La guerra no es descriptible desde posturas individualistas. No es aprehensible desde el individualismo, pues la guerra conlleva la destrucción de toda individualidad. Soldado – Civil / Amigo – Enemigo. Esas son las únicas diferencias entre humanos que permite el colectivismo belicista. E incluso esas diferencias desaparecen rotas en el fragor de la lucha en forma de daños colaterales, dejando apenas dos bandos: los fuertes y los débiles. O los afortunados y los desafortunados. Supervivientes y muertos. La guerra es la derogación del desarrollo civilizatorio, la restauración de las leyes atávicas de la manada.
La guerra supone la derogación estatal (nacional, grupal) del derecho y la usurpación de la moral particular por medio de la orden de la superioridad. Supone una redefinición, sin atender a lo que realmente caracteriza al individuo particular, de inocente y culpable. La pena de muerte generalizada para el culpable no necesita de garantismos, ni de juicios. No importa cuántos inocentes caigan víctimas de la precipicitación bélica. La guerra es barbarismo, siempre.
Para los supervivientes la guerra nunca acaba. Ni los contratos de capitulación, ni la llamada oficial al fin de la guerra, ni la oficialización litúrgica de la paz pueden acabar de hoy a mañana con el desasosiego de la guerra en los corazones de los vencedores y los vencidos. Yo sólo conozco la guerra a través del relato de los supervivientes, de sus diarios, de los informes sobre batallas y campos de concentración, eco cruel de los años salvajes. La guerra no sólo mata, deja marcas indelebles en quienes la sobreviven. Desfigura el alma.
La guerra es la disolución substancial del individuo en el ácido del colectivo. Ácido que todo lo envuelve, sin dejar un sólo resquicio, un sólo rasgo que permita siquiera adivinar tras él un algo diferente de todo lo demás. La masa sin rostro.
Quien habla de guerra ya está derrotado por la certidumbre de que la locura colectiva puede engullirnos a cada uno de nosotros. A todos nosotros.
Permítaseme aplaudir en una larga y sentida ovación el muy bien argumentado comentario de Juano que pone patas arribas el individualismo absoluto teórico del que estabas haciendo gala, Luis.
La cuestión, empero, es que si el individuo es el centro de todo pero la sociedad existe… Dónde quedan los límites. La razón y el origen de todo es el individuo, los valores tales como vida, libertad, propiedad es el resultado de ese origen del todo.
Pero sin embargo… el individuo al ser el centro de todo en vez del el todo implica, acertadamente pienso yo, el reconocimiento del hecho social del ser humano. ¿Eso quiere decir que el centro queda modulado por la periferia? Evidentemente que si. Pero la cuestión es de cuanto mas nos alejamos del centro es como llegaremos al socialismo y al camino de servidumbre.
Sólo entendiendo el hecho social y sólo defendiendo dentro de ese hecho social la primacía de los derechos individuales sobre los colectivos sin negar la relevancia de “lo colectivo” se puede avanzar hacia un liberalismo moderno que entienda la limitación del poder como objetivo fundamental pero nunca la eliminación del mismo pues el poder existe. El poder de la manda, el poder de la violencia. Y la paz, en contraposición con el origen de este hilo, es el resultado de la civilización. Pero si quieres paz…. prepárate para la guerra”.
Ante todo ruego disculpas al mezclar sin claridad juicios sobre la situación general del liberalismo con tu caso particular, Luis.
Tu objetivo, noble donde los haya, es inalcanzable por una sencilla paradoja en su núcleo y una incongruencia en la construcción de su argumentación.
La paradoja es que, para que tu modelo sea válido y universal, se ha de lograr una homogeneidad absoluta en el establecimiento de unos valores elementales. Y tal homogeneidad es inalcanzable en el colectivo cuando este se supedita al individuo. Esperar que todos los individuos, con sus raíces, intereses, pajas mentales y demás lleguen todos a las mismas conclusiones sin otra guía que su libre albedrío no sólo es improbable. Es imposible.
La incongruencia es que das por sentados ciertos valores morales que asimilas y niegas otros de igual entidad. Es sólo tu juicio subjetivo el que los implanta y pretende luego su generalización. El equiparar a todos los seres humanos en derechos y obligaciones sin distinción es un grandísimo valor a defender. Pero no es un valor objetivo. Ni tampoco lo es el derecho a la vida. Ni el de la propiedad. Sin un esquema previo que establezca una filosofía que de pie a tal estructura (cristianismo, por ejemplo), por medio del razonamiento del interés se puede justificar, según el escenario, tanto que todos somos iguales como que no. Hasta podría llegarse a la conclusión de que los individuos con más capacidades deberían tener más peso en las decisiones que los menos capaces.
Por lo tanto, sin definir la escala de valores congruente según una filosofía, religión o lo que se quiera, no se pueden establecer ciertos valores y descartar otros. De lo contrario la discusión es eterna e irresoluble al no haber cimiento sobre el que construir. Sin un edificio moral sólido que sustente el sistema, la resolución de las dudas que van surgiendo pueden dar como resultado respuestas incongruentes y hasta contraproducentes. El no tener claro la escala de valores y las interrelaciones reguladas entre los mismos imposibilita una estructura estable.
Creo que esto se puede resumir en que para ti el individuo es el todo, mientras que para mi es el centro de todo. Así pues, en mi planteamiento, el individuo aislado no cuenta, no es nada. Es el entorno el que lo define y le da razón de ser.
El habitante único de una isla no precisa de normas, de moral, de ética, de límites. Porque no es nada más allá de sí mismo.
Y el miembro de una sociedad, siendo la razón de ser de la misma, precisa someterse en cierto grado a la misma para posibilitarla (no es lo mismo estar soltero que casado…). Sin normas, moral, ética y límites no hay panadero, ni fontanero, ni nada, porque no hay sociedad de la que se es parte. Y los valores sueltos, sin lazos ni cimientos, no son sostenibles por sí mismos. La propiedad precisa una serie de garantías en el colectivo, más allá de las del individuo, para que pueda ser respetada…
Siempre digo que las teorías se ponen a prueba en los límites: Supongamos una isla de diez habitantes con tus normas. Cada uno con su finca, su pozo, normas básicas consensuadas. Todo fantástico.
Hasta que se secan todos los nacientes y pozos menos uno. El propietario podrá ser solidario y repartir equitativamente entre todos. Podrá aprovecharse un poco y vender el agua a un precio razonable. Podrá aprovecharse mucho y pedir burradas por el agua. Podrá defender con todas sus fuerzas su propiedad y demandar todas las propiedades del que quiera beber para subsistir…
Estrictamente hablando, según tú, entiendo que todos los planteamientos son válidos y de la misma valía moral. Yo creo que no, ni lo uno, ni lo otro.
Gracias a ti, por favor, que nos brindas este magnífico foro. 🙂
Bueno, vamos a ver, no es del todo como dice Juano. La mayor parte de las veces lo que busco son principios generales para mí. Si los encuentro los expreso, pues me gusta contrastarlos con vosotros. No son sólo principios teóricos, son principios desde los que habilitar mi praxis. Y por ello, evidentemente, sólo válidos para mí, aunque alguna vez encuentre deseable que los asuman otros y así lo digo. En el caso que nos ocupa:
– me pregunto qué me hace sentir nausea ante la muerte de un prisionero de guerra … y termino irremediablemente preguntándome qué pienso realmente sobre la guerra. Y eso es lo que escribo.
– es mi convencimiento el que dejo entrever tras lo que escribo, no simplemente un ejercicio intelectual.
– estoy convencido de que si logramos inculcar en todos (o en la inmensa mayoria) de nuestros congéneres los principios del individualismo liberal, la probabilidad de que hubiese guerras sería minima.
– ello no me ahorra el hecho de saber que hoy no es así, y que por tanto, hemos de dotarnos de mecanismos de defensa. De todos modos, de los principios de voluntariedad, ejercicio responsable de la libertad y beneficio propio nace, por ejemplo, la necesidad de un ejército voluntario profesional (o una policía privada, o … eso ya son matices) que sirva de argumento disuasorio a posibles enemigos, justamente esos en los que falta el sentido de individualidad, prima el de colectividad y ejercen la fuerza desde la masa, a la que no se puede responder, como bien apuntais, desde el individuo. Es necesario disuadirles con sus mismas armas.
– como al enemigo antes que como enemigo he de verlo como ser humano, lo que digo que vale para nosotros ha de ser también válido para ellos. La mejor prueba la tenemos en los movimientos liberales en oriente medio, por ejemplo. Pequeños aún, pero existentes. En otras palabras, la mejor forma de evitar guerras es llevar a todos al convencimiento de que la mejor forma de actuación es desde el individuo y la no agresión. Qué porcentaje de humanos quedaría al margen? no lo sé, pero criminales los hubo siempre. Ahora bien, para los criminales está la defensa propia y la policía (seguridad privada), no los ejercitos.
– que lo fío a largo plazo? claro! Que sería posible? tambien!
– termino: es falaz, Juano (y perdona) argüir que es bueno hablar del cielo y blablabla… yo no hablo del cielo, hablo de los hombres y de cómo creo que podrían vivir en este mundo sin necesidad de montar una guerra colectivista cada equis tiempo: yo soy el único dueño de mí mismo; es mi voluntad la que me pone en disposición de interactuar; es la suma de voluntades homogéneas la que crea un sistema coyuntural en el que es más fácil conseguir mis objetivos; cuando el sistema no funciona, se cambia, o me voy; la voluntariedad, la interacción responsable, es un ejercicio que se renueva a diario, no cada cuatro, diez o cien años; esto último es lo que parece que olvidamos siempre. Decimos: España es lo que quieren los españoles… pero a que nadie nos pregunta? O peor, decimos «España es» (o «Cataluña es») y ya nos hemos colocado en un marco con identidad propia y una dinámica que no tiene por qué ser la mía, ni beneficiosa para mis intereses, ni para los de la mayoría.
No, yo soy, y tú eres, Juano, y tú, Bastiat, y tú, JFM y …. y juntos decidimos hacer, cada día, lo que nos conviene. Y ese lo que nos conviene, queridos, es muy grande. Nos conviene ganar mucho dinero y vivir bien, pero también puiede convenirnos que el vecino coma. Es nuestra decisión, no la del «estado» u otros entes artificiales: es la nuestra. Incluso eso, la solidaridad, nos lo ha usurpado el estado.
Un abrazo y GRACIAS por comentar. Hoy estaré poco por aquí, tengo un día muy cargado 🙂
Bastiat, en estas disquisiciones en las que nos enredamos, mientras Luis teoriza, nosotros pragmatizamos. Mientras él busca la pureza del razonamiento nosotros examinamos las imperfecciones a las que hemos de someternos.
Sin embargo hay situaciones en las que Luis pragmatiza. De lo contrario su análisis de la situación de Israel no sería la que es. O ni siquiera se molestaría en sacar a la luz las, a nuestros ojos, atrocidades en el entorno musulmán.
Ahora bien, una vez definida la perfección del reino de Utopía, entiendo que es fundamental una traslación de los valores ideales al mundo real. Así, por ejemplo, en el ideal está la inexistencia de cualquier forma de gobierno. Pero si admitimos que es preciso un mínimo de organización fuera del entorno perfecto, lo mejor sería que el gobierno lo conforme la aristocracia. No puede haber mejor gobierno que el formado por los mejores del colectivo. Pero en nuestro mundo, la definición objetiva de quienes son los mejores es imposible, por lo que establecemos la democracia para que sea el pueblo quien designe los mejores según la suma de criterios individuales.
Luego hay que enfrentarse a las excepciones a la norma: ¿y qué pasa si un 10% de la población no acepta la solución democrática?¿Y si además de no aceptarla pretenden imponer una teocracia por la fuerza y obligarnos a adorar un precioso becerro de oro?
Tanto en cuanto no seamos capaces como liberales de dar respuestas consensuadas y razonadas a esas preguntas prácticas, tendremos perdida de antemano la batalla política en nuestras decadentes democracias.
Según a quien preguntes qué hacer con un terrorista, según su ideología sea comunista, socialista, socialdemócrata, o lo que sea en esa parte del abanico, obtendrás repuestas más o menos concretas: matarlo, negociar, meterlo en la cárcel y reeducarlo, cadena perpetua… En mayor o menor medida obtendremos una propuesta concreta más o menos idónea.
Sin embargo, si la pregunta la lanzas en un grupo de liberales, las respuestas serán: ¿qué tipo de terrorista?, ¿ha delinquido o sólo tiene la intención de hacerlo?, ¿también está contra mi o sólo contra algunos que le han molestado?, ¿es nacional o importado?, ¿está contra la opresión del estado o a favor de incrementarla?, etc, etc, etc. No hay una propuesta efectiva de modelo liberal. Y por el camino nos conformamos con detalles como una rebaja de impuestos, la derogación de la ley seca y pinceladas que nos recuerdan el gran cuadro. Pero no tenemos un modelo que ofrecer a la sociedad para vendérselo.
Esa es mi preocupación. A ver quién es el guapo que gana unas elecciones diciendo que cualquiera puede cruzar la frontera, que todos podemos llevar armas -incluso esos recién llegados con otras ideas, idiomas y costumbres- y que si te están atacando a tiro limpio nadie tiene la obligación de ayudarte ni que te estés desangrando tirado en el suelo. Porque la libertad individual está sobre todas las cosas y eso es bueno para ti.
Y luego algunos se extrañan de la buena imagen que tiene criticar el capitalismo y liberalismo salvaje. Vayan a explicarle a ese votante que huye despavorido que ese planteamiento es sólo teórico, que la aplicación práctica tiene matices que todavía no tenemos claros, pero que se inspiran en ese planteamiento purista donde los haya. Seguro que lo ganaremos de inmediato para la causa…. 😛
Todo cristiano tiene una noción más o menos formada de cómo es el reino de los cielos al que aspira: placentero, no hay que trabajar, no hay que comer ni dormir…. Pero en esta vida, si bien procura reflejar lo más posible los mismos valores en otro entorno, ni se le pasa por la cabeza vivir según las mismas normas. Desparecerían todos los creyentes en dos semanas.
Pues eso: está bien hablar del cielo y que nos inspire. Pero es inútil si eso no se plasma en una doctrina viable en este imperfecto mundo…
-«Padre, ¿en situación límite y como último remedio, es pecado robar un trozo de pan para no morir de hambre?»
-«Hijo mío, no te preocupes, en el cielo no se pasa hambre.»
-«Padre, usted será un santo, pero también un XXXXXXX» 😉
Menos mal que he dicho eso de “antes de que lleguemos a conclusiones precipitadas” que si no….
Luis…
Yo también quisiera vivir en jauja. Si. Quisiera vivir en un sitio donde todos nos amáramos y donde nadie se aglutine en pos de un fin tan malvado y perverso como el de apoderarse de lo de otro por la fuerza porque lo que es cierto, lo que es absolutamente cierto es que el hombre tiene una capacidad indiscutible de convertirse en manada..
¿Quiere eso decir que hago bueno eso de que “el hombre es lobo para el hombre”? No digo que está dentro de la naturaleza humana. Y negarla no nos va a ayudar en nada.
Pero eso si, no e puedo negar que la guerra es un retroceso en la civilización, pero parte de la civilización es aglutinarse en pos de la defensa de los derechos individuales entre aquellos que se consideran como iguales. Y civilización es establecer normas para la convivencia civilizada lo cual no quiere decir que se pueda establecer una civilización sin norma. Es imposible negarlo…………
Como posible…..
Es posible…..
Si nadie lo impide….. claro. Si nadie se aprovecha de ello para dominar territorio, recursos, población y someterlos…..
Simplemente por que son mas que todos los individuos uno a uno…. de esa sociedad.
Pero posible es…
Y si, es un retroceso en la civilización….
Sobre todo en aquella que no establece mecanismos de ayuda mutua y desaparece.
Esa….
Esa…
Esa retrocede del todo.
Voluntaria? Sin ningún problema. Lo que no logro expresar, a lo que parece, es que esto que escribes al principio:
es socialismo puro y duro. La sociedades no «están articuladas», se van articulando según las necesidades cambiantes de los individuos que las componen. O así debería ser. En cuanto los acuerdos a que llegan coyunturalmente los individuos se convierten en institución (nación, por ejemplo) , se pierde el carácter coyuntural y voluntario de la cooperación para convertirse en el marco que determina la acción individual. Es decir: pérdida de libertad, pérdida de la capacidad de decidir por uno mismo. Los contratos, todos, están para cumplirse. Pero si se convierten en perjudiciales para una de las partes, pierden legitimidad. El que yo firme un contrato contigo para defenderte hoy de un ladrón, no me obliga a tener que hacerlo mañana frente a un invasor, por ejemplo. La solidaridad no es tácita, ni automática. es fruto de la voluntad solidaria, expresada en un momento concreto, ante un caso concreto por el individuo. Es una contínua elección.
En las guerras no existe esa posibilidad de elección, sólo la orden, o la deserción y el paredón. En paz, por cierto, tampoco. Ocurre que en paz luchamos por otros ámbitos individuales no tan primarios como la propia vida. Es más fácil ser individualista cuando no está en juego mi vida.
Lo siento queridos, no teneis razón y no existen argumentos para justificar una guerra, ni para desdecir lo que afirmo:
El buenismo: dame una pistola e intenta hacerte dueño de algo mío, verás lo bueno que soy.
Cáspita, Luis…,sin ánimo de ofender…. estas haciendo unas propuestas de un buenismo propio, como tan han dicho antes, de la Alianza de Civilizaciones.
Creo, sinceramente, que entiendes mal el concepto del individualismo. Si el individualismo es meramente el YO SOLO es algo inviable salvo para Robinson Crusoe antes de que llegara Viernes. Después ya no hay individualismo que valga. Si por el contrario entendemos el individualismo como la realización del individuo en sociedad con los demás, entonces hemos de entender que esa sociedad estará articulada para la verdadera realización individual pero también para organizar su vida cotidiana, su pervivencia y su supervivencia. Y esa sociedad ha de entender que la defensa, incluyendo dentro de ello las acciones preventivas, es parte ineludible de dicha sociedad.
Partes o llegas, no sé muy bien, a ese error sobre el individualismo por la existencia del Estado. Y los estado no son mas que la estructura en que una sociedad se articula. La mera existencia de un Estado no es por sí ya pernicioso, dependerá de qué haga, qué deje de hacer, que deje hacer y que no podrá hacer nunca. Es la sociedad articulada en el ideario individualista aquella que limita el poder del Estado hasta el punto de que no le permite tomar la decisión de iniciar las guerras que le apetezca al que ocupa el poder en lo alto del Estado.
¿Qué ocurre si el individuo no entiende que su derecho a existir como individuo no depende nada mas que de él? Pues evidentemente puede rechazar toda imposición incluso la de aquellos que defienden su derecho a ser individuo. La ayuda mutua, la reciprocidad en la ayuda, la colaboración interesada que surge de esos dos conceptos es fundamental para la existencia de las sociedades porque las sociedades es la forma en la que los individuos nos relacionamos. El marco que adoptemos permitirá mas o menos individualidad mas o menos individualismo, pero basar una sociedad en el absoluto individual es negar esa sociedad.
Por ello una sociedad en la que sus miembros no se muestren solidarios en nada, ni tan siquiera en defender a la sociedad que defiende su individualidad no es que sean “Free Riders” es que son unos caraduras de tomo y lomo. Y si una sociedad, incluso aquella que defienda mas enérgicamente al individuo, establece que para pertenecer a ella, para desarrollarse y vivir dentro de ella uno tiene que someter parte de su individualidad y algo de su libertad en pos del bien común, no sólo es correcto, puesto que lo decide la sociedad sino que sería justo el que aquel que se niegue a ello pueda ser expulsado.
Por ello, y antes de llegar a conclusiones precipitadas, podría existir una sociedad en la que sus individuos no compartieran conceptos como la ayuda mutua?
Esa es la pregunta que te tienes que responder. Tu y todos aquellos que tienen como gran coco al Estado
Luis, contigo me pasa lo mismito que con los monjes ascéticos que conozco que se entregan al más allá desconectando de la vida cotidiana. Con ambos tengo gran afinidad, pero los echo en falta para aportar su gran capacidad en la batalla diaria. No comparto las críticas que puedan recibir ambos por «comodones», porque no creo que sea el caso real.
Pero en la batalla de las ideas, el liberalismo tiene más ascetas que pragmáticos. Y con esa distribución de fuerzas es difícil eliminar el sentimiento de «chacho, échame una mano en concretar que es para lo que queremos los dos…».
Es como el chiste, unos nos deslomamos para meter el caballo en la piscina para conocer su volumen. Otros componen un caballo mediante la suma de cubos de distintas dimensiones. Y otros se limitan a suponer que el caballo es esférico… 😀
Señalar el destino sin siquiera intentar marcar el camino es una curiosa estrategia. Es bueno y útil establecer la meta. Pero cuando sabes que 9 de cada 10 alternativas en cada cruce no te llevan a donde quieres, no completar el trabajo sólo garantiza que no se va a llegar.
Mientras nuestros oponentes saben que, al menos, con 8 de cada 10 alternativas nos llevan al huerto.
Vuelvo a pedir, por segunda vez, que distingas cuando el post es sobre situación deseable (teórica) o real (práctica). Sobre todo porque en los primeros vamos a coincidir en gran medida salvo aborto y poco más. En los segundos ya es otro cantar. Pero es un poco extraño cuando tú te mueves en el primer plano y nosotros en el segundo. Es como si discutiéramos sobre deseo sexual mientras tú piensas en una isla con un 80% de mujeres hermosas todas y yo en una de sólo hombres peludos ellos. Noslomismo 😉
JFM, desde el individualismo y desde la postura que expongo, no hay sitio para campos de concentración, ni para holocaustos. A eso me refiero cuando hablo de evolucionar: a mañana, no ayer. Que no hemos dado el paso ya lo tengo claro yo. Pero eso no me priva de exigir (desear, animar) que se dé 🙂
Una ausnecia de matiz que llevó a Auscwitz y que hubiese llevado a un segundo holocausto. Me temo que a ese paso la especia evolucuionaría como los dinosaurios.
No, JFM, sin el matiz. Mientras sigamos necesitando preveer un ataque preventivo, no habremos dado ese paso evolutivo del que hablo 🙂 Yo no hablo de la evolución de los buenos, ni de la de mis más cercanos. Hablo de la evolución de la especie.
A eso me refiero: creo que el siguiente paso en nuestra evolución como especie radica en entender justamente eso: la agresión es barbarismo.
Con el matiz de que pude haber guerras con fines defensivos pese a que sea el «defendiente» el que haga el primer disparo. Un ejemplo es lo que hubiesen tenido que hacer Francia e Inglaterra ante el rearme aleman y dado el programa que Hitler habia expresado en Mein Kampf.
Otro ejemplo es la guerra de los Seis Dias: por un lado los arabes ya habian cometido el primer acto de guerra (el bloqueo del Golfo de Akaba por el cual pretendian axfisiar economicamente a Israel), por el otro ante las concentraciones de los ejercitos arabes Israel habia tenido que movilizar y como estaba en apnea economica el diilema era desmovilizar y ser invadido o el derrumbe de la economia, y por fin los arabes estaban recibiendo refuerzos de paises tan lejanos como Argelia por lo cual cada dia que pasaba peores eran las perspectivas. Y no olvidemos lo que estaba en la balanza no era meramente la existencia del estado de Israel: Nasser prometia arrojar los judios al mar y los Palestinos hablaban sin tapujos de exterminio puro y simple.
🙂
Es que no pretendo un planteamiento viable. El hombre es como es y no seré yo quien lo cambie, pero … a que desde un planteamiento como el mío, compartido por una gran mayoría, una guerra sería más difícil? A eso me refiero: creo que el siguiente paso en nuestra evolución como especie radica en entender justamente eso: la agresión es barbarismo. Y sus consecuencias colectivas también. Si fomentamos el crecimiento de individuos libres, no arrojados a los brazos de estados, aquí y acullá, estamos dando pasos definitivos hacia una convivencia sin guerras. Que unos llegarán antes y tendrán que defenderse de los otros… siempre será mejor educar en la individualidad que en el colectivismo. Siempre será mejor el arrojo de uno que el miedo de todos.
… da gusto «discutir» con vosotros 😉
Estimado Luis, tu planteamiento es como ignorar la medicina preventiva. Simplemente ignoras la posibilidad del ataque organizado. Una cosa es la defensa lícita, otra el permitir el alzamiento armado.
¿Qué posibilidades tiene un colectivo de individualidades inconexas centradas sólo en su propia defensa frente a un bloque organizado centrado en el ataque?
Que tú optes por la acción individual no implica que todos lo hagan. Y si no creas y proteges un entorno que posibilite el desarrollo de tu modelo nada impedirá que sucumba al enfrentarse a otros más agresivos y organizados.
La sociedad es más que la suma de individuos en un territorio determinado. Y sin sociedad el individuo no tiene garantía ni defensa para sus valores y derechos frente a cualquier oposición organizada.
Si es sólo el vecino el que viene a arrebatarte a tu hija puede haber un enfrentamiento equilibrado si lo ves venir. Pero rara vez el ladrón avisa de sus intenciones. Pero si son 20 los que vienen contra ti y los demás vecinos ignoran el enfrentamiento porque no va con ellos, al final todos irán cayendo uno por uno. Para que el mal triunfe sólo hace falta que los buenos no hagan nada…
La guerra es justificable, desgraciadamente. De lo contrario el violento ocupará siempre el poder y el ejercicio de la libertad se torna imposible. ¿No es guerra cuando el individuo hace uso de las armas contra el estado opresor llegado el caso?¿Es condenable haberse enfrentado a Hitler?
Al igual que para el individuo, el uso de la violencia como recurso último de defensa entiendo que es lícito. No siéndolo para el ataque.
Entiendo que la existencia del ejército es necesaria para que el resto de ciudadanos puedan tener una vida productiva. De lo contrario el cuidado de nuestra seguridad consumiría en exceso tiempo y recursos. Jamás será equilibrado un enfrentamiento entre alguien cuya preocupación es explotar sus tierras contra alguien cuya razón de ser es el imponer su voluntad por la fuerza y dedica a ello todo su tiempo y recursos. Que los dos tengan armas no iguala la contienda. Mucho menos si el vecino del agricultor puede desentenderse sin problema y los camaradas del invasor están obligados a sumarse a la causa.
En resumen, que acabamos donde siempre. ¿Que tu planteamiento es deseable? Sí. ¿Que es viable? Creo que no… La única manera de acercarnos a esa utopía es crear un entorno en el que se desarrolle un modelo inspirado en ella. Pero mantener ese entorno conlleva un precio para su defensa. Precio que nos aleja del ideal buscado, pero que permite su existencia en la vida real.
La inacción tanto en cuanto no haya crimen es suicida. Si mi vecino se pone a almacenar cantidades ingentes de carburante, o a construir una bomba nuclear, se produce un peligro potencial que de realizarse imposibilita toda acción de compensación y reequilibrio. En tal situación es totalmente lícito actuar para imposibilitar un mal irreparable. ¿Eso es ir en contra de la libertad? Si analizas el caso aisladamente, sí. Pero dentro del contexto general, no. Es todo lo contrario, es la única manera de salvaguardar la libertad.
Según tu planteamiento debes de permitir una invasión en toda regla y no puedes actuar hasta que ésta se ponga en práctica (y sólo actuar individualmente)… No entiendo dónde está la virtud del planteamiento.
Una sociedad con tales valores sólo sería consentida por las demás en un territorio yermo. Y si en ese entorno fuera capaz de fructificar y crear riqueza, dejaría automáticamente de ser consentida para arrebatarle la riqueza generada. Al invasor le importa poco si tienes que sudar para vivir, le importa tu riqueza y, en no pocas ocasiones, tu sencillo sometimiento. El que haya que sudar menos la única diferencia que marca es que pone esas riquezas más a mano…
Se puede recordar que aunque en Atenas hubiese también como en todas partes traidores and «free riders» (los que se aptrovechan del efuerzo de los demas) la inmensa mayoria acceptaba una disciplina (y no solamente en el estricto sentido militar), acceptaba la necesidad de castigos para los que por ejemplo se hubiesen dormido durante la guardia (e includo los acceptaba cuando caian sobre ellos) como condicion necaesaria para supervivencia y la presrvacion de la libertad. Y que generales y politicos tuvieron que rendir cuentas y, frecuentemente fueron sancionados (Temistocles con el exilio, otros, a veces inclsuo cuando habian sido victoriosos, con la muerte). O sea que la guerra nunce fué una carta blanca dada a politicos y generales. Tambien recordemos que la demorctizacion de Atenas esta intimamente ligada a que su poderio naval dependia de los plebeyos que remaban en sus galeras, o sea que hubo contrapartidas por su esfuerzo.
Contrastemos con los auxiliares de los persas que eran conducidos a la batalla a latigazos, con la seurte de ese hombre que pidio al emperador persa que permitiera a su hijo quedrase con él y vio a este descuartizado (por lo menos eso cuntan los griegos), con el hecho de que era impensable pedirle cuentas a Jerjes por el desatre de Salamina (200 galeras perdidas o sea cuarenta mil hombres que se dice pronto) y todavia mas impensable el que los subditos obtuviesen derechos en caso de haber derrotado a Alejandro.
Querido Juano, si en nuestro «estado de bienestar» hubiese que sudar para vivir, el argumento principal para encontrar trabajo fuese el mérito y la base de todo ello el esfuerzo, los yihadistas, como tú dices, no vendrían. O vendría menos.
Si quiero que todo el mundo pueda llevar armas es precisamente porque la decisión de hacer uso de ellas en defensa de los propios intereses sólo cabe al individuo. Si un ciudadano (me importa un pito de dónde venga, mi vecino leonés de toda la vida, pongamos) pretende a punta de pistola y en nombre de no sé qué tradición que mi hija se case con su vástago, lo más lógico es que tenga que venir a robarla. Y lo lógico, luego, es que defienda a mi hija a tiros.
Casi todos esos problemas que tenemos con … como se llamen, vienen dados de que no se nos está permitido establecer las fronteras particulares de cada uno. Las de los estados, estorban.
Y llevado a sus ultimas consecuencias… si llegan unos «X» y nos dan (ellos con armas, nosotros también), será que son mejores, no? Evolución se llama eso. Historia, vaya.
La guerra es de todo punto injustificable. La violencia, sólo como gesto de defensa. Y ésta última legítima, sólo desde la decisión individual.
Otra duda que me sorprende: Según tú los inmigrantes deberían poder entrar libremente y tener los mismos derechos y obligaciones que los «indígenas». Y también estás de acuerdo con la libertad de que los ciudadanos puedan llevar armas, por lo tanto, también los inmigrantes.
¿Tal combinación no te hace pensar en el más que probable escenario de enfrentamientos armados?
Una cosa es que todos los que defienden unos valores básicos de la sociedad puedan portar armas para defenderlos. Otra bastante distinta es que abras la puerta a todo el que defienda todo lo contrario y también le des balas….
De aplicarse tu planteamiento tal vez acabáramos con los yihadistas del ataque de risa que les daba.
Luis, que es una barbarie nadie lo niega. Pero llegado el caso, una barbarie necesaria.
Lo de la derrota es relativo. Si se llega a la guerra por la invasión de un ejército regular, no hay derrota que achacar al invadido más allá de su posible descuido de mantener un ejército efectivo. Ahora bien, si como en la actualidad renunciamos a la defensa de nuestros valores y consentimos los embates a los pilares de nuestra sociedad permitiendo su desintegración, ahí sí estamos ante una oprobiosa derrota.
De ahí la preocupación ante el vaciar de contenido la moral común estructuradora y dar carta de igualdad a cualquier alternativa. Tal conducta conduce ineludiblemente a una derrota y con ella a un escenario de violencia / guerra.
Mi postura es que la guerra no viene definida por el tamaño del enemigo, sino por su naturaleza. Y el enemigo no tiene protección del estado de derecho. Estamos afrontando una invasión lenta, paciente y programada. Y al tratarlos como iguales, incluso dando carta de validez a muchos de sus planteamientos, lo que estamos haciendo es producir la más grande de las derrotas. La más grande porque al no defender nada, entregamos todo…
Deberíamos recordar de vez en cuando aquello de entregar la dignidad para mantener la paz, para al final quedarse sin dignidad y sin paz… Contemporizar con el enemigo siempre da ventaja al enemigo y no resuelve nada (algo de eso deberíamos haber aprendido en este país con nuestras experiencias nacionalistas y terroristas).
Una vez identificado el enemigo por su naturaleza, ¿qué razón de ser tiene permitirle crecer? No digo que haya que fusilarlos, con mandarlos al destierro puede valer. Que vayan a disfrutar en los países que les apoyan y donde se aplican las enseñanzas que proclaman. Pero que no nos toquen las ciruelillas…
Sí, es cierto. La historia de la humanidad está llena de ejemplos de «adiestramiento» como el que comentas.
Me sigue pareciendo una derrota, JFM. 🙂
Te recordaré que el gran periodo de la libertad y el individualismo en Atenas fué no antes sino después de las guerras Medicas o sea no antes sino después del trago de disciplina que hizo posible Maraton, Salamina y Plateas.
Sigue siendo una barbarie, JFM. Una derrota. Que es lo que vengo a decir.
Luis
Te has parado a pensar que el otro bando puede no querer conformrase con Perejil sino que puede quetrer exterminaros? Aciuerdate de Gengis Khan. Acuerdate de lo que ocurriria a los Isrelies si Israel perdiese.
Te has parado a pensar que hay gente a la que no le har´ gracia el estar en inferioridad numerica y el que los maten cuando todos podrian vivir, ellos y los «desertores», si estos ultimos estuviesen en el campo de batalla y entonces fuese «nuestro» bando el que tuviese la superioridad?
Te has parado apensr que esta es una situcaion donde los egoistas estan automaticamnte beneficiandose del sacrificio de los otros? Que si lo miramos del punto de vista individualista lo racional es que nadie vaya y deje que ser le otro tonto el que lo haga? Te has poardo a pensar que los tontos al ver que los listos estan en la retaguardia pueden mandarlo tod al diablo y que el resultado final es una piramide de cabezas tanto de listos como de tontos como le gustaban a Genghis Khan. O todos, listso y tontos, reducidos a la esclavitud? Que estamos en la version extrema de la tragedia de los comunes y que los comunes no son viables?
Hay situaciones en las que te guste o nó tenemos que sacrificar nuestro individualismo y nuestra libertad (en le ejercito se llama disciplina), para preservarlos. Lo unico que podemos hacer es tener vigilados a nuestros politicos para que no nos metan en una guerra por sus sueños de grandeza, que durante esta su accion y la de los generales sea auditada, que la ley siga limitando lo que los politicos pueden hacer al pais y los generales a la tropa. Atenas tenia todo eso pero los remeros de las galeras «Democracia» y «Libertad de Expresion», que por cierto eran hombres libres y no esclavos, enetendian muy bien que tenian que remar no al ritmo que les apetecia sino al ritmo marcado por el tambor para que Salamina fuese una victorai en vez de que ellos acabaran muertos y sus familias en la esclavitud.
Evidentemente, J., no me da igual. Pero me niego a poner en una balanza a los de «mi lado» fente a los del «otro lado».
No digo que el ejercicio de la defensa propia tengfa que hacerse única y exclusivamente desde el individuo. Tampoco planteo un enfrentamiento entre morales individuales y el resultado de su socialización. Lo único que digo es que la guerra supone siempre una situación de coacción. La moral social decide (alguien lo hace) iniciar una guerra (supongamos que para defenderse de una agresión) y exige que todos los miembros de esa sociedad se autoanulen en cuanto individuos y asuman la voluntad social. Buena o mala, tan roussoniana (la visión de sociedad) como si la aplicas al individuo. No todos los hombres son buenos, ni todos los resultados de socializar morales individuales lo son. Apenas un compromiso que permite relacionarse sin necesidad de matar.
Desde el momento en que no es el individuo el que decide si participa o no en una guerra (y no lo es nunca, en tiempos de guerra todos los afectados son víctimas) cobra validez mi afirmación y mi post: la guerra es la conculcación de los derechos individuales. Del derecho, vaya. No hay otro, los estados no tienen derechos.
Ah, se me olvidaba:
«Porque no están en guerra, y aquí hablamos de la guerra.»
En la comparación están incluidas las dos guerras mundiales, por ejemplo.
«La mía es mi moral particular. Ni tú, ni el estado, ni el jefe, ni el guru tienen derecho a IMPONERME unos MOTIVOS (una moral) por la que yo deba exponer mi vida en un conflicto bélico.»
Vamos a ver, Luis, evidentemente cada uno tiene unos mecanismos -llamémoslos así- morales innatos. Pero esos mecanismos no cristalizan en algo parecido a una ética si no hay socialización, porque entonces lo que tenemos es un autista o lo que los griegos llamaban un «idiotés». Lo que critico es esa separación tajante que haces entre la ética del individuo y la(s) moral(es) de grupo como si una fuese previa y completamente independiente de la(s) otra(s). Eso no existe. Aparte de que lo que describes es un panorama roussoniano, con almas buenas y cándidas corrompidas por el grupo o el Estado.
Y luego lo de los números. No sé si a ti te da igual vivir en una sociedad occidental moderna o en una con tasas de homicidio del 30%. A mí, desde luego, no.
Estimado J.,
No digo lo contrario.
Porque no están en guerra, y aquí hablamos de la guerra.
Error grave. La mía es mi moral particular. Ni tú, ni el estado, ni el jefe, ni el guru tienen derecho a IMPONERME unos MOTIVOS (una moral) por la que yo deba exponer mi vida en un conflicto bélico. La coacción es derogación de mis derechos, y si me rindo a ella, renuncio a mi moral. La mía, no la «primigenia» ni gaitas parecidas. La mía.
Sirva esto de respuesta Juano 🙂
Los números …. lamentable, señores.
Con las vidas de las personas no se pueden hacer números! No se debe! Quien empieza a contar muertos no les hace justicia. El número, sin rostro, el «1» uniformado es el mejor símbolo de la a-justicia de las guerras, el mejor símbolo de la pena capital aplicada en masa. No hay números que justifiquen otros nßumeros, no hay sufrimiento que justifique otro sufrimiento. La venganza puede ser psicológicamente comprensible, dulce incluso, pero no hace más que duplicar (desde la moral) la a-justicia que se pretende vengar con una guerra. No es posible una suma cero desde la contabilidad de las injusticias de los vencedores frente a las de los vencidos, lamentándolas pero justificándolas porque las de los últimos fueron más.
La única forma de «ordenar» los muertos de las guerras sería si pudiésemos analizar cada uno de esos destinos, de forma individual. Es imposible, lo sé. Y una «justicia divina», o «histórica», o «patriótica» me resultan incomprensibles. En la irracionalidad del «juicio final» se cobija el racionalmente inimaginable libro de los pecados y virtudes de cada uno. Los confesados y los inconfesados. Para el no creyente no hay esperanza.
Mr. Griffin:
1. Número de muertes violentas expresado como porcentaje de la población total. Número de agresiones contra las personas y la propiedad.
2. Es un índice más, cada uno que le dé el peso que quiera, pero que no falsee la realidad. De todas formas, por supuesto, mayor seguridad suele llevar a aparejada mayor estabilidad social, mayor prosperidad económica, acumulación y transmisión de información, grados superiores de innovación, etc, etc.
3. No hace falta predecirlo: ya ha sucedido muchas veces. Los que se entregan a predicciones delirantes son quienes deducen futuros ideales a partir de dos o tres principios de doctrina, despreciando la evidencia factual disponible.
Si bien las preguntas no van dirigidas a mi, dado que me he mostrado conforme con la exposición de J me tomo la libertad de contestar según mi criterio:
1.-Criterios objetivos de índices de asesinatos, delincuencia y asaltos a la propiedad privada.
2.-Porque cuando la violencia se establece como medio para conseguir fines, implícitamente se socavan valores esenciales: derecho a la vida, a la propiedad privada, representación democrática y un largo etcétera. ¿Con qué principios básicos es compatible la ley del más fuerte?
3.-La sociedad pos-estatal es aquella que fracasa en el consenso de valores comunes para construir una convivencia pacífica y una sociedad estable. Por norma tal escenario conlleva la lucha por el poder mediante la violencia. Ante la caída del sistema se retorna a la ley del más fuerte. Y esta nunca se expresa mediante elecciones pacíficas ni mediante el respeto a las posiciones contrarias y excluyentes. Sólo una vez el bando vencedor generaliza las reglas del juego y estas son aceptadas con el tiempo, se puede volver a un escenario de igualdad y democrático. Pero sin sistema ni garantías, sólo sabemos defender nuestras posiciones mediante la fuerza bruta. Somos así de «civilizados» cuando se derrumba la civilización.
Yo se que si dejo 3.000 euros en medio de la calle y me voy durante una semana, a la vuelta doy por sentado que no estarán ahí. Y según qué calle sea, se si tengo alguna remota posibilidad de volver a tener noticias de ellos. No es lo mismo dejarlos a la puerta de un convento aislado que en medio de una calle llena de puticlubs y casinos…
Lo que sí que no tiene fundamento lógico alguno es establecer que como no sé qué va a ocurrir en el futuro, la probabilidad de encontrar el dinero donde lo dejé sea del 50%…
Dada nuestra naturaleza, historia y composición social, el inferir escenarios de violencia según la vigencia de un estado de derecho no creo que sea arte de adivinos.
Y el estado no es un abuso per se. Se torna en tal cuando pasa de siervo a señor.
Mr. J:
«Y luego, quedaría por explicar por qué los niveles de violencia son inferiores en los Estados que en las sociedades pre-estatales o en los Estados fallidos».
Queda por explicar:
1. ¿Como puedes medir ese «nivel de violencia»? ¿En base a que criterios?
2. ¿Por qué ese supuesto «nivel de violencia» debe de pesar más que otras consideraciones o principios?
3. ¿Como puedes predecir lo que ocurriría en una sociedad pos-estatal? No puedes saberlo. En base a la realidad de que no conoces el futuro, legitimas abusos en el presente: el estado.
Amén de estar de acuerdo con J., por muy indeseable que sea la guerra, no deja de ser inevitable en según qué situaciones. Según el artículo, todos los que en su momento plantearon en enfrentamiento bélico frente al nazismo estaban derrotados de antemano y habían renunciado a sus derechos e individualidad. ¿Deberían haberse limitado a una resistencia pasiva y a denuncias a los tribunales?
Es la individualidad y la defensa de una escala de valores la que da sentido a la guerra como último recurso. Cierto que para que un ejército sea efectivo hay que sacrificar temporalmente al individuo. Pero no implica la renuncia definitiva, de lo contrario daría lo mismo quién saliera victorioso y no tendría sentido sumarse a defender ninguna opción.
¿Que la guerra es traumática?, cierto. Por eso ha de ser el último recurso. También es cierto que ante los nuevos escenarios se pueden establecer gradaciones de estados de guerra, no es un todo o nada como antaño. ¿O hay que dejar que la amenaza crezca hasta que sea un todo o nada?
En tiempos de paz y consenso es normal buscar entre todos el mejor camino posible. Pero en tiempos de graves crisis y amenazas lo que se busca es la menos mala de las alternativas posibles. Es suicida aplicar el primer esquema en el segundo escenario porque te enfrentas siempre a resultados negativos y contrapones valores excluyentes. Lo contrario es viable, dado que las soluciones son más o menos positivas entre valores compatibles donde hay una serie de mínimos consensuados.
La sociedad occidental que tan placenteramente disfrutamos se logró en torno a unos valores, ganando guerras y expulsando a los grupos contrarios a tales valores. De otra manera habría sido imposible una población lo bastante uniforme como para consensuar unos valores esenciales que estructuraran la sociedad y que crearan un vínculo de unión consolidador de la estructura social. ¿Cómo se habría podido llegar a la democracia si el 40% de la población, por poner una cifra, fueran teocráticos convencidos, o creyentes absolutos de superioridades raciales o castas?
¿Cómo habría que defenderse de un porcentaje significativo de la población que pensara que había que matar a todos los que no piensan como ellos?¿A base de multas?
Luis, sé que no te va a gustar nada lo que voy a decir, pero tu planteamiento suena mucho a «Alianza de las Civilizaciones»…
«La guerra supone la derogación estatal (nacional, grupal) del derecho y la usurpación de la moral particular por medio de la orden de la superioridad.»
Pues no. Para empezar, Estado no es sinónimo de grupo o tribu, es una modalidad distinta de organización social. Y luego, quedaría por explicar por qué los niveles de violencia son inferiores en los Estados que en las sociedades pre-estatales o en los Estados fallidos. Y de esa «moral particular», de ese hipótetico «estado de naturaleza» ajeno a la socialización, ni hablo, porque no ha existido nunca, es un ente de la imaginación.