En esto de la blogocosa ser capaz de no escribir y dedicarse unos días a leer resulta fundamental. No voy a recomendarles ninguna lectura de blogs a los que se puede acceder vía Red Liberal. Ya lo hacen la mayoría de mis lectores. Pero creo que deben leer esto otro:
La blogoteca de hoy
Luis I. Gómez
Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.
Quizá convenga ir teniendo un poco de miedito. Vaya, vaya, Comeclavos. Czeslaw Milosz, en El discreto encanto del nihilismo, sostiene que hay muchas pruebas que demuestran que los hombres se envuelven en objetivos sublimes para fingirse ignorantes de lo que sus manos hacen…
Rebelarse es, en apariencia, cándido, ingenuo. El pesimismo, en cambio, parece que denota más conocimiento, incluso más años, más lucidez. Pero las cosas no son tan elementales. Alguien podría responder que el pesimismo significa la clarividencia de los cobardes, mientras que el optimismo revela el coraje de los clarividentes. ¿Simple discusión bizantina? ¿De qué exactamente tener miedo?
En todo, caso, insisto, no hay contradicción, el trabajo de ustedes es muy valioso, es necesario para el futuro del país y para su propio futuro, pero quizá no precisamente en el sentido ni en la dirección que usted y yo pensamos.
Me imagino algo parecido a lo que ocurrió con un sapo que se había caído a un cubo de leche. Empezó a chapotear, a golpear la leche con sus patas, cada vez más ansiosamente, Fue hasta la pared del cubo, pero no podía subir, no podía agarrarse. Siguió chapoteando con furia. Al cabo de cierto tiempo, cuando ya estaba extenuado y a punto de desistir, sucedió algo que iba a superar totalmente no sólo las perspectivas inmediatas del acucioso sapito sino estudios de prestigiosos científicos acerca de la energía muscular de los batracios: sucedió que la leche se había solidificado lo bastante para qeue éste apoyase momentáneamente sus patas y pudiera salir fuera del cubo.
Esto que dices es fundamental, H. La pregunta que yo te hago: dando por sentado que no hay solución, ¿te merece la pena revelarte en conciencia contra esa realidad, o al final es más importante sobrevivir?
Dices dos cosas distintas en un mismo párrafo, Pablo. Voy a tratar de abordarlas por separado: primero, opino que los nuevos partidos no están basados en ideas, sino que responden a una inercia partidista. Hacer partidos contra – PP, contra – PSOE, contra – nacionalistas… es la moda, es como la titulitis universitaria: creerse que por hacer un partido ya tienes marchamo de auténtico demócrata o alguna clase de derecho de per nada. Por lo mismo, creo que un ratón puede asustar a un elefante, pero como éste empiece a patalear, la hormiga acaba estampada seguro. No creo que se solucione nada desde los partidos. Si mañana se convocaran elecciones constituyentes el resultado sería catastrófico, porque repetiríamos los errores de la última vez y además los agravaríamos. Sociedad civil: condición indispensable.
Lo segundo que dices es que la ausencia de nuevas ideas abre un espacio a «los perversos» (fúrbol clú) la posibilidad de asentarse en el poder. Respecto a esto, no creo que los problemas del mundo tengan una solución que pueda articularse o preconcebirse; no creo que las personas respondan a ningún etiquetado, y tampoco creo que sea la inanición intelectual la causa de la decadencia política ni de la presencia en el poder de gente dañina. Todo esto me parece consustancial a una sociedad ignorante, cómoda y mansurrona como la española, aunque esto no sea más que una generalización. Opino, más bien, que no es la ausencia de ideas, sino de principios, lo que paraliza la acción política, y que no es la perversidad de los «malos» lo que les abre las puertas del poder, sino la inanidad de los «buenos».
En cualquier caso, sí me gustaría preguntarte: en una sociedad como la occidental, en la que el pensamiento materialista ha monopolizado la producción cultural, política e intelectual de los últimos 150 años, ¿esperas algo del materialismo, o crees que habría que indagar de nuevo en el espiritualismo? ¿Crees que es posible trascender el discurso estructuralista, que la hermenéutica tiene alguna posibilidad? ¿Crees que el desconocimiento generalizado de las ciencias del siglo XX – especialmente la física y la biología – es parte de la causa de esa sequía intelectual, o piensas que el problema radica en el desconocimiento de la historia y su suplantación por un historicismo partidista?
Un saludo.
Necesitamos nuevas ideas. Somos hijos de las ideas decimonónicas (colectivismo y capitalismo) y éstas se están agotando. Dificilmente las ideologías del XIX darán respuesta a lo retos que nos está presentando el siglo XXI.
Mientras los nuevos partidos emergentes estén basados en las viejas ideas y tengan como objetivo no reproducir los equívocos de los anteriores partidos de su misma ideología (caso Rosa Diez en España), además de no avanzar y dar respuesta eficaz a los nuevos desafíos, daremos (una vez más), a los perversos, la posibilidad de legitimar su poder ante el avance de los nuevos problemas.
Y ya sabemos como en el siglo XIX estos perversos salvadores resolvían los problemas de la incipiente industrialización: matando a quienes apostando por ella creaban esos nuevos problemas. En aquel entonces, el liberalismo no fue capaz de frenar los excesos de poder que se estaban generando en uno y otro lado, y que trajo como consecuencia los grandes conflictos bélicos del sigrlo XX.
Ahora con el advenimiento de la actual post-industrialización y su consecuente globalización nos está ocurriendo algo de manera similar: queremos resolver nuevos problemas con viejas ideas. Una vez más no lo lograremos. Y una vez más, a pesar de nuestra ideas y de las tesis de F. Fukuyama, la humanidad seguirá avanzando… pues no somos el fin de la historia ni el último hombre.
En ese futuro que se avecina ¿cuánto habrá aportado el liberalismo a las nuevas incipientes ideologías? Está por ver… pero espero que sea mucho, pues no sería la primera vez en la historia que el futuro retrocede.
Pablo el herrero
El problema de «esteexpaís» no es la democracia ni las leyes ni los partidos sino 40,000,000 de no-sujetos.
A Fleming se debió el descubrimiento de la penicilina, ¿a quién hay que atribuir el Gleevec? Otro tanto sucede en la esfera de la política. Hoy quien tiene verdadero poder no es el antiguo marqués, el eminente filósofo y ocasional ministro, el miliciano, sino el CEO de alguna gran sociedad más o menos anónima. Asimismo, quien tiene hoy mejor conocimiento de la realidad no es el individuo más clarividente, sino el que está asistido por una más amplia red de especialistas. Gnosis, psicohistoria. Lo social, en una palabra. La gallina como mecanismo del huevo para autorreplicarse. De ahí, no del sectarismo, las dudas sobre la autoría intelectual de 192 asesinatos.
Por eso mismo, el planteamiento del Sr. En Blanco no carece de peligros. Al sujeto responsable lo han ido diluyendo en una entidad de contornos cada vez más dilatados y más indefinidos, el sistema, el discurso, las vigencias sociales, se le puede poner muchas etiquetas pero al final la responsabilidad personal termina absorbida dentro de una vaga responsabilidad colectiva y el deber sustituido por una nebulosa de Orión que no compromete a nadie ni a nada. Quien quebranta la justicia es “este expaís de mierda”. Mejor que proclamarse responsable y aun mejor que descargarse en el vecino es declararse perteneciente a una democracia culpable, chivo expiatorio ideal, pues no bala…
Sin embargo, dicho peligro no es razón para olvidar que existen también las responsabilidades corporativas, estructurales, y una responsabilidad compartida por todos. Todos, además de responsables, somos corresponsables. Vivir dentro de una muchedumbre significa dos cosas: que ella condiciona en cierto modo la conducta de cada uno y que ésta a su vez repercute en el conjunto. Al mismo tiempo que configura sus miembros, es configurada por todos ellos.
La soledad engendra espejismos y lo complicado, complicaciones, hasta extremos insospechados. El “efecto mariposa”. Una mariposa batiendo sus alas en un punto de la Tierra y desencadenando una ventisca en el extremo opuesto. Convendría inculcarlo insistentemente. Si tú caminas, ellos corren pero si tú vacilas, ellos se detienen. Si yo no doy de lo que es mío, ellos se apropiarán de lo que no es suyo. Si les damos la mano, ellos cogerán el brazo.