… cuando abro un libro de Historia y observo ciertos atroces paralelismos con la España de hoy, o con la de siempre, y comprendo mejor lo que fuimos y lo que somos, me duelen las asaduras. Aunque, la verdad, ya ni siquiera duelen. Al menos no como antes, cuando creía que la estupidez, la incultura, la insolidaridad, la ancestral mala baba que nos gastamos aquí, tenían arreglo. La edad y las canas ponen las cosas en su sitio: ahora sé que esto no lo arregla nadie. España es uno de los países más afortunados del mundo, y al mismo tiempo el más estúpido. Aquí vivimos como en ningún otro lugar de Europa, y la prueba es que los guiris saben dónde calentarse los huesos. Lo tenemos todo, pero nos gusta reventarlo. Hablo de ustedes y de mí. Nuestra envilecida y analfabeta clase política, nuestros caciques territoriales, nuestros obispos siniestros, nuestra infame educación, nuestras ministras idiotas del miembro y de la miembra, son reflejo de la sociedad que los elige, los aplaude, los disfruta y los soporta.
Pero, por favor, léanlo entero, de cabo a rabo. Dos veces, tal vez, mejor que una. Un facha de siete años. Pérez-Reverte sin pelos en la lengua ni arenillas en la pluma. Voy a leerlo otra vez. Gracias a Germánico por pasarme el artículo por correo.
Señor * permitame que aplauda todo su mensaje. Es de un acertado que debería de ser leído en todos los colegios catalanes en vez de la EpC. Porque eso, razonar así, sí sería ser ciudadano.
Un saludo, (*)!
En su día había dado cumplida respuesta 🙂
Si el modelo no vale habrá que buscar modelos nuevos. y si lo que ocurre es que quienes hemos de aplicar los modelos no servimos, apaga y vámonos.
Esta todo dicho. Un saludo.
Losantos se fue de Cataluña no a cursar un doctorado sino por manifestar una idea política allí. Se fue cojo. No olvidemos esto. Creo que los catalanes tendréis que hacer, tarde o temprano, un ajuste de cuentas con vuestra conciencia política. Como lo tienen que hacer los vasquitos. Quien vota a asesinos merece que se le recuerde. Y no puede ser, por ejemplo, que una fuerza de gobierno pacte con ETA y que salga reforzada políticamente, ni es posible que, mientras, sea el PP la que resulta expulsada del ámbito de corrección.
EN Cataluña hay un par de derechos que en ámbitos oficiales se pisotean bajo el oscurantismo de una clase política y periodística igual de corrupta que la del resto de España pero quizá más homogénea. Y hay lo que se ha llamado la «pedagogía del odio» que hay que contraatacar sin alimentar. Y es difícil. Enamorar de nuevo, reprender y no dar razones a los que siembran la desafección. Y eso es difícil. La exageración hace que toda virtud en análisis se va al traste y además pones en guardia a los catalanes. En esto, los fatalistas símiles de los Albiac, Losantitos y demás son contraproducentes. Son personas que han retratado mejor que muchos la realidad politica de allí, pero en sus tertulias sectarias, unidimensionales, monocolor, los argumentos se multiplican dándose la razón, se llenan de ella, se elevan exponenciales, se inflaman, se llegan a atrofiar y la sabia denuncia de una situación se desvirtúa por no saber matizar. Estamos ante un proyecto elitista, insolidario e independentista, nacionalista pues, tradicionalmente nacionalista, que se disfraza bajo formas muy trabajadas de progresismo, izquierda divina y hasta ecologismo. Se necesita mucha sutileza para ir contra eso. Toneladas de diseño barcelonés sobre un movimiento de sálvese quien pueda de raíces románticas y de leyendas medievales.
Entre el delirio de la Cope y el de la TV3 yo me quedo con el primero. Son señores que tienen razón pero que se embriagan en los alcoholes de su conversación y en su retórica. De hecho, las criticas a la COPE siempre se hacen igual: captura de una expresión (o simple invención, en ocasiones) y extracción de su contexto. Lo puede hacer el becario. Lo que defiende Losantos: bilingüismo oficial, presencia de lo español en Cataluña en medios y educación y constitución del 78 sin asimetrías es perfectamente defendible por cualquier ser racional. Yo prefiero ese delirio, digo, al muy distinto de los del otro bando, que son serenamente fanáticos.
Cataluña está llena de hijos de andaluces que ahora se llaman Manel y que votan a partidos que les hablan no de España, sino de Madrittttt, como un rival político. Más que fanáticos, ignorantes que aún creen que España en su conjunto vive de Cataluña y que se han creído todas las patochadas de los hijos de la burguesía catalana, los que aprendieron alemán en academias y siempre han estado donde debían estar. Tú no le puedes decir a Manel en su cara que es un gilipollas, un traidor o simplemente un bobo o un tonto útil porque, claro, no te vota.
¿Qué se le dice a un tío que vota para que de sus impuestos no le llegue un euro, o le lleguen menos, al pueblo en el que nacieron sus padres? Porque a mí se me ocurren tres o cuatro cosas pero ninguna agradable. ¿Y qué le decimos si, además, ¿trabaja en un negocio que vende sus productos precisamente en ese pueblo? Siempre se habla de la élite política catalana, pero creo que hay que empezar a pedir responsabilidades a los votantes. Sobre todo si de su idiotez y frivolidad deriva un empeoramiento grave en la salud del sistema constitucional del 78. La responsabilidad de los catalanes va a ser, esta vez sí, histórica e imposible de disimular. Estamos en el menos uno, de déficit, digo, y nos vamos al fondo. Hasta navidaz, llego, después no sé. Eso sí, yo no pienso quejarme hasta que la nave se hunda y seguramente entonces no habrá ganas.
A mí me parece que utilizar expresiones como la que comenta Pérez Reverte de modo habitual, o incluso
-como hace- pretender justificarlas , no deja de ser una muestra más de «la estupidez, la incultura, la insolidaridad, la ancestral mala baba que nos gastamos aquí». Pero me he ido al artículo que recomiendas y he encontrado allí otra posible explicación: el desahogo higiénico, que además le pagan, con el que pretende morir matando, es decir, seguir haciendo lo que han hecho los españoles toda la vida de Dios. Ningún país admite una reducción tan grosera. Un poco de relatividad, oiga. Hubiera quedado muy bien, por ejemplo, si dijese -qué sé yo- algo así como: «…es que hay cosas que son propias de un pais de mierda». Pero el escritor es él. Y a quien le pagan.
Soy católico practicante y sostengo que hay obispos gilipollas redomados. No creo que eso me haga anticlerical…
Y que alguien que no opina como yo diga una verdad absoluta, no hace menos verdad lo que dice. Si descalificara el mensaje por mor del mensajero sin más análisis, me descalificaría automáticamente a mi mismo.
Así pues, …, creo que sobran más explicaciones…
Es que los nacionalistas españoles se caracterizan por decir que España es «un país de mierda», como dice Pérez- Reverte. ¿Alguien se imagina a un nacionalista catalán diciendo que Cataluña es un país de mierda?
¿Ves cómo te fallan las analogías, Felipín von Zappel? ¿Ni siquiera puedes con eso?
A decir del comentarista 2, parece que hay una nueva forma de llamarle facha a todo aquel que no escribe lo que nos gusta: «nacionalista español». ¡De pena!
Y la de «anticlerical». 😛
Luis, se te pasó poner la etiqueta de «izquierdista» a esta entrada.
Suerte que siempre hay algún experto al quite.
A.P.-R. es un nacionalista español de manual («lo que fuimos y lo que somos…»), aunque parece que eso sólo se reconozca desde el extranjero. La gran diferencia entre él y los héroes titulares del panteón libeggal es que él sabe escribir y tiene gracia y, por supuesto, que es más bien de izquierdas.
O sea, que entiendo que os ponga cachondos, pero tendríais que leerlo entero, incluso también entre líneas.
Ahora mismo voy a leerlo.