El joven francés de 15 años Alex pasaba una temporada en Dubai. Un buen día, cuando acudía a una cita con su padre, un conocido le ofrece llevarle en su coche. En el coche había varios hombres. Le llevan a un lugar apartado del desierto, le amenazan con un cuchillo y le dicen que matarán a toda su familia si habla con alguien o denuncia lo que va a ocurrir en breve. Entonces le bajan los pantalones y lo violan uno detrás del otro.
El médico que lo atendió: "Anda, tú y yo sabemos que eres un maricón, reconócelo"
El policía que toma nota de la denuncia: "Sabes que esto significa que te vamos a detener por homosexualidad, no?"
Las autoridades sanitarias: "Anda, si uno de los violadores tiene SIDA!. Bueno, no se lo vamos a decir de momento a la familia"
Los acusados: "Que han encontrado esperma con mi ADN en el recto del niño? No puede ser, soy inocente!"
El resultado: el abogado defensor de Alex ya le advierte de que seguramente le caerán 12 meses de prisión por homosexualidad.
Quien quiera pelos y señales (o no se fíe de lo que les digo yo) puede pasarse por el New York Times.
Un caso así debería estar en primera plana de todos los telediarios. Ahora bien, menéame por ejemplo, ahora mismo:
PENOSO.