Fumo. Soy drogodependiente?

fumador_pipa.jpgLos medios, los políticos y los apóstoles de la salud de los demás se han empeñado en una guerra sin cuartel a los consumidores de tabaco. Sus argumentos son tantos y tan variados como «expertos» tiene la Iglesia. Dejando claro desde ya mismo que hay un argumento que me parece indiscutible -no es de recibo fumar en los morros de quien detesta el tabaco- permítanme que hoy les hable de uno de los que sí son, a todas luces, absolutamente discutibles.

Una de las teorías que se está imponiendo en los foros de salud es la del fumador por dependencia, ése que no fuma por propia voluntad y placer, sino por los efectos de la droga «nicotina». Si un fumador se decide a encender un pitillo por voluntad propia, es cosa suya, pero si lo hace movido por su «dependencia» su adicción a una droga, cayendo en un «vicio de salud», entonces hay que ayudarle, incluso si ha de hacerse en contra de su voluntad. El «vicio de fumar» resulta, sin embargo, un concepto vago en su definición: si clasificamos el fumar como una dependencia (adicción), convertimos casi todo aquello que hacemos de forma regular en dependencia también. Dependencia de la que hay que librarse.  Definir el fumar como una dependencia -culpando a la nicotina- precisa de un uso del concepto «dependencia»(adicción) tan amplio que queda casi invalidado.

Veamos:

– para poder calificar el fumar como una dependencia era necesario cambiar su definición. Era necesario endurecer el significado de dependencia igualándolo al de «adicción» en sentido patológico.
– incluso los especialista no logran ponerse de acuerdo sobre si hablar de «dependencia de la nicotina» o «dependencia del tabaco». Lo que sí parece estar claro es que las costumbres del fumador no pueden explicarse únicamente en función de los efectos de la nicotina.
– un sencillo consejo médico es más efectivo que la mayoria de los preparados en base a nicotina.
– denominar al fumador como «drogodependiente» o adicto tiene infinitas ventajas para todos: los fumadores ya no son responsables de ello (es la nicotina y su adicción), los fabricantes de tabaco venden sus productos a clientes que creen no poder vivir sin ellos, la industria farmaceútica puede vender chicles de nicotina por los que nadie se interesaría sin la idea de «fumadores drogodependientes».
– finalemente, para el movimiento anti-tabaco, el fumador como drogodependiente (adicto) es un poderoso argumento que permite inmiscuirse en la vida privada de las personas, independientemente de que llamar al fumador «adicto» es una buena forma de insultar «educadamente».

Les dejo un poco de literatura. Unos cuantos artículos sobre los efectos de la nicotina y la «drogodependencia»:

Warburton, David M.: Addiction, Dependence and Habitual Substance Use

Warburton, David M.: Is Nicotine Use An Addiction?

Robinson, John H./Pritchard, Walter S.: The Role of Nicotine in Tobacco Use

Robinson, John H./Pritchard, Walter S.: Differentiating Habits and Addictions: The Evidence that Nicotine is not «Addictive.»

Bozarth, Michael A.: Is Nicotine Addictive? A Re-evaluation of the Data

Bozarth, Michael A. et al.: Self-Limiting Action of Nicotine on Brain Reward Mechanisms (pdf; 101 KB)

Bozarth, Michael A. et al.: Effect of Chronic Nicotine on Brain Stimulation Reward I

Bozarth, Michael A. et al.: Effect of Chronic Nicotine on Brain Stimulation Reward II

y unos cuantos más que defienden justamente lo contrario, por aquello de la objetividad debida:

U.S. Department of Health and Human Services (Hrsg.): The Health Consequences of Smoking: Nicotine Addiction: A Report of the Surgeon General. Washington, D.C., 1988

Royal Society of Canada (Hrsg.): Tobacco, Nicotine, and Addiction. Ottawa, 1989

Royal College of Physisicians of London (Hrsg.): Nicotine Addiction in Britain. London, 2000


Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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5 comentarios

  1. Luis, me atrevo a recomendarte «Addiction Is a Choice», de Jeffrey A. Schaler, amén de toda la obra del Dr. Thomas Szasz, enorme y poderosa refutación del concepto «enfermedad mental».

  2. También están esos polemistas de carácter calentorro, que entran a todas las discusiones con el objetivo de quedar por encima, no de elucidar la verdad, adoptando poses demasiados rígidas y de sorientando a las audiencias. Habría que incluír entre los trolls a los mitineros liberales y de izquierdas.

  3. El tabaco es nefasto para la salud -eso es una verdad científica y no lo del calentamiento global- y la nicotina es adictiva. Dicho esto, quizá entre lo físico y lo psicológico exista un nivel intermedio, lo etológico. Si yo agarro el pad de una consola para jugar a Soul Calibur IV e inmediatamente se me acelera la respiración, ello no quiere decir que tenga «dependencia» física o psíquica a la consola. Con la tabaquina o el café sucederá algo parecido. Hay situaciones que «están pidiendo» un cigarrillo o un cortado. A algunos cazadores les «pone» más la escopeta que las perdices y a muchos espectadores de fútbol, más el sabor de las pipas que el juego de su equipo.

    PS.- Bueno, y un amiguete.

  4. ¿Y que hay de los cocacolainómanos?¿Para cuando los tratamientos para dejar de beber la chispa de la vida?
    Todo se andará…

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