Gracias Ángel por tu e-mail. Gran artículo de Gistau en El Mundo:
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Salta la noticia de que un hombre ha arrojado a una mujer desde un primer piso. No muere, apenas queda contusionada. Sin embargo, funciona el automatismo, y los editores se relamen ante el titular que nutrirá la lluvia fina contra la violencia de género y que escribirá el nombre de otro agresor machista en el mural patrio de la infamia para que le nieguen hasta el pan de molde en el Caprabo. Pero algo no cuadra. La mujer resulta ser un hombre vestido de mujer. Pero un hombre, al fin y al cabo. Por lo que su caída, aun siendo igual de dolorosa y violenta, es declarada no mediática.
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El que ha de sentir alivio es el agresor. Pues ha cometido un delito contra una persona, pero no contra una opinión colectiva. Lo cual le enfrentará a un tribunal y probablemente a una sentencia, pero le librará de otro escarnio, dejará intacto su prestigio social y le permitirá regresar a la calle sin sufrir el vacío que la publicidad gubernamental reclama sólo contra los violentos practicantes de la rama machista. Nuestra indignación ha sido orientada para ser selectiva, y no reacciona cuando lo que cae por la ventana es un hombre, ni aunque vaya vestido de mujer.
Pueden leerlo entero en El Mundo, edición de papel. O si tienen un abono a la edición de internet.
Lamentables las consecuencias de la intervención estatal, vía ley y campaña medatica, poniendo diferentes precios -legales y de opinión- a la vida de hombres y mujeres.
Son contundencias que desvelan una verdad radical. Luego puede tomarse esa verdad con las precauciones o elisiones o torcimientos que se quiera, pero así están las cosas.
Y el comentario de Pablo-el-Herrero es magnífico. Cosas de la falocracia: aunque seas una pija revirada, tienes que leer a Gistau o a Pablo.
Luís, comparto contigo el atino de Gistau. Ya sabemos que una característica de toda ideología fascistizada, es no tratar a las víctimas desde el principio ético de la igualdad, sino en función de la jerarquización que hacen de ellas sus respectivos idearios políticos. En esto es muy experto el feminismo mediático. Por suerte empieza haber otras voces, mediáticas también, dando voz a las víctimas que silencia el feminismo, sobre todo las de las víctimas masculinas que de mil formas genera diariamente dicha ideología.
Pero ya sabes, para el feminismo (como para toda ideología fascistizada), el valor de las victimas no está en si mismas, sino en función de quien las mate. Y para las feministas, las víctimas masculinas, las mate quien las mate no tienen importancia alguna, ni ética, ni jurídica, y por supuesto menos aún mediática. Digo más, no solamente las víctimas masculinas no tienen importancia para las feministas, sino que si quien les mata es una mujer, dichas feministas están intentando que esos delitos sean considerados siempre no como asesinato sino como homicidio.
¡Que fácil les es a las feministas tolerar a los asesinos masculinos… de hombres! Que se lo pregunten a nuestra presidenta del tribunal constitucional, pues estuvo más rauda en ayudar a una abogada que pagó a un sicario para matar a su marido que en perseguir al asesino de ese crimen. Dicen que la tal presidenta no lo sabía; ya, pero esa misma petición si se la hubiese hecho un hombre en las mismas circunstancias no hubiese movido un dedo. Esta clase de delitos es un goteo constante y constantemente silenciado por las feministas (hace tres semanas se descubrió otro caso similar en un pueblo de Sevilla).
… pero ya sabes, si esos mismos hombres hubiesen matado a una mujer, dichos asesinos no serían silenciados por el feminismo como sistemáticamente lo son. No me extrañaría nada que entre ellos, muchos se definan como feministas, penalmente le sale a cuenta. ¡¡Cosas del fasciofeminismo!!
Recibe un cordial saludo por traernos esta clase de noticias
Pablo el herrero
Ya sólo faltaría que el agresor fuera una fémina vestida de hombre
Lo leí esta mañana y me llamó la atención por lo atinado. Muy recomendable, desde luego.