Oops! I did it again (by Gerardo Malespina)

Dijo Benito Mussolini a los diputados comunistas en 1921: «Entre nosotros y los comunistas no hay afinidades políticas pero hay afinidades intelectuales. Como ustedes, consideramos necesario un Estado centralizado y unitario que imponga una disciplina de hierro a todas las personas. Con esta diferencia: que ustedes llegan a esta conclusión por la vía de la lucha de clases, y nosotros por la vía del concepto de nación.» [“Comunism”, Richard Pipes]

Dijo un progre por ahí: «Pero de ahí a presuponer que todos los regímenes totalitarios son socialistas, y encima darle la vuelta al calcetín y presuponer que todo sistema socialista es totalitario es como vivir en el maravilloso país de simplelandia

Oh-my-God! Esteeeemmm… Las afinidades señaladas por el socialista Benito Mussolini no son sólo “intelectuales”, sino completamente políticas, ideológicas. Difieren en “la vía”; no en los métodos ni en la “conclusión” (Estado totalitario). La propaganda y el culto a la personalidad son similares en el fascismo y el nazismo, por su origen socialista. No es necesario dar vuelta ningún calcetín. El sistema socialista (o comunista, que nadie se ofenda), es totalitario por definición. Cuba, por ejemplo, es la recreación de la “utopía socialista”. No es un invento mío. Lo dicen todos los simpatizantes mundiales del régimen. Si en España hubiera ganado la guerra civil el bando “republicano” (que de republicano tenía sólo el nombre, ya que en sus filas militaba nada menos que el PCE), quizá todavía habría una momia en el trono (envuelta con la bandera roja). La Brigada Canina del PCE (ya que no existiría el PSOE), se quejaría por algún “bloqueo” económico; en las plazas habría estatuas de Carrillo; en las autopistas habría carteles gigantes de Carrillo (a lo Lenin, Stalin, Mao); en los colegios los niños estudiarían vida y obra de Carrillo. ¿En los sellos? Carrillo. ¿Qué votarían los españolitos y españolitas en las “elecciones” (votaciones)? Carrillo. Y así y así.

Como habría unanimidad, llegaría el siglo XXX y los españolitos y españolitas seguirían admirando a Santiago Carrillo. Bueno, más o menos como ahora con Franco. ¿Quién desenterró la momia de Franco? Los españolitos y españolitas progres. Por nostalgia, por lo que pudo haber sido y no fue. Les encanta la dictadura. Los pone nerviosos la libertad (ajena). Ay, ¡qué tiempos aquellos… los de la clandestinidad! ¡Añoramos aquella disciplina de hierro! Queremos que nos traten como niños. ¡Necesitamos un dictador! Uno que barra con esas lacras que joden y joden con las libertades individuales, y esas mariconadas burguesas. Aclaro, antes de que le dé un ataque de pánico a alguien, que en España no existe tal cosa. Zapatero, es sólo un progre. (España no es un Estado socialista; Cuba sí es un Estado socialista, y así lo establece su Constitución hecha a medida del Partido). El progresismo es la consecuencia del vacío ideológico experimentado por el socialismo; es una desesperada secuela ante la evidencia del fracaso rotundo del paradigma socialista. Sólo quedan los gestos, las pancartas, los eslóganes. Es decir: no son socialistas, son sólo hipócritas que, en la práctica, hacen todo lo contrario a lo que pregonan. Hoy, los verdaderos socialistas son marginales. A los progres, lo que les queda del socialismo es la rémora totalitaria; eso de aplastar al que piensa diferente, de tratarlo con una supuesta superioridad moral (que da risa).

En cuanto a lo de “derecha” e “izquierda”, eso ya huele a rancio -precisamente- por el auge del progresismo. Los progres (no los verdaderos socialistas), no se oponen a la propiedad privada ni a las libertades individuales, no, no, no. Se oponen a la propiedad privada y a las libertades individuales de los demás. De ahí la hipocresía. No conozco un solo intelectual progre que no disfrute de la economía de mercado. De eso viven. De ahí la hipocresía. No conozco un solo intelectual progre que esté dispuesto a sufrir en carne propia el sistema socialista cubano. Prefieren vivir en países donde haya libre mercado y donde nadie les “expropie” sus derechos de autor. De ahí la hipocresía. No conozco un solo progre que emigre hacia la “patria socialista”, sino que prefieren emigrar hacia países con economía de mercado, propiedad privada, etc. De ahí la hipocresía. Perdón por la reiteración, pero a los hipócritas les cuesta darse cuenta de que lo que dicen y lo que hacen no coincide. A ver si alguno por ahí lo reconoce. Lo dudo. En fin.

Por otro lado, lo de “derecha” e “izquierda” es una forma demasiado imprecisa y contradictoria para interpretar el mundo. Quienes se definen como “de derecha” en un país, coinciden -a veces- con las propuestas de quienes se definen como “de izquierda” en otro país. Y viceversa. Ejemplos al respecto hay muchos. Los que sí son asombrosamente “coherentes” (en su incoherencia), son los progres de cualquier país. Y aquí viene otro punto interesante. No es casual que, entre quienes detestan “lo progre” (como fenómeno cultural), haya tanta variedad de puntos de vista sobre todas las cosas, frente a “lo progre”, tan uniforme en su manera estúpida y maniquea de ver esas mismas cosas. Entre los no-progresistas hay gente a favor y en contra del desarme civil, a favor y en contra del aborto, a favor y en contra de la pena de muerte, a favor y en contra de la eutanasia, a favor y en contra del “matrimonio gay”; hay liberales y conservadores, religiosos y no religiosos, etcétera. La diferencia está en que lo dicen, mientras los progres posan (como algo que no son); y se les nota.

Un progre es, o dice ser, “antiyankee”, aunque consuma cultura estadounidense por todos sus poros, o incluso viva en alguna ciudad del “infierno”. Un progre es, o dice ser, “ecologista”, “ambientalista” o cualquier variante, aunque consuma todo tipo de productos provenientes de industrias que “contaminan”; ay, pero si es que todavía no se han dado cuenta de que todo, todito, todo contamina. Es una pose imposible ser “anti-pastera”, y usar papel. O escribir libros, y estar en contra de la tala de árboles. ¿Dónde evacuará sus heces un progre? Misterio. Porque ellos “no contaminan” (Si cagan, está por verse. No sé). Un progre es, o dice ser, “demócrata”…aunque muestre orgulloso su tatuaje del Che Guevara, y hable (con una extraña combinación de respeto, entusiasmo y nostalgia) de la URSS, “aquel sueño que no fue”. ¿Equiparar a Castro con Pinochet? ¡Pecado! El progre alucina con la basura de Noam Chomsky y Michael Moore ¡Dos yankees, sí! Y cree a pies juntillas cualquier “antinorteamericanismo” trasnochado, venga de donde venga. Sin embargo no se detiene a pensar que, Chomsky y Moore, dicen y hacen lo que se les cante el soberano culo ¡en los United States!, no en Corea del Norte o Irán. Que yo sepa no han sufrido atentados. Ni han sido desterrados o decapitados. ¡Qué horrible es USA! C’mon…

Un progre es, o dice ser, “tolerante”, “multicultural”, o cualquier variante por el estilo; aunque ni se le ocurra hospedar en su hogar a todos los inmigrantes, ni tampoco sepa un cuerno de ninguna de esas culturas que dice admirar o defender, ni mucho menos esté dispuesto a adoptar sus costumbres. Adora el Islamismo, o dice comprenderlo, pero que nadie se atreva a proponerle que practique la ley islámica, por ejemplo: no siendo infiel, o infiela, a su esposa, o esposo. De no consumir alcohol, mejor ni hablar. Ya lo practica. ¿O no? (Pues claro, si toma Coca-Cola. ¡Ay!). Un progre es, o dice ser, “defensor de los derechos de los homosexuales”, aunque en Cuba sólo sean unos “mariconsones” indignos de sus hipócritas reclamos de salón. O sea, está a favor de las “diferentes opciones sexuales”, pero donde se cruce con un mariquita o transexual por la calle, apura el paso o da vuelta la cara. Quiere y respeta a los y las homosexuales, pero… de lejos. Un progre es, o dice ser, “feminista” o “defensor de los derechos de la mujer”, sin bien no se escandaliza cuando alguna mujer es enterrada por infiel en Afganistán. El bobo dirá que la “violencia domestica”, es culpa de la “sociedad capitalista” y otra sarta de sandeces. ¡Oh, sí! Es muy importante la “cuestión de género”, y génera. Aunque todo sea una pose estúpida e hipócrita, le encanta que se refleje hasta en nimiedades. El lenguaje, y la lenguaja, es primordial, y primordiala. Por esa razón, y razona, es que últimamente existen ídolos, e ídolas; cantantes, y cantantas; músicos, y músicas; etcétero, etcétera. Hasta que lo progre sea el único punto corto de vista en todos los países. Ahí es donde surgirán las paísas. Todo muy idiota, sí. ¿O idioto? Risas. Y risos. ¿O rizos?

Un progre es, o dice ser, “pacifista” o “anti-guerra”. Claro, claro. En realidad es “anti-guerra donde uno de los guerreros sea EEUU, o Israel”. Si caen las Twin Towers, es porque los yankees se lo buscaron. Si explota un auto-bomba en alguna ciudad israelí, los judíos se lo merecen por belicosos, o porque algo habrán hecho. ¿Quién quiere hacer desaparecer a quién? Los
vecinos a Israel; sin embargo, para el progre el malo siempre es Israel. ¡Malditos judíos! No, no es que la mente progre tenga un mecanismo muy aceitado para sacar conclusiones rápidas y certeras sobre cualquier asunto; el problema es que la mente progre tiene pocas piezas. Dos, para ser más preciso. Una, deshabitada, baldía, donde las ideas e imágenes del mundo exterior pasan velozmente, sin escalas, otra vez al exterior. En la otra, hay una pancarta. Es algo parecido a un tablero electrónico donde siempre hay una frase. En general es una frase corta, un eslogan, que -se supone- sintetiza un pensamiento. Por ejemplo, “no a la guerra”, “yankees go home”, “liberar a los presos por luchar”, “el pueblo unido jamás será vencido”, “obreros y estudiantes, unidos adelante”, “hasta la victoria siempre”, “seamos realistas, pidamos lo imposible”, etcétera, etcétera. El progre es muy “pacifista”, sí. Como Ernesto Guevara, el ídolo de ETA y Eduardo Galeano, que mataba… con ternura. Qué locura, ¿no?

Un progre es, o dice ser, “defensor de los pobres”, no sólo de su comarca sino del mundo (no sea andan con chiquitas. Son idiotas, a lo grande). No hay que creerles cuando dicen que ser rico es malo y bla bla bla… El progre, si tiene dinero, simula no tenerlo. Por las apariencias, ¿vio? Es cool posar como “pobre” con una Visa en un bolsillo, y una American Express en el otro. Ése es el esnob, el bobeta. Después está el otro, el progre que anhela tener lo que tiene el rico, pero no lo reconoce. O sea, es el resentido-envidioso. Habla pestes del rico, pero -secretamente- desea estar en su lugar. Tanto el esnob como el resentido, dirán que el dinero es lo de menos, que la pobreza tiene su encanto, etcétera, etcétera. En eso consiste el doblez moral de estos arlequines. El ambiente artístico y del espectáculo, está colmado de progres bobetas que fingen extasiarse con la pobreza. Una persona honesta, por más pobre que sea, nunca saldrá con esa artillería de frivolidades. Simplemente dirá la verdad, sin rencores ni melindres: Que le gustaría tener tal y tal cosa, y listo. Nada de buscar atajos para expiar fracasos personales, como que “la culpa es de Bush”, “del imperialismo”, “del capital” (en referencia a la riqueza, no al mamotreto de Karl, obvio. Que conocen menos que yo. Y eso que he leído un par de solapas).

Un progre es, o dice ser, “anti-imperialista”, siempre refiriéndose al “imperio yankee”, jamás a ningún otro. La sopa pseudo-ideológica los hace sentirse en la obligación de cantar loas a la América indígena. Ni una sola mención contra el imperio Inca, ni contra el sometimiento hacia otras tribus, ni contra el pillaje, o las matanzas. ¡Ni contra los sacrificios humanos de los aztecas! Los intelectuales progres -que los hay idiotas pero también canallas- le han hecho creer que “la barbarie” llegó con el conquistador, particularmente con el español. Y se han tragado el cuento; por eso toda aquella ridiculez contra los quinientos años. El sentimiento culposo de un progre español es para desternillarse. A los latinoamericanos les habla mal de los conquistadores. En suma, y para no darle muchas vueltas, ve con simpatía el retorno a la América Precolombina. Es decir, festeja le regresión histórica. El progre no está a favor del progreso; es un reaccionario. Esté en Latinoamérica o en Europa, da igual. La conquista fue un error, y hay que dar marcha atrás. Los progres, son así. De estúpidos y sencillos. Cristina Losada dice que «todos los progres están cortados por el mismo patrón.» ¡Y tiene razón! Las excepciones, confirman la regla.

Un progre es, o dice ser, “defensor de los derechos humanos”. Ay, cómo les encanta eso de “los derechos (de algunos) humanos”. Hablando con un progre uno se entera de que los extraterrestres existen, o al menos de que hay entre ellos -que sí son humanos- otros seres que no se sabe qué mierda son. Los prisioneros de Guantánamo (de la Base, no de la provincia), son humanos con derechos; en cambio, los prisioneros del resto de la isla no son humanos ni tienen derechos. Es de suponer que tendrán izquierdos, ¿o qué? Todo esto de los “derechos humanos” en la esfera progre es muy misterioso. Les gusta hablar de cómo la Unión Soviética combatió a los nazis, soslayando toda referencia a Stalin. O si lo nombran, evitando citar la “solución final” del socialismo en la era estalinista. El exterminio masivo de soviéticos no fue obra del imperialismo yankee, sino de una ideología totalitaria, la socialista. El mundo es mejor desde la derrota del régimen nazi y del régimen fascista; y es mucho mejor desde hundimiento del régimen soviético (que tanta nostalgia sigue despertando en la intelectualidad bobeta y/o canalla). Chomsky defendió al Viet Cong y al Khmer Rouge. Hoy anda a los besos con Fidel Castro. Pues ni así, ni así. El progre de los dos hemisferios es incapaz de avizorar que algo falla. Es que, precisamente, lo que falla es la mentalidad progre. Hay muchos que ya son irrecuperables, como algunos delincuentes.

Un progre es, o dice ser, “antifascista”, aunque no sepa qué es el fascismo, ni advierta su propia conducta fascistoide en cualquier cosa parecida a un debate. “Antifascista”, para el progre de morondanga, no es ser anti-totalitario. Como el razonamiento es algo que le está vedado, no es capaz de percibir que cuando intenta deslindar su palabrería del “socialismo real” de la URSS, lo que está admitiendo, sin darse cuenta, es que la URSS (como Cuba) hizo realidad el socialismo. Stalin fue un verdadero socialista. El socialismo real, el verdadero, es eso: dictadura, persecución, muerte, destierro, censura, unicidad de pensamiento, de partido, de todo. En el socialismo de verdad, lo mismo que en el fascismo, todos los ciudadanos son masa. La individualidad es subversiva. No en vano, los progres de hoy ven con malos ojos al individualismo. Su idiotez congénita, no les permite distinguir entre individualismo y egoísmo. Les encanta parlotear sobre el colectivismo, porque tienen atornilladito el chip gregario (¿Irán solitos al baño? Who knows? Es muy probable que duerman abrazados a un osito). Pensar por sí mismos es una degeneración. Aislados, sienten que pierden identidad. La duda los avergüenza. Oyen una gritería contra Bush, y claro, “es la mayoría”, dicen. No vaya a ser que queden desguarnecidos. Van y se unen a la gritería contra Bush, contra Israel, o contra lo que sea. Excepto contra un mandamás iraní, iraquí, afgano, o… cubano. El “pensamiento” progre es simple, con menos recovecos que un plato. Es una peste cultural, y como tal, es contagiosa.

Cualquier mente maliciosa es capaz de detectar todo el discurso de un progre, apenas escuchando el principio. Lo demás es lo mismo, lo mismito que dicen los demás progres. Es muy fácil debatir con progre de cualquier parte del mundo. Lo difícil, para el progre, es debatir con un no-progresista de cualquier parte del mundo. Sus ideas preconcebidas sobre “un derechista” o “un fascista” (que para él son lo mismo, o más o menos lo mismo), se le escurren vertiginosamente por la sesera. Es ahí donde se siente desarmado. “¿Por dónde lo ataco a este fascista?” ¡Por acá! ¿O por acá? Contra todo lo que pueda suponer un idiota, mis amistades no piensan como yo en muchísimas cosas, ni tampoco votan lo mismo que yo, que -dicho sea de paso- no voto siempre lo mismo. Es normal, para mí, hablar de política con alguien sin tener la menor idea de qué cuernos votó. Eso me pasa por frecuentar gente inteligente, no dogmática o sectaria. Ni solemne. Reír es saludable, y ayuda a desarrollar el espíritu crítico. Yo, por ejemplo, me río todo el santo día de los progres.

Dijo uno por ahí: ñe ñe ñe… «los socialistas y comunistas que murieron en los campos de concentración?» ¿…? ¿Y eso qué fue? ¿Un “argumento”? ¿Se referirá a los campos de concentración estalinistas? Ahí tampoco importaba el carné del Partido, ¿y? Que un nazi masacre a un comunista no implica una reivindicación de la ideología comunista, excepto para los comunistas y afines, o para los ignorantes. Ese truco lo vienen realizando, con resultados dispares, los partidos comunistas de todo el mundo. Es un sapo difícil de tragar. Pongámoslo en términos brutales a ver si cuaja: Que un islamista se inmole contra un rascacielos de New York, no implica una redención del islamismo. Que un violador decapite a un asesino, no implica una reivindicación del estupro. No, el “argumento” no cuaja. Y no paso un link sobre este embrollo, porque ningún progre entendería que el fundador del primer movimiento fascista francés murió en un campo de concentración alemán. Demasiado confuso para gente que no duda: «Mussolini es ante todo el militante socialista, incluso como líder de los fascistas (…) Mussolini no renuncia al socialismo, pero el suyo es un socialismo nacionalista.» [Erwin Robertson, comentando «El nacimiento de la ideología fascista» de Sternhell, Sznajder y Asheri.]

Un test, rápido: Diez diferencias entre socialismo y comunismo, en la actualidad. Nada de referencias librescas. En castellano. ¡Ya! Tic-tac, tic-tac, tic-tac… ¡Tiempo! No, no. Dije socialismo, no progresismo. La mayoría de los “partidos socialistas” no son socialistas, sino progresistas. Desde el Partido Socialista de Chile hasta el Partido Socialista Obrero Español (que de “obrero”…). A propósito de Chile: Que Allende se haya suicidado en La Moneda, no implica que haya sido un “demócrata”. Si no se hubiera suicidado, probablemente hubiera sido asesinado. Pero ni así. Ni así. Mmmhhh… Enrique Gorriarán Merlo participó del atentado contra Anastasio Somoza. ¿Y? Y nada. Gorriarán siguió siendo una basura, un vulgar asesino. ¿Otro caso? Que ETA haya volado a Carrero Blanco no la enaltece, ni nada parecido. ¿O sí? ¡Ah! ¿Entonces Posada Carriles es un héroe? Uy, qué lío.

Me niego a imitar una de las actividades favoritas de los progres, que es contabilizar muertos. Que cada uno busque y compare, en ese insólito afán competitivo, la cifra de víctimas en la Unión Soviética (sin bombas atómicas, ni nada). Fue el silencioso exterminio defendido por esos intelectuales que hoy se “indignan” frente a las imágenes de Irak que ven por CNN. De haber existido CNN durante aquel exterminio, esos mismos intelectuales hubieran dicho que se trataba de una “manipulación mediática del imperialismo, de la CIA, del Pentágono”. Lo mismo dijeron durante toda la Guerra Fría. Lo mismo siguen diciendo, sin Guerra Fría, para exculpar a Fidel Castro. Así no vale. Y bueno, allá ellos y sus malas conciencias. Los defensores de Stalin de ayer, son los reconvertidos progres de hoy. El comunismo de fulanos como José Saramago, es como la cerveza sin alcohol (Eles são uns sujeitos que não valem nada, cara!). Prefiero a un comunista de verdad, que recite el Manifiesto, que cante convencido y conmovido La Internacional, y que luego me salga con todo el rollo de la revolución y la dictadura (“del proletariado”, excelente eufemismo para no decir “del buró”, o “del comité central”). En tres palabras: Prefiero la sinceridad.

La familia socialista de nazis, fascistas y comunistas es hábil en la propaganda; también en las purgas. Al que desentona, lo borran de la foto (y/o de la faz de la Tierra). A los socialistas es mejor mantenerlos a raya (no de cocaína, porque las drogas forman parte de las tentaciones, o “desviaciones”, en las cuales no debe caer el ser humano en su penoso derrotero hacia el “hombre nuevo”, y la “hombra o hembra nueva”, nazi-fascista-comunista). A los progres propiamente dichos, o sea: a los socialistas de boquilla, hay que dejarlos en evidencia. No me refiero a desnudarlos y pasearlos por una plaza, que tampoco estaría mal, sino a desarmarles el tingladito para que algún alma no conversa, que las hay, no caiga en el error de tomar por “principios” sus pancartas. Y eso no es todo.

«El mito, como clave de interpretación del mundo; el corporativismo, como ideal social que da a amplias capas de la población el sentimiento de que hay nuevas oportunidades de ascenso y de participación, constituyen también parte del secreto del fascismo, porque el fascismo reduce los problemas económicos y sociales a cuestiones, ante todo, de orden psicológico.» [Erwin Robertson…].

Por ejemplo, el mito del “bloqueo” contra Cuba o el mito de la “invasión” inminente, son reducciones que ocultan el fracaso del sistema con tretas de orden psicológico. Los gobiernos progresistas son corporativistas; dan importancia a la gritería de quienes están sindicalizados. Quienes no lo están, no existen. Y, sobre todo, «servir a la colectividad formando un cuerpo con ella, identificar los propios intereses a los de la patria, comulgar en un mismo culto los valores heroicos, con una intensidad que desplaza al boletín de voto en la urna«.[Erwin Robertson…]. El culto a Martí, al Che Guevara… Y la identificación de los intereses del caudillo Fidel, con los intereses de la patria.

«Es por todo esto que el estilo político desempeña un papel tan esencial en el fascismo. El fascismo vino a probar que existe una cultura no fundamentada en los privilegios del dinero o del nacimiento, sino sobre el espíritu de banda, de camaradería, de comunidad orgánica, de «Bund», como se dijo en Alemania en la misma época.» [Erwin Robertson…]. El socialismo fracasó en probar que existe una cultura no fundamentada en los privilegios del dinero o del nacimiento; prueba de ello son la millonaria y exclusiva industria turística, y las inyecciones millonarias al Estado cubano por parte del Estado venezolano. Lo que persiste, en el socialismo (y también en el progresismo), es el espíritu de banda, secta o patota irracional. El hijo de un contrarrevolucionario, está jodido desde la cuna. Quien en Cuba nace hijo de funcionario no tendrá inconveniente alguno en salir y entrar de la isla cuando le plazca, o en estudiar en alguna universidad estadounidense (Risas, maquiavélicas).

«Estos valores presentes en el fascismo tocan la sensibilidad de muchos europeos.» [Erwin Robertson…]. Lo mismo sucede en la progresía europea (por más que se declaren “antifascistas”), con respecto a Fidel Castro. Los militares dictadores excitan el alma noble del progre europeo. Sólo basta que el sátrapa se declare “de izquierda”, o “socialista”. Lo defenderá a muerte. Bueno, “a muerte” no. Sólo de boquilla. Y de lejos.

«El fascismo nace a la izquierda, a partir de una revisión del marxismo. (…) El fascismo en una revisión del marxismo encontró que todos los partidos socialistas consideraban al marxismo una herencia a la que debían permanecer fieles. Sin embargo, en su evolución reciente todos esos partidos han renunciado a la herencia de Marx, acomodándose a la economía neoliberal. Siguen apegados, desde luego, a la matriz ilustrada, materialista e igualitaria.» [Erwin Robertson…]. Sí, ya sé que se acomodaron. Aunque lo de “igualitario” está por verse. En el progresismo es sólo un discurso; en la práctica reparten prebendas o privilegios entre los acólitos. Es decir: algunos ciudadanos son más “iguales” que otros. Lo de la “ilustración” es relativo, aunque sí son muy “materialistas”: Les encanta el dinero (el confort, la tenebrosa tecnología, y todas esas cosas bien burguesas).

«Sternhell insiste permanentemente en el respeto de los sindicalistas revolucionarios, de los socialistas nacionales, de los fascistas, por la propiedad privada y el capitalismo.» [Erwin Robertson…]. ¿…? Excuse me?¿No habría que distinguir entre propiedad privada y capitalismo que, después de todo, históricamente no se identifican sin más?» [Erwin Robertson…]. Mmmhhh… ¿Cómo es posible el libre mercado, sin libertad? ¿Cómo es posible el respeto por la propiedad privada, sin libertad? En un régimen fascista, comunista o socialista todo está bajo control. El ordenamiento jurídico es una farsa. Basta con que el régimen considere que alguien es “peligroso” para desterrarlo, encarcelarlo, o ejecutarlo. En esos regímenes la propiedad privada es una ficción, y puede ser violada cuantas veces el gobierno considere necesario. El ciudadano está indefenso. Un régimen nazi, fascista, comunista o socialista, pretende establecer una sociedad “ideal”. El capitalismo es básicamente un sistema económico. No propugna ninguna utopía.

«Todos los fascismos subrayaron siempre la diferencia entre la propiedad ligada al hombre y el gran capital financiero; entre el trabajo productivo y la servidumbre al interés del dinero?» [Erwin Robertson…]. El régimen chino congenia con “el gran capital financiero”, ¿eso lo hace capitalista? Si así fuera, Cuba también sería capitalista. ¡Un momento! Es que si así fuera, los gobiernos chino y cubano serían fascistas. ¿O socialistas? Qué enredo ¿eh? Sin libertad, la “propiedad ligada al hombre” estará bajo control absoluto del Estado totalitario. Sin libertad, el progreso individual (que irremediablemente terminará siendo colectivo) es subversivo. ¿Tan difícil es entenderlo? El progreso individual de Bill Gates, repercutió en el progreso individual de millones de personas. Incluyendo a los chinos y a los cubanos. Y a los progres que se la pasan todo el día cacareando contra “el gran capital financiero”, contra la libertad, y la democracia.

Seamos realistas; no pidamos lo imposible. Un progre no piensa, sólo escupe frases hechas (dicho esto sin acritud). Hasta luego, colega. Me voy a fumar un cigarro en la vereda de un bar. De cualquiera, ya que todos son -por decreto- para los sagrados no-fumadores. Al Big Bro se le ha metido en la cabeza (ahí donde hay tanto espacio “libre de humo de tabaco”), que soy su hijo y que me porto mal. Y debe ser cierto (Puedo portarme peor). Merezco un poco de esa “disciplina de hierro”. No falta mucho para que tenga que emborracharme en la clandestinidad. Qué pesadilla. Y encima, cada vez me gustan más las hamburguesas, las putas, y el whisky (¿Seré anormal?). Desde un punto de vista progre, o sea: idiota, la mayoría tiene razón (siempre y cuando “lo progre” sea mayoritario, claro). En cuanto a la minoría, eso es justamente lo que hay que ignorar o eliminar. Así “piensa” el típico progre, ¿demócrata? Yeah, sure. Make my day! C’mon, c’mon, assholes.

[Ei! Preciso um trago! Olha aí. “Acadêmicos do Grande Rio”, “Acadêmicos do Salgueiro”, “Beija-Flor”… Meu Deus! A bateria, cara; é isso, é isso aí rapaziada! Eu sou a bateria! Adorei… A vida vale a pena! Eu tenho grana! Puta que pariu! Tô demente? Tô bêbado? Tanto faz uma bicha, vagabunda e pistoleira; uma arrebentada aventureira, garota louca da rua; uma mulher da vida… Que maravilha. Devo estar louco. Acho que não, mais prefiro ser louco. Isso mesmo, darling. I’m not the fucking majority. Quer um drink? Outra garrafa, garçom! Sem pressa. Já…].

A tu salud, Gerardo. GRACIAS por este regalo inesperado.

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6 comentarios

  1. Ciclo Encuentros 2007- Proyecto Arjé

    con el apoyo de Retos al Sur

    «Escapes literarios a la generación del 45

    y la cultura oficial»

    Charla a cargo de Gustavo Escanlar

    Periodista, escritor, conductor televisivo

    «Uruguay era un país abierto y tolerante, culto y respetuoso de las opiniones ajenas. Era un país plural y progresista, con intelectuales en sintonía con el resto del mundo, con sus tendencias, sus pensamientos y sus novedades. Este estilo de vida y de discusión terminó a mitad de siglo, cuando una nueva generación de intelectuales parricidas comenzó a elaborar un nuevo discurso, hipercrítico e insatisfecho con el país de aquellos años. Intelectuales agrupados alrededor de la figura magistral de Carlos Quijano, cuyo epicentro fueron las páginas del semanario Marcha, y cuyos lineamientos políticos pertenecían a la pequeña pero potente y lúcida izquierda uruguaya ilustrada.
    La generación del 45 se presentó con ejercicios constantes de parricidio y compromiso político-social. Despreció, literalmente, a la literatura uruguaya que la precedía, ignorando –por realistas y poco comprometidas- las tendencias gauchesca y lírica que dominaban el panorama literario de la época. Los críticos de aquella generación se sentían como los Adanes de la cultura: antes de ellos, la nada.
    Su prédica fue tan grande y tan aceptada por los estratos intelectuales de las tres décadas posteriores que también se convirtieron en los Noé culturales: solo se salvarían del desastre ellos y sus elegidos. Sus prédicas se transformaron, casi, en dictatoriales. No aceptaron los discursos que escapaban de su pesimismo y su criticismo. No permitieron que se hiciera con ellos lo que ellos habían hecho con sus predecesores. Prohibieron a los parricidas.
    Por eso, los escapes a los lineamientos de la generación del 45 y su impronta monopólíca en la literatura uruguaya de fines del siglo XX habrá que buscarlos en dos direcciones: hacia atrás, con el rescate de lo que hubo antes que ellos, y hacia delante, descubriendo autores contemporáneos marginales y diferentes. También se puede escapar de ellos visitando algún autor de su generación que haya salido de los cánones de la grisura montevideana.
    Los escapes propuestos aquí son personales, cuestión de gustos.
    El primer escape aparece con autores como Lautreamont, Julio Herrera y Reissig, Roberto de las Carreras y Delmira Agustini. Terminaron enviándolos al panteón de los locos, de los distintos, de los zarpados, de los reventados, de los liberales, de los individualistas.
    Un segundo escape propuesto es un autor perteneciente a la generación del 45, aunque se trata de un orejano rebelde y renegado. Los Poemas Zoológicos de Sarandy Cabrera son una declaración de principios a favor de una nueva literatura.
    El tercer escape posible aparece después de la generación del 45, con autores como Felisberto Hernández y Mario Levrero. Dos autores bien diferentes, uno de los cuales –Levrero- dejó un legado y realizó un magisterio literario seguido por decenas de autores jóvenes. » (Gustavo Escanlar)

    Lugar: Pérez Castellano 1424, entre 25 de mayo y Washington (Posada de Retos al Sur)
    Fecha y hora: Lunes 17 de setiembre de 2007, 18:30 horas
    Costo: 100 pesos

    Se entregarán certificados de asistencia y CD con textos vinculados a la temática

    El CD, cuyo fin es brindar a partir de las lecturas propuestas la posibilidad de seguir profundizando, pensando y re-construyendo el tema más allá de la charla/encuentro, contiene los siguientes textos:

    Los siete sentidos, por Gustavo Escanlar

    Carta, por Gustavo Escanlar

    Prólogo a Literatura uruguaya del medio siglo, por Emir Rodríguez Monegal

    Prólogo a Obras completas de Juan Carlos Onetti, por Emir Rodríguez Monegal

    El astillero, de Juan Carlos Onetti

    El pozo, de Juan Carlos Onetti

    Correspondencia (1951-1955) entre Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti (e incluye artículos de Rodríguez Monegal, Real de Azúa y David Viñas) , de «Los archivos de la literatura uruguaya»

    Carlos Quijano, en Antología del ensayo uruguayo contemporáneo, de Carlos Real de Azúa

    Emir Rodríguez Monegal, en Antología del ensayo uruguayo contemporáneo, de Carlos Real de Azúa

    Mario Benedetti y mi generación, por Jorge Ruffinelli

    Los «hachepientos» del 68, por Alfredo Alpini

    Los fragmentos del 45 uruguayo, por Elvira Blanco

    Los Cantos de Maldoror, de Lautréamont

    El rosario de Eros, de Delmira Agustini

    Felisberto Hernández. Dossier, por varios autores (Elvio Gandolfo, Italo Calvino, Lucio Sessa, Fernando Sorrentino, Arturo Escandón y otros)

    El lugar, de Mario Levrero

    La ciudad, de Mario Levrero

    París, de Mario Levrero

    Espacios libres, de Mario Levrero

    Visiones y re-visiones: el espacio de la nación en la narrativa uruguaya del retorno a la democracia, de Elizabeth Rivero

    Entre el atraso y la sociedad amortiguada (entrevista a Héctor Bardanca), por Raúl Forlán Lamarque

    «El IPA y Humanidades son como un gran condón» (Entrevista a Gustavo Wocichowski), por Raúl Forlán Lamarque

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  2. Socialismo y fascismo apenas se diferenciaban en el tema de las fronteras. Uno era internacionalista, el otro, nacionalista. Pero ahora el socialismo fracasado se ha vuelto más modesto. Se contenta con un socialismo a pequeña escala. A escala vasca, por ejemplo. El nazionalismo homogeiniza ambas ideologías totalitarias.

    Por otro lado, Jordi, no es lo mismo estado centralizado que totalitario. . Puede haber una administración pequeña, eficiente y central. Las autonomías despilfarran más de la cuenta. Son pequeños entes con aspiraciones totalitarias. Lo dicho, socialismo a pequeña escala. A la vasca o a la catalana.

  3. el PC y el PSOE incluso dentro del eurocomunismo son, lo fueron, o lo deberían ser en su esencia centralistas, a ver, si es pura lógica. Un Estado fuerte con gran capacidad de dirección económica, se trata de redistribuior la riqueza, captar impuestos progresivamente y realizar gastos regresivos. Pues si una región es mucho más rica para redistribuir mejor lo q no se puede hacer es dar ningún tipo de autonomía y mucho menos soltar impuestos y gastos. En realidad la posición del PP de «solidaridad regional» es la que tendría q tener la izda, no los populares que en realidad la tienen por nacionalismo español y por que son igual de socialdemócratas que el psoe, pero sobre todo por lo primero. No como ciudadanos, que principalmente es por lo segundo, pq son socialdemócratas y antinacionalistas.

    Lo q pasa es q el PSOE es federalista d boquilla, como dice mi profe de constitucional en realidad jacobinos del copón, y el PC igual no lo son pq los votos de la izda han estado tradicionalmente en ctaluña, etc. pero no pq la esencia de un partido socialista sea eso. Pero cuando el PC tenía contacto directo con Moscú a ver…, y no era hasta hace mucho. Centralismo puro y duro.

    Fascismo y socialismo fueron sendos ataques contra el liberalismo, atacaron principalmente el librecambismo económico de éste y la escasa estabilidad parlamentaria del régimen liberal clásico, finales del XiX, principios del XX. Son movimientos que tienen en común eso, y la planificación central. Unos son clasistas, los socialistas, y los otros nacionalistas, es decir, interclasistas. Todos buscan un orden nuevo al instaurado por las revoluciones liberales, q aunq ganaron mucho en libertad y derechos el doctrinarismo y la gran burguesia se apoderó bien pronto del poder, ahí está nuestra Restauración como viva muestra del resultado de la «Revolución» Liberal en España. Los mismos perros con distintos collares. Y un Sagasta, un Maura o incluso un Cánovas desde luego me parecen mucho mejor que cualquier Lenin, Fidel, Mussolini, Franquito, Largo Caballero o Carrillo.

    Estos ataques fueron en parte los causantes del nacimiento de un nuevo Estado, el Social, de la mano tb de Keynes y la república de Weimar, en el que vivimos, donde se permite e incluso se patrocina la intervención estatal, cosa que antes estaba incluso prohibido, caso americano y el New Deal famoso. Además son más estables tendiendo al bipartidismo y a la reducción electoral. Es lo que hay, así q en realidad vivimos en un estado semisocialista, no en vano más del 40% de la economía está en manos del Estado, un socialista o fascista querría el 90% (el resto de privada para los familiares corruptos claro). Yo no miro tanto el porcentaje si no en dónde está ese porcentaje, si en actividades que perfectamente podrían ser privadas (aunq fueran gratuitas) o en actividades que tienen q ser públicas casi por necesidad.

  4. # Jordi, el PP es claramente socialista en el sentido de lo escrito. No hay mas vueltas. En España no hay ningún partido que defienda los intereses del individuo antes que los propios, no hay partido que no guste de subvencionar, igualar, ajustar la ley a los intereses propios.
    Un ejemplo: el día que alguno de ellos nos, proponga una reforma electoral seria, hablamos de nuevo.

    # BB: no veas las ganas que tengo!

  5. Lo que digo hace rato. Hay que organizar un encuentro internacional en el Mercado del Puerto de Montevideo, y sentarse a sacar chispas, con una cerveza uruguaya de por medio, y un buen asado rioplatense.
    ¿para cuándo, Luis?

  6. Espera, espera, que me he liao…

    Como ustedes, consideramos necesario un Estado centralizado y unitario

    Pero a ver… ¿el partido que defiende eso en España no es el PP? ¿Tiene el PP relación con Mussolini? ¿Es el PP totalitario? ¿Es el PP fascista? Es más, es el PP… ¿¿¿socialista???

    Y, si el gobierno del PSOE apuesta por el federalismo, en este aspecto, ¿tienen algo que ver con Fidel Castro?

    Joé, qué lío… Si ya digo yo que esto de las etiquetas y las izquierdas y las derechas no nos lleva a ningún sitio.

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