A veces Dios se echa unas risas, nos cuenta Embajador en el Infierno desde su blog. Sin duda, otorgar a Dios rasgos antropomórficos, características propiamente humanas, contribuye a hacerlo más cercano, más real, más palpable. El humor y la risa nos son muy propios, y dado que ambas son características agradables, útiles a la hora de «bajar a Dios a ruedo de lo comprensible y amable».
Es una espada de doble filo. Pues a mí hay cosas que no me hacen ninguna gracia:
Los más recientes cables informativos dan cuenta que en Somalia la situación humanitaria se está deteriorando con rapidez debido al alza de los precios de los alimentos, una fuerte devaluación del Shilling somalí y el agravamiento de la sequía.
Más de 2,6 millones de personas -un 35 por ciento de la población-, necesitan ayuda, lo que supone un incremento de más del 40 por ciento desde el pasado enero.
Este incremento se debe principalmente a la suma de 600 mil pobres urbanos, que luchan por cubrir las necesidades alimentarias de sus familias frente a un rápido incremento de los precios de los alimentos y los productos básicos, según un reciente estudio de la Unidad de Evaluación de la Seguridad Alimentaria en Somalia (FSAU, por sus siglas en inglés).
La situación se ve agravada por la prolongada sequía en partes del sur y el centro del país, así como el deterioro de las condiciones de los pastizales en áreas del norte debido a una estación seca especialmente severa. El retraso y los escasos resultados de las lluvias estacionales Gu, que caen habitualmente desde mediados de abril a junio, apuntan a una cosecha principal de cereales que estará bastante por debajo de la media. Ello conducirá a escasez y nuevos aumentos de precios en los cereales producidos a nivel local.
Alrededor de 60 mil pastores, ya en dificultades tras dos temporadas consecutivas sin lluvias, se encuentran en situación de grave crisis alimentaria y de sus medios de subsistencia.
Será porque los somalíes no rezan? O porque rezan al Dios equivocado? Ya les digo: hay cosas que a mí no me hacen ninguna gracia. La próxima vez, tendrán que buscar otros argumentos, creo.
La cosa me ha recordado una película intrascendente, de esas que ponen en la tele después de comer, y que las ves en un estado previo al sueño y ronquido y que cuando te despiertas, cosas de la publicidad, todavía sigue y sigue. Me parece que se llama «si yo fuera dios» o algo parecido. El caso es que cuando desperté todo el mundo estaba cabreado con «dios», porque a todo el mundo le había tocado la lotería y en consecuencia a todos les había tocado muy poco. Por supuesto, que subliminalmente puede que se transmita el mensaje de que lo de la riqueza es una ecuación de suma cero, no los creo tan inteligentes, y en consecuencia no creo que fuera esa la intención de los autores. Me da que lo que quería transmitirse es que el Estado del Bienestar es muy bonito, pero que tiene sus límites y que es mejor no dar la coña con peticiones extemporáneas. De modo, que está muy bien pedir, pero dentro de un orden. Todo sea porque la gente siga en su ilusión irreponsable de que encajonarse en derechos ilusirios está muy bien, cumpliendo el procedimiento, claro, lo que equivale a decir «dentro de las posibilidades presupuestarias».
Pablo, coincidimos en lo de no entender…. yo tampoco entiendo qué tiene que ver Dios con la lluvia. Es cosa de las nubes.
En el fondo, es una respuesta como otra cualquiera a la gracieta pretendida por Embajador. Carlos J. lo expresa prefectamente: «… si Dios tuviera tiempo y ganas de meter mano en el asunto, como un gran planificador, sobraríamos nosotros», rematando la alusión al «Dios socialista» de (*)
Cuando a un embalse se le ve el fondo, refiriéndome al enlace, la cosa no es susceptible de emperorar, si acaso de mantenerse en el tiempo más allá de lo deseable. Con que llueva un poquito algo mejora la cosa. De modo que la situación puede mejorar ya sea con rogativas, promesas, procesiones varias o haciendo el corro de la patata. Lo de Somalia ya es otra cuestión, porque las situaciones de hambruna, guerras inútiles, degradación social, etc. sólo se solucionan dándole la vuelta, como a un calcetín, a todas las estructuras políticas, sociales, jurídicas, culturales, etc. del pais en cuestión. Y ahí me da que las rogativas, promesas, procesiones varias y el corro de la patata se revelan como absolutamente insuficientes. Y si Dios tuviera tiempo y ganas de meter mano en el asunto, como un gran planificador, sobraríamos nosotros.
No entiendo la referencia a Dios en el post.
No es cosa de Dios dar de comer al hambriento, es cosa nuestra.
…-ue hicera caer la lluvia aquí o allá en función de los SMSs recibidos, sería un Dios arbitrario y por lo tanto injusto.
Evidentemente, un Dios que hiciera caer la lluvia aquí o allá en función del número de SMSs recibidos sería un Dios arbitrario, injusto y posiblemente socialista.
Los caminos del Señor son misteriosos, Luis. 🙂