Chocolate y arándanos

Apenas esbozado en el aire escucho el zumbar de algún insecto. Lejano, sin duda sólo preocupado por sobrevivir el día. Qué envidia! Aprovecho para aliviar los picores que me producen las hierbas en las pantorrillas: cuándo fue la última vez que conseguí no hacer nada de forma totalmente concentrada? Sin que me molestasen los bichos o los hierbajos? Ni me acuerdo. Algunas, pocas, nubes blancas manchan el azul de un cielo que hoy se antoja más lejano que nunca, más grande que ayer, menos mío. Odio verme tan fuera de mí. Tan lejos de todo. Zombi … o vampiro. Soy como el cielo, una sábana azul con manchas blancas.

Mis manchas también van cambiando de sitio, viajeras por mi vida. Unas veces llueve, otras no. Hace fresco, no habrá tormenta. Tal vez alguna llovizna. Antes de que todo se funda en la humedad abandono el césped. En la heladería al lado de la oficina hay helado de chocolate y arándanos. No es lo mismo, pero es lo que hay.

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Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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