La marca genética del idiotismo latinoamericano es esa fascinación por apelar para cualquier sandez al discurso de «los pueblos». Con esa sanata se justifica el poscastrismo cubano, el tardocastrismo boliviano y toda esa cocolichada del socialismo de Siglo XXI, tanto en la versión caribeña del payaso Chávez como en la andina de su retoño Correa.
Desde luego que el discurso tiene raíz en los nacionalismos fascistoides que cultivamos en todos estos países a principios de siglo XX y por ende los principales cultores del «pueblismo» han sido los peronistas. Ahora justamente la presidente Fernández de Kirchner está en el trámite de reemplazar el apelativo al «pueblo» por uno mas abarcativo de «los pueblos».
El tema da para largo, especialmente en la Argentina donde la variedad fantástica de etnias que conforma la argentinidad al palo hace casi imposible definir como entidad un pueblo, en el cabal sentido de la palabra , del sentido del que el peronismo pretendió desde siempre apropiarse para englobar a la masa proclive a ser mesmerizada por la combinación de populismo y clientelismo que viene empleando como método político desde 1945.
Así es que la doña Cristina Primera, ahora con impostación a lo Evita asegura que no hay derrota posible para su proyecto, ya que «la historia la escriben los pueblos«. Y atrasa otra vez, ésta vez abrazando un discurso casi haushofferiano sobre el mandato irrenunciable, y el destino de esa entelequia que es «su» pueblo (o «sus» pueblos… pucha, que nos hemos convertido en multiculturales de paso).
Y yo, que creo que hay tantas historias como sujetos historiando, me pregunto cual sería en esta pretendida «historia escrita por los pueblos» la versión, el párrafo o la línea que le corresponda a los jóvenes y niños que mueren de hambre en una provincia que se dice partícipe de la imaginada redistribución de riquezas que impulsa este gobierno infame, que sigue fabricando pobres sólo para valerse de ellos en la elección que viene.
Desde luego que el discurso tiene raíz en los nacionalismos fascistoides que cultivamos en todos estos países a principios de siglo XX y por ende los principales cultores del «pueblismo» han sido los peronistas. Ahora justamente la presidente Fernández de Kirchner está en el trámite de reemplazar el apelativo al «pueblo» por uno mas abarcativo de «los pueblos».
El tema da para largo, especialmente en la Argentina donde la variedad fantástica de etnias que conforma la argentinidad al palo hace casi imposible definir como entidad un pueblo, en el cabal sentido de la palabra , del sentido del que el peronismo pretendió desde siempre apropiarse para englobar a la masa proclive a ser mesmerizada por la combinación de populismo y clientelismo que viene empleando como método político desde 1945.
Así es que la doña Cristina Primera, ahora con impostación a lo Evita asegura que no hay derrota posible para su proyecto, ya que «la historia la escriben los pueblos«. Y atrasa otra vez, ésta vez abrazando un discurso casi haushofferiano sobre el mandato irrenunciable, y el destino de esa entelequia que es «su» pueblo (o «sus» pueblos… pucha, que nos hemos convertido en multiculturales de paso).
Y yo, que creo que hay tantas historias como sujetos historiando, me pregunto cual sería en esta pretendida «historia escrita por los pueblos» la versión, el párrafo o la línea que le corresponda a los jóvenes y niños que mueren de hambre en una provincia que se dice partícipe de la imaginada redistribución de riquezas que impulsa este gobierno infame, que sigue fabricando pobres sólo para valerse de ellos en la elección que viene.
Aunque se ha tocado de pasada el tema del peronismo, quisiera opinar ya que he vivido en Argentina muchos años. Muchos aqui se llenan la boca hablando peyorativamente de Perón como si hubieran vivido la época de él. En Europa tenemos una vision, ovbiamente, muy alejada de lo que fué el peronismo y siempre tratando de compararlo con los movimientos que conocemos aquí. Además, si se lo juzga con los términos actuales, difícilmente podríamos entender aquel movimiento popular. Verdad es que tuvo errores y aciertos. Pero sin dudas fué un visionario que planeó un país desarrollado para los 50 años posteriores. No todos en España sabemos que la Argentina en aquella época nos ayudó con mucha comida, cuando aqui nos comíamos el engrudo de los carteles. Aquel país que antes de Perón parecía grande, era un típico país bananero en el que una pequeña clase dominante se llevaba toda la riqueza, y fué por la acción de Perón que se cambió la fisonomía del pais dándole categoría de gente a millones que estaban excluidos. Eso nunca se lo perdonó quien perdió los privilegios que había gozado por décadas. Es injusto, además de revelar una tremenda ignorancia por parte de este blog, creer que Perón y el peronismo fueron como lo pinta la película de Madonna. Los que actualmente se quieren llevar los votos invocando las figuras de Peron y Evita son patéticos demagogos que nunca entendieron la vision de aquel gran estadista. Se aprovechan del resentimiento de su «pueblo», que debido a las grandes frustraciones posteriores sigue viendo en aquel personaje histórico la única posibilidad de haber sido un gran país.
Coincido en que las características de los argentinos ha sido modelada en gran parte por la inmigración española, pero también de la italiana.
¿Marta, qué tiene que ver que tu amigo judío piense eso con lo que ha escrito blog bis? No veo la relación entre la conolización española con el hecho de que los populismos «made in Perón» se intenten aprovechar del término Pueblo cada vez que quieren ahogar a la gente.
es que soy medio tonta, por eso tengo un doctorado en una univ. bávara con summa!
sorry, no te molestaré más!
otro más «creo que no leíste seriamente el post. Eso, porque no creo que no lo hayas entendido.»
ahora entiendo el comentario de Juano!
ja ja
Marta, creo que no leíste seriamente el post. Eso, porque no creo que no lo hayas entendido.
No hablo de hispanidad, ni de sudacas, ni en ningún momento comparo el caso argentino con ningún otro respecto a esto de «los pueblos». Por un lado si, creo que el tema se ha meneado en cada oportunidad que el populismo ha necesitado excusas para joder al conjunto de la sociedad.
Y por otra, que es deificil aplicar lo de «el pueblo argentino» a un país que cuando tenía apenas un millón de habitantes recibió en 20 años 4.5 millones de inmigrantes. Claro, es una experiencia que no ha vivido muchos países de hispanoamérica, probablemente sólo Argentina, USA, Canadá y Australia.
y para no ser menos y que los argentinos no piensen que no los tomo en cuenta: Argentinidad
sorry, debe decir «sí, de Hispanidad»
no, claro, no se puede hablar de argentinidad; pero si de hispanidad, no?
un amigo mío, judío del Este de Europa, dice que la causa de todos los males de los… cómo nos llamas tú, sudacas… ? es que nos colonizó Espana,
yo no estoy de acuerdo con él, pero haz de saber que hay mucha gente que piensa así…
🙂
Con esa misma excusa, el nacionalismo gallego defiende una cultura paleolítica para Galicia… En el fondo, el nacionalismo es la cosa más brutalmente reaccionaria e incivilizada que existe.