La doblez es la característica que mejor describe a los ruines. La doblez y el desprecio por el otro. Nuestro sonriente Presidente del Gobierno, ése que pretende ser paisano mío sin haber comprendido el significado las huellas del sol en el rostro del labrador, del polvo de carbón en los pulmones de los mineros o de los profundos surcos en las manos de los montañeses, se ha ido autodelatando como maestro de la doblez, adalid de la ruindad y mentiroso patológico. Su modus operandi queda perfectamente definido en la frase que hoy nos trae Addison en su «Frase Progre«:
«¿No le creó un conflicto ético autorizar que siguieran los contactos con quienes acababan de matar?. En absoluto. […] Mi principio ético era agotar hasta el último suspiro para evitar que hubiera más víctimas»
Agotar el último suspiro mintiendo, a costa de arriesgar más víctimas, a espaldas de, como mínimo, la mitad de sus gobernados. No era esto acaso lo que se achacaba y denostaba de Aznar? No queríamos un Gobierno que no nos mintiese? No reclamábamos un Gobierno atento a la voz del pueblo?
Y si resulta que me estoy equivocando de «pueblo»? Y si resulta que Zapatero es perfectamente consecuente con «su» pueblo? Es de justicia reconocerle que su preocupación por el bienestar de los asesinos etarras denota una cierta proximidad respecto a parte de sus administrados. Esos administrados ambiciosos de privilegios gratuitos, unas veces con la pistola en la mano, otras con la carta-chantaje en el sobre. En nombre de la «justicia social», pensaría Zapatero, no podemos desatender ninguna minoría. Escuchémosles y, oh gloria del estatismo socialdemócrata!, démosles unas subvenciones – pues no otra cosa supone la presencia de ANV y PCTV en los foros políticos – y equiparémosles con los demás.
Altruísmo y «justicia social»? O más bien ansia de notoriedad? El caso es que cualquier conato de «justicia» que pudíesemos sospechar tras muchos de los actos de mi insigne «paisano» queda completamente destrozado por su franco y decidido posicionamiento frente a las verdaderas -las únicas- víctimas del conflicto vasco: los asesinados por ETA y los exiliados de su tierra. El pueblo de Zapatero, definitivamente, no es el mío. El mío está harto de conchabados en la solución de un problema que sólo admite una vía: los criminales a la cárcel y los ciudadanos a votar. Lo que realmente hubiese sido ético y valiente, estimado señor Zapatero, pasa por alinearse con la justicia sin restricciones primero y llamar a los españoles a referéndum después. La «patria» reinventada, esa que quiere poner en marcha al son de nuevos himnos de paz, no existe fuera de su cabeza. Y tras muchos años de marear la perdiz constitucional va siendo hora de que se nos pregunte a todos qué es España, para qué sirve, dónde empieza y dónde acaba. Esta es la única forma de acabar con el eterno chantaje nacionalista, con la incertudumbre de la que se alimentan los cuatro oligarcas provincianos de siempre y, tal vez –ojalá-, devolver al ciudadano lo que es suyo y el estado y los partidos le han robado: la soberanía.
Pero no, la ética de Zapatero sobrepasa el marco de lo propio, en su enormidad. No le exigamos labores tan banales, impropias que quien está llamado a ser adalid de la paz universal, a costa de nuestros bolsillos y de la vida de muchos.
Asumo que Usted querido Luis escribe a colación de las patochadas que el sujeto dice en la entrevista de 2 dias (bueno la entrevista fue en 3 dias) en El Mundo. Es obligado decirle que lo más grave es que vuelve a mentir sobre el 11-M apostandose a la tesis de que lo de Leganés fue un sucidio (si un suicidio de 3 casquillos de bala, donde nadie vio a ningun terrorista y donde los que volaron por los aires son los unicos yijadistas de la historia que contradicen el mandato de Ala volando por los aires dejando durante horas que los infieles se fuesen para no matarles ya…) y vuelve a tocarnos los huevos justificando su negociacion con ETA tras la T-4 en la cual el mismo (su gobierno) propuso que ANV entrase en las instituciones. Es un peligro público este tio es lo que es
Nada podra funcionar ya como elemento critico desde fuera, al cual hacer referencia ante la numinosidaz progresista de lo decidido como supremo: la paz con zeta. La subsistencia misma de la racionalidad queda evacuada o es asumida como mero instrumento de lo que han decidido.
Es el discurso de un fanatico religioso, el retorno de Zibelez e Iziz y e su culto en formulacion racionalizada. O lo que es lo mismo, la palabreria como lo supremo.
No se trata ya de que sea imposible discernir la verdad de la falsia en esta situación, sino de que la misma verdad debe presentarse como palabreria (pero, por su esencia misma, nunca podra alcanzar la relucencia ni consistencia de palabreria que tiene la mendacidaz, tambien por su propia naturaleza).
Las cosas han ido tan lejos en este sentido que las democracias, en las que incluso constitutiva y juridicamente la libertad expresión y comunicación tiene esa condicion de lo supremo, llevan camino de perecer devoradas por un Cloverfield totalitario. Parece un destino irreversible…
La democracia, como toda otra foma politica, no puede hallar su justificación en si misma, sino en un ethos externo a ella, pero la palabreria de la falsia o mentira es pura anomia intelectual y moral, y no precisa justificación alguna fuera de si misma. Si la democracia queda uncida a lo supremo de la palabreria, la democracia se torna palabreria y anomia ella misma y para perder el tiempo con autistas, mire, no nos molestamos.
Y digo yo, supongo que entre la gente de su partido y sus votantes debe haber un terremoto «moral» considerable. ¿O bien aplican eso de que «quien se mueve no sale en la foto» y tragan con lo que sea? Y si se propusiera un refedéndum para poder opinar sobre estos temas fundamentales y la pesoe mandara votar que sí a la negociación y sí a la independencia de quien quiera, ¿alquien duda de que sus votantes harían lo pedido?