Meme: este garito no está en venta, de momento

Me lo estoy imaginando: Burrhus con una trompa diez veces más grande que la que le es propia y la camarera colocando los cubatas en línea visual con un escote incitante. La noche loca y la camarera cleptómana. Al despertar, y sólo tras dos kilos de Alka-Seltzer y algunos litros de café (de todos es sabido que los elefantes ni se inmutan por mucho que se duchen) se da cuenta del desaguisado: faltan el pasaporte, el anillo que le regaló la novia con un «no me olvides» (premonitorio?), la cartera con sus 150 eurones dentro, la máquina de afeitar, el móvil, el mp3, las tarjetas del banco y los calzoncillos de seda con la firma de Victoria Beckham. Se lo había llevado todo menos la funda vacía del preservativo, testigo mudo de todo aquello que el alcohol había borrado ya para siempre de su memoria.

Desesperado se puso a pensar cómo salir del paso sin llamar «demasiado» la atención. Tres vistazos a la nevera y dos ascos después bajó al ciber, único sitio donde le fiaban, animado por la idea del siglo: vendería el blog! La concentración de alcohol en sangre disminuía con el mismo ritmo con que aumentaban el hambre y la mala leche. Y la ausencia de efluvios etílicos tiene efectos colaterales. Entre otros, la recuperación de ese mínimo grado de cordura que nos sirve a todos para asegurar la existencia … y no perder la decencia. Cómo iba a vender el blog? a quién? poner su pluma y sus ideas al servicio de otros? cual tránsfuga bienpagado? como un diputado caulquiera? Eso nunca!

El post que al final publicó es, no podía ser de otra manera, una sucesión de provocaciones, la proyección de su ira hacia sus amigos. Pero para eso estamos los amigos. Nos pregunta que cuánto pediríamos por nuestros blogs! Teoriza, conjetura y, línea a línea, olvida las cuitas de la pasada noche, que es de lo que se trataba.

Amigo Manolo, este blog no se vende. O sí: si mantener tu amistad supusiese tener que dejar de escribir, lo haría. Gratis.

Seguimos debiéndonos unas cervezas, recuerdas?