Político Liberal

En nombre de la paz es legítimo ejercer toda clase de violencias, en nombre de la igualdad se pueden generar todo tipo de desigualdades. ¿Qué mejor ámbito para el desarrollo eficaz de la demagogia que el de la especulación sobre la posibilidad de realizar los más bellos ideales?.

La política tiene varios tipos humanos, desde el tecnócrata indiferente hasta el idealista bobalicón, pero todo el espectro explota, consciente o inconscientemente, ese filón inagotable de venta de ilusiones.

Se me dirá que algunos son simples gestores de la cosa pública que pretenden lograr la eficiencia y la eficacia, y que no son, por otro lado, meros tecnócratas funcionariales, sino idealistas de otro estilo más sobrio y posibilista, algo, en definitiva, muy distinto del idealista puro o el funcionario puro, algo equidistante y equilibrado, una especie de término medio aristotélico en ese animal político (aristotélicamente definido) que es el hombre.

El Platonismo ilustrado estaría representado por el político liberal. Pero ¿por cuánto tiempo puede ser liberal un político sin sucumbir a las contradicciones entre los términos “liberal” y “político”, y las aún más profundas entre el omnímodo aparato estatal que uno utiliza como medio y los fines de limitación efectiva de ese aparato?. Y ¿qué decir de las debilidades de su naturaleza, que pueden echar por tierra los mejores ideales?. ¿No somos, por naturaleza, antiliberales, y nos hacemos liberales por educación, ese barniz?.

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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10 comentarios

  1. Pues estoy bastante de acuerdo con todo lo que dices.

    Siempre he dicho que hay una masa crítica de parásitos a partir de la cual cualquier sociedad entra en fatal decadencia y caída y se colapsa. Poner número es una labor imposible, pero se pueden observar tendencias. Si por debajo de estas tendencias de aumento del número de parásitos subyacen además tendencias de tipo sociológico-ideológico (relativismo, carpe diem sociata, etc), pues la cosa pinta fea.

  2. En el entorno en el que vivimos, por norma la gente es liberal con lo suyo y socialista con lo de los demás. Es el vicio del mal llamado «estado de bienestar» el que crea esta dicotomía incompatible. Todos quieren libertad para hacer lo que les plazca con lo suyo, pero tener una red de seguridad por si acaso formada con el dinero de los demás.
    Hasta los hay que viven plácidamente en esa red siendo totalmente improductivos para el colectivo. Y cada vez son más. Tanto en cuanto la sociedad no vea lo autodestructivo de ese estrato social creciente es difícil salir del circulo más viciado que vicioso. El ejemplo lo tenemos en Argentina, que habiendo quebrado el sistema, la gente en lugar de pedir libertad para mejorar sus condiciones, se gira hacia el gobierno para que les proteja con unos recursos que (eso no lo ven) tienen que partir de ellos mismos…
    En un escenario en el que la educación cada vez es de peor calidad y los medios cada vez se concentran más y no en torno a ideales liberales, el lograr que democráticamente el pueblo se imponga libertad y tenga fe en sí mismo es una tarea ingente. Y con el agravante de que al no haber acuerdo entre los liberales sobre la validez moral de influir sobre los demás para conformar una sociedad que siga ciertos patrones básicos, dejamos la casi totalidad de las herramientas de formación de opinión en manos de los progres.
    El liberalismo conlleva la exigencia de cumplir obligaciones al individuo para ser merecedor de derechos, mientras que el socialismo florece regalado derechos sin contraprestación alguna cuyo coste irremisiblemente empobrece al colectivo. Pero mientras no hay ruina ni se desvanezca el espejiso de falsas esperanzas, la debilidad conduce a la mayoría a lo segundo (hay mucho socialismo en la derecha occidental actual…). Se ganan más votos prometiendo dinero que duro trabajo. El votante se queda ahí y no analiza las consecuencias de cada opción a largo plazo.
    Puede que con el tiempo el liberalismo se torne más pragmático en el plano sociológico y sea capaz de liderar el camino a un entorno más libre. Creo que hay cierta intoxicación de relativismo en muchos de los planteamientos liberales que impiden defender el modelo como mejor o superior y luchar por él. Hasta entonces, pintan bastos.

  3. Como dice Eibl Eibesfeldt en su obra de Etología Humana, nuestra tendencia es a la intolerancia (eso se aprecia en la crueldad innata/espontánea de los niños), y la tolerancia se adquiere sólo por la educación.

    Precisamente es esa tendencia primitiva de la que hablas al colectivismo tribal la que es contraria al liberalismo, anti-liberal. Yo y los míos, nepotismo, amiguismo, egotismo,….los otros como extraños, como enemigos, como amenaza y no como oportunidad: guerra, prejuicio, discriminación….

  4. Tanto como anti-liberales no se, pero si que es cierto que el liberalismo no es exactamente una condición natural del ser humano, es el producto de una evolución cultural, un refinamiento político y social externo a el, pero que tiene en cuenta la condición natural del ser humano, como individuo que es y su tendencia primitiva al colectivismo tribal.

    Decir que se es antiliberal en este sentido es como decir que el ser humano es contrario a la paz, porque tiende a la guerra en cuanto se descontrola un poco o «se deja llevar».

    hummm…

    saludos

  5. Yo creo más bien que somos antiliberales sin saberlo. Sigo pensando que nuestra delicada educación es un delicado barniz. En la medida en la que la lucha encarnizada ha dado origen a una situación de relativo equilibrio de poderes hay paz, y prosperidad, y en la medida en que somos «ricos» nos abrimos a los demás (a través de los círculos concéntricos que van de nuestro Ego a la Humanidad). Esto último se lo oí a Memetic Warrior en una conferencia y quedé por siempre convencido.

    Un saludo Lino.

  6. Antes que liberales o cualquier otra cosa, somos seres humanos, somos individuos. En este sentido, somos liberales pero sin saberlo, ya que la condición de individuo que otros se empeñan en hacer desaparecer, es inalienable de la persona, por propia definición, y sin ser consciente de ello. En la medida en que se logre ocultar el carácter individual, se logra empequeñecer al ser humano.

    Como seres humanos tenemos muchos defectos, y uno de ellos es la ansia de poder, dinero, etc. La cuestión está en que cuando el ser humano comienza a dejarse llevar por sus instintos y ostenta un cargo que le facilita la satisfacción de dichos defectos, no es que sea menos liberal, es que sencillamente, se está volviendo un corrupto, un totalitario, un déspota, etc.

    Son las leyes, seguramente hechas anteriormente por otros liberales, las que regularan, impedirán o prohibirán (si están bien hechas y con esta intención) el exceso de aquellas acciones que esta persona emprenda para logras sus ansias. Esto es llamado también, independencia de los poderes, y la vigilancia mutua entre los mismos, sabedores de la condición humana.

    Saludos cordiales

  7. Si Pablo, es de una soberbia inutilidad.

    Hay que contar con las «debilidades humanas», pero procurando que no se hagan -demasiado poderosas.

    Estoy contigo: el poder es un juego de pesos y contrapesos.

  8. ¿»Debilidades de nuestra naturaleza»?

    🙂

    Creo que el tema que se plantea es interesante, pero inútil. Además, puede llegar a ser peligroso, en aras de la ortodoxia liberal podría llegar el momento en que se pusieran máquinas para gobernarnos. Hay que contar con las «debilidades» humanas y hay que procurar el equilibrio. A partir de ahí sólo nos quedan los contrapoderes y los límites a la acción legislativa y ejecutiva.

  9. ¿No somos, por naturaleza, antiliberales, y nos hacemos liberales por educación, ese barniz?.

    Pues casi te diría que es justo al revés: somos liberales por naturaleza y nos hacemos antiliberales por educación, comodidad, egoísmo mal entendido, etc, etc, etc. Realmente el liberalismo exige una visión a largo plazo que pocos están dispuestos a acoger con todas sus consecuencias: Es muy difícil no solo ser libre, sino mantenerse libre cuando todo está en contra

    – Esteban Gaviota, tienes la libertad de ser tú mismo, tu verdadero ser, aquí y ahora, y no hay nada que te lo pueda impedir. Es la ley de la Gran Gaviota, la Ley que Es
    – ¿Estás diciendo que puedo volar?
    – Digo que eres libre

    Richard Bach. «Juan Salvador Gaviota»

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