Leo el titular elegido por la redacción de Libertad Digital para presentar la entrevista postelecctoral con Esperanza Aguirre y no puedo menos que extrañarme. O Doña Esperanza se equivoca, o los redactores de Libertad Digital han errado a la hora de presentar en su titular el mensaje principal. De acuerdo en que el tema de la [inexistente] política antiterrorista [en algunos casos pro-terrorista] del gobierno Zapatero es uno de los centrales en la cotidianeidad de nuestro país, pero no es el único. Ni tampoco el más importante.
No hace mucho me llovieron las críticas por mi «falta de determinación» a la hora de votar al PP en las Autonómicas. No está mi ánimo para andar cantando loas o pidiendo votos para el PP y, si me lo permiten, les voy a explicar por qué.
Por supuesto que una parte de la argumentación de cualquier campaña electoral debe centrarse en desgranar minuciosamente los errores del opositor. Los errores políticos o de gobierno, claro está. Para otro tipo de errores ya tenemos la prensa y los blogs rosa. Pero nunca bastó la política del «así no» cuando está vacía de alternativas o cuando éstas no son debidamente presentadas al elector. Es posible que el PSOE pierda las próximas elecciones por su política antiterrorista, pero lo que tengo muy claro es que el PP no las va a ganar sólo por ello.
En un país donde el nivel medio intelectual parece condenado a la eterna bajada por el precipicio de las insuficientes leyes de educación,
en un país donde el amiguismo y la corrupción siguen campando a sus anchas bajo el ala protectora (y la mano ávida) de una clase política mediocre,
en un país donde la fragmentación territorial no fructifica en liberalización y competencia, sino en proteccionismos de nuevo cuño y expansionismos neonacionalistas,
en un país donde la presión fiscal del pequeño y mediano empresario impide más y mejor empleo,
en un país donde la ley electoral permite la usurpación de la democracia por las huestes partidocráticas,
en un país donde los padres no pueden elegir la educación que quieren para sus hijos,
en un país en el que no se fomenta el uso responsable de las libertades individuales, en el que es preferible limitarlas, legislarlas,
en un país donde para mantener cuotas de poder se recurre a vergonzantes argumentos del pasado y la memoria, fomentando la desunión,
en un país donde más del 40% de la riqueza (general e individual, ojo!) es administrada por quienes defienden exclusivamente intereses de partido,
en un país cuyos ciudadanos prefieren una tarde de campo a votar en un referéndum sobre su futuro político y social,
en un país así, señora Aguirre, no somos pocos los que EXIGIMOS de los políticos algo más que un «así no» o un «y nosotros mejor».
Atentamente, un votante (administrado) a quien le gustaría votar en conciencia una alternativa liberal a tanto politiqueo barato, que después de casi 30 años va siendo hora.
Pues negro me lo pintas, Paybloy. Yo que soy un optimista antropológico, digooo, antológico 😀
Tienes razón, pero por algún sitio habrá que empezar, no? Habrá que poner a la abuela a parir, para que dejemos de ser pocos. Eso sí, no me preguntes cómo dejar a la abuela encinta. Mi padre dice que leyendo… imagínate que a los de estepaís les da por leer libros. Cuánto tardarían los mogules de la prensa en dominar hasta las novelitas rosas?
Cómeo se combate la consigna?
Joer, déjame por lo menos desahogarme aqui! 🙂
A ver, Luis, febles, que no lo pillo.
En un país blablablablá…
…en un país así, Sr. Gómez, SÍ SOMOS POCOS los que bloblobló. Muy poquitos. Al resto, a la inmensa mayoría, le bastan cuatro frases hechas para no-votar-A para automáticamente votar-B.
Joer, que por esa actitud gobierna quien gobierna, no por sus virtudes o promesas.
El estar en realidad humano no es un mero “estar”, como Rodríguez en el sofá, embobado con el tanga de Natalie Portman, sino que es un “hacer”…
Un actuar, un afirmarse y un irse determinando a algo.
Un ir haciendo que los procesos no se estanquen y que fluyan en un determinado sentido o ritmo, un sentido que ha de ser determinado entre varios posibles o imposibles…
Renunciar al sentido y al ritmo constituye el caos o, más a lo tremebundo, la inmoralidad, destructiva y grave. O no.
Y aquí se observa una nueva dificultad: tal vez no se sabe a priori lo que es imposible y que sin embargo se desea lograr; o, todavía más, se siente como un deber esforzarse, en–conarse por lograrlo, aun a riesgo de fracasar ante lo imposible.
Esto es existir en sentido fuerte: esforzarse por una serie de metas, nunca una sola sino varias sucesivas, al menos, cuya posibilidad se ignora; como también se ignora si es obligatorio luchar hasta el grado de hacer posible lo aparentemente imposible.
No se sabe a priori si algo es imposible por el mero hecho de que nunca se haya realizado o resulte incómodo y difícil.
Y puede ser necesario intentarlo para bien de todos, cuando una serie de corruptelas han dado lugar a un estado de cosas irrespirable, donde la mayoría se vive demasiado limitada, oprimida y desgraciada o la desigualdad económica es intolerable o hasta la muerte amenaza a multitud de ciudadanos.
O cuando uno se siente obligado a mejorar su condición social o moral …
O cuando simplemente hay que fundar un hogar o emprender una vida y una carrera y para ello hay que apostar fuerte por unas posibilidades propias o situacionales cuya viabilidad se ignoran …
O cuando los supuestos iniciales de una decisión han cambiado.
En ninguno de estos casos, por lo menos, es posible resignarse a no cambiar nada y mantenerse pasivo en espera a que las cosas vayan sucediendo y cambiando por su propia inercia. Mantenerse pasivo es la actitud más cierta para llegar a equivocarse y ocasionar destrucción de valores comunes, de integridad o de vidas…
De otra parte, hay fiables y genuinas visiones prudentes de los procesos, que aconsejan lo contrario…
Y bla, bla. Ya estamos a miércoles.
Aquí seguimos.
Pero qué bobadas dices a veces, Jordi 🙂
En otro orden de cosas: lo malo no es «saber», lo malo es «suponer», luego «creer» en base a la suposición y terminar «des-engañado» (de uno mismo, claro) cuando las cosas no salen bien. Es lo que ocurre cuando, en lugar de actuar, se reacciona.
[modo provocador ON]Anda, mira… si esto me suena ;-)[modo provocador OFF] ¡Totalmente de acuerdo, evidentemente!
Por cierto, qué triste es «saber» que uno va a ganar por lo malo que es el otro, no por lo que bueno que es uno. Pero claro, ¿no es esto lo que se persigue cuando en campaña se dedican a tirarse los trastos a la cabeza en vez de proponer?
Lo siento, febles, mi falta de categoría como comentarista me permite continuar la lista, pero diré que esta frase «en un país donde el que decide arriesgarse, montar su negocio, crear valor para la sociedad, pero que fracasa, es considerado un perdedor, mientras el que, a través de trapicheos, nepotismos y demás, amasa sus buenos € al mes, es un modelo a seguir» me parece demoledora. Es el Efecto Gran Hermano: convertirse en famoso y ganar un montón de pasta por haber estado encerrado sin dar un palo al agua durante unos cuantos días. Y así estamos, con el Tomate…
en un país donde la división de poderes es inexistente
en un país donde la voluntad de creación de tejidos industriales sólidos y autogestionables brilla por su ausencia (pero démosle cancha al mamoneno inmobiliario, que eso sí que mola)
en un país donde el que decide arriesgarse, montar su negocio, crear valor para la sociedad, pero que fracasa, es considerado un perdedor, mientras el que, a través de trapicheos, nepotismos y demás, amasa sus buenos € al mes, es un modelo a seguir.
en un país donde…
(que siga alguno de los grandes comentaristas de este blog, por favor)