O no, si hacemos caso de lo que nos dice el señor Xavier Sala-i-Martín:
A pesar de su popularidad, nadie ha demostrado que los costes de separación de basuras (que incluyen las molestias que sufrimos los ciudadanos, el espacio que ocupan tantos containers en casas de 50 m2 y los gastos de recogida selectiva de residuos) sean inferiores a los beneficios sociales asociados a algún tipo de misteriosa externalidad que nadie ha conseguido medir. De hecho, hay evidencia de que la separación en casa es ineficiente hasta el punto que cada vez son más los ayuntamientos y empresas de recogida que deciden separar los desechos ellos mismos, un fenómeno que en Estados Unidos se llama “single stream recycling”. La empresa texana Waste Management, encargada de recoger la basura de 20 millones de familias, hace tiempo que se ha pasado al “single stream”, a pesar de que este método les obligue a pagar unos costes de separación que en el sistema tradicional asumen los ciudadanos en casa.
Yo, que pierdo todos los días 30 minutos en deshacerme de 5 clases diferentes de basura (vivo en Alemania, no lo olviden), me he quedado pensativo leyendo su párrafo final:
Antes de que el establishment de la corrección política me condene a la pira purificadora, déjenme clarificar que no estoy sugiriendo que la gente no tenga derecho a reciclar. La gente tiene derecho a practicar los rituales que crean que mejor les acercan a sus dioses, sean éstos cristianos, musulmanes, paganos o medioambientales. Lo que es inaceptable es que alguna de estas religiones nos obligue a los infieles a participar en sus liturgias simplemente porque no creemos en ellas. Garantizar nuestra libertad manteniendo la separación entre estado e iglesia (y eso incluye a la iglesia medioambientalista) es mucho más importante para nuestro bienestar que la separación de la basura.
Amén.
Oye un respeto, que yo me compro una máquina de afeitar y separo los restos según tipo de material: el envase de plástico al amarillo y la parte de cartón al azul. Lo que no sé es si los “cartones” de los huevos van a papel o a envases. Además, cuando voy a tirar papel en el trabajo me paso un buen rato quitándole todas las grapas. En serio, aquí en Alemania muchas veces no sé lo que hacer.
En California nos llegó un día una carta del housemaster, diciendo que “lo de reciclar era una buena cosa, pero había que saber cómo separar y dónde iba cada tipo de basura, y que tampoco había que pasarse.” Desde entonces empecé a tirar toda la basura al contenedor normal y corriente.
De todas formas aquí uso las recomendaciones alemanas. El otro día se nos rompió un vaso en casa y una de mis amigas de aquí dijo “esto debería ir a vidrio… pero total, es poca cosa, échalo en la basura normal”. Y si lo dice una alemana…
😀
Clausius, tú sabes cómo tirar una bolsita de té a la basura? Mira que tienes metal, textil, papel y biodegradable…
No sé si llegó mi comentario ayer, pero te lo repito…
Dices que cinco tipos distintos, pues yo tengo siete: Bio (marrón), envases (amarillo), papel (azul), SULO (negro, no sé lo que es pero es de lo que más hay, algo de filtros pone en las instrucciones), vidrio blanco, vidrio verde y vidrio marrón.
Así que no te quejes.
Ya sabrás que sólo duermen bien quienes no tienen problemas de conciencia y quienes no la tienen en absoluto. Bueno, luego están los que la “apagan” a golpe de comprimido.
No son la cama o el cuarto, los factores determinantes del descanso.
Cordobeses subversivos, Sala-i-Martín, y otros ejemplos más reflejados en tus entradas, impropios de un ciudadano europeo del siglo XXI. Uy, uy, uy, no saldrás nunca de esa mazmorra que me citaste hace un par de entradas.
Pero… ¿y lo bien que se duerme?
Saludos.