Han sido unos días ajetreados. En la red y en la vida real. El balance es dispar. En la red he descubierto que los totalitarismos que nos amenazan son muchos y algunos están en casa. Denunciar las conductas liberticidas del islám, del estado, de los colectivismos (como es norma en esta casa) ya no basta. Está claro que, independientemente de los adjetivos que usen unos y otros para autodefinirse, también podemos observar conductas liberticidas en quienes se autodenominan liberales. Está claro que eso me convierte en un individualista egoísta, pues lo que yo considero «bien general» es infinitamente más pequeño que aquello que, visto lo visto, casi todo el mundo cree como estatalmente regulable. En el miniestado que yo imagino como ideal hay pocas leyes, pero esas que hay son para todos. Y lo son para todos igual. Nadie puede arrogarse el derecho de renunciar a ninguna de ellas, o de situarse por encima de ellas. Ni Dios (el pobre, que ni le va ni le viene…).

En los hilos más discutidos de este blog durante los últimos días también he descubierto otras cosas interesantes. Por ejemplo, que el Estado tiene «derechos» y es fuente de los mismos. No puedo estar más en desacuerdo. El estado, como instrumento que es, sólo tiene obligaciones. Es una herramienta. Cualquier otra concepción del estado nos convierte en meros administradores ocasionales de las libertades que se nos consienten, borrándonos así de la lista de los «hombres libres». Jamás aceptaré esa sumisión.

Pido disculpas a quienes no se sientan debidamente interpelados tras sus comentarios esta semana. Estoy abrumado de trabajo en mi vida real. Además intento adelantar tareas, para así poder disfrutar de los próximos días en Madrid sin necesidad de estar contínuamente colgado del teléfono. Es mi regalo de cumpleaños: mañana por la noche me reencontraré con viejos amigos, saludaré nuevos amigos a quienes deseo conocer. El viernes, más que para comprar libros -que también-, usaré la Feria Liberacción para saludar y charlar con muchos de vosotros. La Cena de la Libertad será un gratificante colofón a estos dos días de asueto que me concedo.

No llevaré mi portátil. Desde el exilio sigue abierto, claro, y serán otros colaboradores los que con sus artículos mantengan este blog en activo. Si alguien realiza un comentario que no sube, no se alarmen, intentaré mirar de vez en cuando sólo para liberar sus palabras de las garras de Akismet. Les deseo un feliz fin de semana!

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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14 comentarios

  1. Iracundo, matón, eres un amargado. Se puede debatir y alegrarse de poner cara a viejos conocidos virtuales. ¡Das pena!

  2. Problemas de lo dudoso, problemático y, en definitiva, inasimilable. La vida es como una caja en la que sólo queda un bombón que, a veces, me parece una mierda. Dicen otros que es como una tabla tendida sobre el abismo: permite pasar rápidamente por ella, pero no consiente que me pare a mirar. Y hay quien dice que el secreto de la vida consiste en tener suficiente trabajo durante el día y suficiente sueño durante la noche para que no quede tiempo de pensar en el sentido de la vida. Tremenda condición la de los viejos rockeros, para ser feliz no basta un camión: debes ignorar que lo tienes.

    Pero esto tampoco es cierto y de su aplicación literal se deducirían innumerables desventuras. Así, pueblo mejor sería el más ignorante y dicha más plena la más ajena a la conciencia; virtud y dicha quedarían disociadas y cuando todo el mundo intentase acercarse a la plenitud por la maldad, se haría imposible la plenitud de los otros inexorablemente.

    Ni parece que todos los tontos sean desgraciados ni es seguro que haya proporción directa entre desgracia y saber pues, por usar la cháchara de estos gentilhombres, junto al río del olvido, el Leteo, está el río del recuerdo sabedor y dichoso, el Eunie, que devuelve la memoria de las horas buenas. Y alumbrar un mundo nuevo exige esfuerzos duros, pero en el fondo debe salirnos gratis. Por eso se muere más por desesperación que por agotamiento y puede esperar el reposo quien ha vinculado su existencia al máximo esfuerzo.

  3. Elemental, querido Iracundo. El emmental, que a ti no te la dan con queso. Que eso que ahora entiendes ya lo entendías. Pues qué bien, oyes.

  4. ¡¡Vaya Luis!! ¡Qué grata sorpresa! Nos veremos pues por Madrid. Yo estaré ya por allí desde mañana mismo por asuntos de trabajo y el viernes entero para disfrutar de la jornada.

  5. Luis, nos conoceremos el viernes, y te aseguro que estoy encantado de ello

    buen vuelo y buen cierre de temas antes del mismo

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