El otro día llamé a mi amigo BlogBis por teléfono y le pregunté que cómo iba la venta de carne de nuestras reses en la Patagonia. Ando algo mal de liquidez y pensé que podría sacar unos dólares de la cuenta bonaerense para comprar unas piruletas. Me cuenta lo siguiente:
Desde la crisis del 2001 el estado Nacional reimplantó las llamadas «retenciones» que implican la lisa y llana incautación de una fracción del valor de exportación de determinados productos. En el caso del petróleo se fijaron en un 50% para desalentar las ventas al exterior, y mantener bajos los precios interiores. En el caso de los cereales y oleaginosas fueron subiendo paulatinamente, pero el elevado valor que actualmente mantienen las commodities agropecuarias en los mercados mundiales, y la subvaluación del peso hicieron que la ecuación fuera aceptable por los agricultores. Luego de las vacas flacas que les generó el 1 a 1 combinado con un ciclo de precios bajos, súbitamente se encontraron en una situación beneficiosa, y a pesar del recorte de ingresos los números finales daban.
El estado mientras tanto se embolsó de miles de millones de dólares que pasaron a rentas generales del gobierno federal ya que dada la naturaleza del tributo no debe compartirlo («coparticipar») a las Provincias. En virtud de la emergencia económica determinada por el Congreso también a raíz de la crisis, la facultad de fijar el valor de las retenciones quedó en manos del Ejecutivo, que puede variarlas según sus necesidades de caja. Así (hablando de la soja) pasaron del 22% al 35% y ahora súbitamente y mediante un esquema móvil saltaron al 44% con la posibilidad de subirlas al 49%.
En otras palabras, de los 25 dólares que obtuvimos de benficios el año pasado por la venta de carne en el mercadillo de Leipzig apenas nos quedan 13, con lo que me puedo comprar piruletas por 6,50. Un chollo, no? No, que hay que comprar pienso. Pero lo peor no es nuestro caso. El vecino de finca, un pampero de toda la vida, nos ha pedido 3 dólares para comer este mes. A él, de sus ventas, apenas le queda para dar de comer… a las reses.
Viva el estado! Vivan las caenas!
Por cierto, el atraco estatal, versión española, no es menos doloroso. Que se lo pregunten a Minneconjou!
Pues vete haciendo fotos de parcelas, que por algún sitio habrá que empezar.
Para que ir a la Patagonia, si justo ahora aquí en las pampas tenemos terreno fertil. De golpe y porrazo, miles de productores agropecuarios se han dado cuenta que el Estado no es su amigo.
Y hombre, no en todos lados sacas 4 toneladas de soja por hectárea…
Hola BlogBis! nada, reinvierte el dólar en chucherías para los niños. Como está el patio!
Lo de la república … cada día que pasa más claro tengo que algo así habrá que hacer. Tu crees que en la Patagonia pasaremos desapercibidos?
Y respecto a lo de la república liberal hispana…
¿que tal si apuramos el paso? en estos momentos creo que habría mucha gente dispuesta a unirse, con la única promesa de no tocarle lo que produce.
Hola Luis!
Lamento comunicarte que de lo que produjeron tus campos en Carcaraña, con un rinde de 4 toneladas de soja por hectárea, solo podré depositarte el equivalente a doscientos kilos, como mucho
Del total, el 9% se pagó a quienes levantan la cosecha alquilando las máquinas y equipos. De lo que quedaba para comercializar, el 41% se va en retenciones, un 20% fueron gastos de semilla, fertilizantes, otro 25% se esfumó en impuestos y gastos.
Te conformas con el otro 5%?
Lo curioso del enlace que aportas, es como al asalariado (mi caso) se nos oculta lo que la empresa paga por seguridad social por nosotros (dinero, que realmente, es tuyo). Aparte, no hay nada como mirar la nómina, ver las retenciones por IRPF y lo que le pagamos al estado. Yo he hecho las cuentas, y sé cuanto trabajo al año para él.
Pero se nos oculta la información para que no protestemos.
Juas! Stewie! El chiste ya lo he hecho yo: BB y yo no tenemos vacas en la Patagonia, ya quisiéramos! Es un sueño nuestro antiguo: comprar unos acres y fundar la «República Liberal Hispana». Se aceptan donativos y socios 😛
En serio, lo que nos cuenta BB de las «retenciones» en Argentina es un lamentable ejemplo de lo que un estado no debe hacer jamás: fomentar la pobreza de sus administrados. Lo interesante es que casi todos los estados lo hacen!
Flipante, o en realidad no tanto.
Lo siento mucho Luis, Saludos.
Me gustaría poder hacer un chiste para quitarle hierro al asunto, pero no se me ocurre nada gracioso ni puedo ver el lado bueno de esto. Vulgares rateros.
Y como suele ocurrir en estos casos, cuando el que arriesga tiempo y dinero en dar un servicio, y no tiene beneficios a cambio, pues acaba cerrando el chiringuito. Empieza el desabastecimiento, y como el Gobierno es incapaz de aceptar sus errores empieza a acusar a especuladores, habla de regular precios o habla de forzar a la gente que venda, o que el Estado tome las riendas de la producción. Lo cachondo es que los políticos no aprenden (ni quieren).