, incluye eso que muchos estarán pensando también.
Quien te acusa de usar la sangre de tu padre, que aún se ve en el portal de tu casa, para medrar políticamente.
Quien tacha de pobres ignorantes equivocados a casi todos los demás, pobrecillos, que ni siquiera saben lo que necesitan para ser libres.
No, no son buena gente. Pueden ser excelentes personas con sus allegados, pueden ser serviciales con sus amigos y muy trabajadores en su empleo. Pero no son buena gente.
Igual que no son racionales los que caen perpetuamente en una falacia de bifurcación (o libertad individualista total o estado totalitario de economía planificada), los que olvidan del mundo donde viven y los que reeditan «el buen salvaje» porque eso les hace sentir justificado.
Pero cada uno pueden pensar de sí mismo lo que quiera, faltaría más.
Orlando, hay quien sabe perfectamente que existen dos opciones y elige la peor.
Saludos!
No existen «malvados»; solamente ignorantes.