Este podría ser, perfectamente, un titular en los próximos años si nuestro Gobierno continúa con su política cobarde de no defender el territorio nacional. De momento nos tenemos que confiormar con aguantar estas declaraciones vergonzosas del rey marroquí:
poco antes de su aparición televisiva, el Monarca alauí emitió un duro comunicado en el que lamentaba el viaje oficial de Don Juan Carlos y Doña Sofía a estas dos ciudades que Rabat reivindica junto al resto de territorios españoles en el norte de África, aunque no anuncio que vaya a emprender nuevas medidas que pudieran significar un nuevo retroceso bilateral, pero sí amagó. El viaje de los Reyes es, según Mohamed VI, de «una falta de respeto flagrante» del Gobierno español al Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación firmado en 1991.
El texto del comunicado, leído por un portavoz del palacio real y hecho público por la agencia oficial Map después de un consejo de ministros del Monarca con su Gobierno, recoge por un lado el enfado del Rey, pero por otro aboga por mantener el diálogo «franco y honesto» entre los dos países. Claro, que entendido desde el singular punto de vista marroquí ese diálogo significa poner sobre la mesa negociadora las dos ciudades «ocupadas». El Monarca, que ha llamado a consultas a su embajador en Madrid, asumió un tono amenazante cuando insistió en «hacer asumir a las autoridades españolas su responsabilidad por las consecuencias que podrían poner en peligro el futuro y la evolución de las relaciones entre los dos países».
Esto último no es claramente una amenaza? Lo es. Pero claro, se sienten fuertes:
Personas que se han declarado enemigas de España y que trabajan para los intereses de las autoridades de Marruecos se han hecho con el control de la Feeri, una de las dos federaciones que dirigen la Comisión Islámica de España, encargada de negociar con las diferentes administraciones las demandas -subvenciones, mezquitas, escuelas, profesores de religión islámica- que plantea la población musulmana residente en nuestro país.
Querido Rodríguez Zapatero, en ocasiones, muchas, la sonrisa en los labios sólo sirve para que te cruzen la cara.
Fantástico Post, y necesario