Felipe González opina lo mismo que yo

Felipe González, aseguró ayer que hay «poca reflexión en serio» sobre las nucleares. Al respecto, señaló más adelante que él no quiere «ser antinuclear y comprar nuclear a Francia», como se hace en la actualidad en España, porque «eso no es ser antinuclear«.

Leí atónito. Y justo cuando pensaba que iba a hacer su primera propuesta sensata como «guru y experto en no se sabe bien qué cosas» me sale con más de magia y encantamiento:

«Si Europa anticipara un modelo de un crecimiento del mix de renovables, capaz de una red de alta capacidad inteligente, podría ofrecer el modelo regional supranacional para llegar hasta 500 millones, anticipándose a nivel mundial»

UE_50__09_Banderas_27_EEMM.jpgDisfruten la frase, que no tiene desperdicio: se trata de anticipar un modelo, dotando a los creadores del modelo de presupuesto, claro, y -como viene siendo habitual últimamente- sin exigencia de que el modelo se ni necesario ni suficiente. El «modelo» va de «mix de renovables». Don Felipe, qué es eso? Y me explica lo de la red inteligente de alta capacidad? Inteligente porque redistribuye automáticamente las fuentes en función de que haga o no haga viento, tengamos o no una buena marea, … y si fallan los molinillos, las turbinas y los crematorios … nos conectamos a Rusia? Y termina la frase en apoteosis: modelo regional supranacional. Si alguien aún albergaba dudas sobre las intenciones que se esconden tras la mascarada de la Unión Europea, aquí tiene un magnífico ejemplo de cómo señores que no han sido elegidos por ustedes toman decisiones y hacen propuestas en su nombre con cargo a sus bolsillos. Qué gran invento! Y claro para que la cosa «funcione», sobran los parlamentos y la Naciones, por supuesto. Vivan las regiones en el limbo europeísta!

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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10 comentarios

  1. Progre es el que hace progresos: como la ilustración, errehache que errehache, promete el absoluto, pero dime en qué fracasas y te diré qué prometes. Moshé no vio la tierra prometida y el progre no ve el progreso, remitiéndolo al futuro venidero, un futuro que se desplaza para que todo resulte recurrente circularidad y algunos, pocos, millones de muertos.

    Así también el conservadurismo, creyente a pies juntillas en sus conservas por el mero hecho de estar revestidas de chapa. Su recíproca intransigencia convierte en encarnizadas las polémicas entre conservistas y progresadores: ámbos dan por integro un aspecto que hacen primar sobre el resto. Es evidente, aunque no quieren reconocerlo, que de ese modo terminan encontrándose también en su concepción de la historia, ya que el primero de los últimos termina por coincidir en el test de Cooper con el último de los primeros. Uno se instala íntegramente en el pasado, otro en el futuro, y ámbos son inmovilistas.

    Este viejo y, por ende, cínico progresismo, un poco tonto, en fin, de los “modelnos”, practica una doble contabilidad, la privada y la pública: vive, en efecto, sus estrategias de futuro en un doble estado de ignorancia y de inconsecuencia: predica unos valores, que supone progresistas, aunque se limita a sobar tópicos al respecto, pero vive como un señorito; practica las infidelidades matrimoniales correspondientes pero no duda en instalarse fielmente en su poltrona o poltronilla; estafa la herencia a los deudos a la vez que insulta al finado; manifiesta ostensiblemente instinto de rebeldía pero tiene instinto de propiedad; es ultracrítico con la religión organizada pero manifiesta una fascinación pueril por los creyentes a los que, por otra parte, teme; mitifica impenitentemente las revoluciones en las que no ha participado, pero con todo su corazón bendice tácticamente el fraude al señor Solbes; rechaza la culpabilidad siempre que se trate de la propia pero colma de vituperios e incriminaciones al vecino, al que no dudará en talar el manzano; lo suyo, por una fijación inmadura, es la “heterodosia”, las sendas no holladas, pero siempre está al chupito de la subvención, de la ayudita estatalesa, actitvidades en las que ha demostrado sobradamente ser especialista; después de haber tronado contra los capillitas, redescubre su particular capillita y hasta carga con las pesadas andas del santo haciendo de costalero de sí mismo en las incesantes procesiones con que se pavonea ante las cámaras; firma manifiestos para salvar su patria, que es la libertad precisamente porque vive de ella; el y los suyos, más altos, más guapos, más viriles, son en una palabra, las marujas del pasado que se presentan como nodrizas del futuro y del famoso progreso: lo feo como antesala de lo terrible.

    Los extremos se tocan al final y ese exceso constituye exactamente el punto de tangencia con el conservadurismo, pues los pensares progres y fachas son expresivos de un eterno retorno al pun to cero: al punto cerol ayer o del mañana, ese cero que llega tras cuenta atrás para lanzar el cohete hacia el infinito y más allá y a partir del cual todo ocurre como si no hubiera ocurrido nada anteriormente. Esperpéntico todo, el que venga detrás que apague las luces o de aquí no se mueve nadie.

    Cuando el progre escarmentado sigue disparando cohetes, pero hacia el infinito de atrás, es que sigue siendo progre y cuando el progre des-fachado se aferra al hábito de confiar que en el futuro pueda atarse a los perros con longanizas, es que sigue siendo facha. Es la costumbre de ambos, una costumbre sin espesor experiencial, del mismo modo que Peces Barba pasa de mea pilas a come curas sin dejar de ser un imbécil.

  2. «Es decir: MERCADO, justo eso que os horroriza. MERCADO libre. Nada de subvenciones, nada de medidas políticas. MERCADO.»

    Típico de «liberal» poner etiquetas, atribuir lo que no se ha dicho al que no está de acuerdo con ellos.

    Yo estoy totalmente a favor del mercado libre. Lo que estoy en contra es de la caspa nacionalcatólica, el autoritarismo militarista, el ensañamiento contra las minorías y los desfavorecidos y la plutocracia caníbal de los pseudoliberales «aspañññoles», que de esto sobran ejemplos en la RL y en tu mismo blog. En suma: la grasa de la que habla el director de la SER aunque no te nombre en persona (que ni merece la pena).

    Por cierto, tú que presumes tanto de leído, ¿sabías que Smith estaba a favor de la escuela pública? Ah, bueno, es que leer no es el fuerte pseudoliberal. Lo vuestro es seguir líderes en la COPE y repetir los sumarios ideológicos que os llegan de EEUU X-D

  3. Además del floreo verbal tan característico del Sr. González, hay una cuestión que no señala:A pesar de tanta «pasión» como venden al gran público con la energía solar, lo cierto es que están a punto de cargarse el mercado fotovoltaico, en el que España ya era el 2º país del mundo (800 MW).Llevamos meses esperando un nuevo decreto que nunca aparece, con cientos de proyectos enormes detenidos y los inversores a punto de tirar la toalla y largarse con viento fresco.Pero no nos preocupemos:El turismo va a trancas y barrancas, el ladrillo se ha ido a freír espárragos y dependemos de Argelia, Francia y el Petróleo para la energía.Pero no hay problema, España es muy fuerte como reserva financiera internacional y proveedor de alta tecnología, qué pasa.Lo importante es lo imaginativos que somos.

  4. ¿No fue este señor el que dijo «OTAN de entrada NO» y luego nos metió en la OTAN hasta la cocina? Y cuando gobernaba ¿qué decía Felipe de las «nucleares, no gracias»? Llevo años viendo al PSOE y acólitos oponerse a cosas porque sí y rectificar al cabo de los años tarde, mal y nunca. El útlimo ejemplo, el trasvase del Ebro. Ah, no, perdón, que no es un trasvase, que es otra cosa.
    Recuerdo que en 1982 cuando yo estaba a favor de la OTAN me llamaban fascista de mierda los mismos que luego bombardearon Yugoslavia (con Javier Solana de Secretario General). Cuando defendíamos las nucleares nos tachaban de enemigos del planeta. Ahora rectifican.
    ¡Qué aburrimiento!

  5. Querido Amador, para tener una idea de lo que yo pensaría hace 50, 90 o 1000 años es necesario entender lo que escribo, pero lo más importante, prmero hay que leerlo.

    Lo que Luis Gómez hubiese dicho en todas esas ocasiones es lo mismo: magnífica idea! Vamos a observar detenidamente cómo se desarrolla la cosa. En lo de los rayos catódicos hubiese invertido dinero, tengo acciones de Telefónica. Es decir: MERCADO, justo eso que os horroriza. MERCADO libre. Nada de subvenciones, nada de medidas políticas. MERCADO.

    Saludos!

    PD: sobre el panfleto difamador del tipo ese de la SER no comento nada. A mí no me nombra.

  6. Luis Gómez hace 50 años:

    ¿Transmitir datos por la red telefónica? ¡Absurdo!

    Luis Gómez hace 90 años:

    ¿Transmitir imágenes por onda y proyectarlas en un tubo de rayos catódicos? ¿Qué tontería es esa?

    Luis Gómez hace 110 años:

    «¿Aparatos para volar? ¡Imposible! No hay sólidos más ligeros que el aire»

    Luis Gómez hace 250 años:

    «¿Los ciudadanos quieren representación parlamentaria? ¿Dónde se ha visto tal cosa?»

    Y es que por mucho que os vistáis con la palabra de la libertad, sois la caverna casposa, conservadora y totalmente carente de imaginación de siempre.

  7. Luis, no nos des estos sustos, hombre: al ver el titular me dio un vuelvo al corazón, hasta que leí la entradilla. 😉

    A mí también me han sorprendido las declaraciones de Míster X. Conozco a personas de izquierdas que opinan como él en este tema, pero claro, el dogma ecologista se ha vuelto tan fuerte e incuestionable en ese margen del escenario ideológico, que no se atreven a decirlo en voz alta.

  8. » Felipe González opina lo mismo que yo»

    ¿Has ido ya al médico? ¿Eso se cura?

    Coñas aparte me gustaría que alguien más instruido que yo me descifrase el último párrafo de Felipe que citas. Yo de niño era muy pobre y no pude estudiar más que el primer curso de cantinflés.

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