Esperpéntico el espectáculo nacional en los últimos días. Nos cuenta Francisco Rubiales:
La compra de votos por Zapatero es toda una expresión elocuente de la enorme degradación en la que ha caído la democracia española y de la falta de respeto que el poder tiene al ciudadano soberano, que es el dueño del sistema y el que le paga el sueldo a los políticos. Comprar votos representa un intento burdo de torcer la voluntad popular con dinero, una reedición del humillante principio elitista de que el pueblo sólo quiere «pan y circo», y la constancia más patente de que los políticos profesionales han envilecido la política hasta niveles insoportables.
Y mientras Rodríguez se ha lanzado a las rebajas, sus amigos se colocan al margen de la ley, asustando a quienes, como Ladrón de Guevara, han de compartir acera y portal con los despreciadores de la legalidad vigente:
Yo no soy quien para valorar la sentencia que condena a Atutxa y otros miembros de la Mesa del Parlamento Vasco, ni lo voy a hacer, pero lo evidente es que hay un estado de rebelión en grado de desacato por quienes han convocado la manifestación contra una resolución del ámbito judicial, lo que es un ataque directo a la separación de poderes y al Estado de Derecho. Esta situación no tiene precedente y nos deja a los ciudadanos al pie de los caballos.
Como quiera que el futuro abierto por este tipo de circunstancias es sombrío, y que, como ciudadano vasco, no veo garantías para proteger mis derechos y libertades en una clara situación de discrecionalidad institucional y falta de seguridad jurídica; y como soy valiente pero no suicida, hoy no puedo escribir de lo que pretendía, para no perjudicar ni a mi familia ni a mí mismo.
Vaya, pues yo venía a enlazar el siguiente artículo de D. Francisco. El formato libro le viene grande pero en su blog hay verdades del barquero, del camionero y del frutero, mientras los progres incensan desde un pretendido limbo anacionalista metarracional: si el PSOE taifa el Estado a beneficio de CCAA ricas, entonces bien taifado está… España, quiebra de quiebras..
No se qué predomina en estos últimos diás, Chesco: la indignación o la lástima.
Luis, si estuviera vivo mi anhorado Jaime Campmany contaría la historia del Conde de Romanes comprando votos.
«Una vez cuando iba visitando pueblos de Guadalajara en epoca de elecciones, algún otro se le había adelantado en la compra de votos. – Cuanto le ha dado el otro, buena mujer?. – Tres pesetas?, mira que es rácano, démelas y tome estas cinco pesetas»
Así está la cosa