Y yo sorprendido. Agradablemente sorprendido. Y me congratulo de que Carlos Serrano no dude en llamar a las cosas por su nombre:
Los peores augurios se han confirmado. El Gobierno Zapatero ha confirmado el abandono por parte de España de lo que ha sido su política con respecto al conflicto del Sáhara Occidental desde el inicio de la democracia….
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En Tenerife, Zapatero ha consumado una traición no sólo a su partido y a toda la izquierda española, sino a la propia política exterior española.
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Los socialistas siempre nos hemos considerado los mayores defensores del Frente Polisario. Ahora no podemos permanecer callados ante tanto despropósito a los saharauis, España ya los abandonó una vez, no podemos permitir que sean abandonados de nuevo a su suerte. Léalo todo.
No saben bien lo bueno que es para la democracia de este país saber que el PSOE no es Zapatero. Carlos, casi nunca coincido con lo que leo en tu blog. Pero tu coherencia te honra. Mucho.
Así como suelen molestar a nivel individual aquellos que manifiestan cualidades o eficacias superiores, existe una envidia colectiva, dentro de cada grupo, hacia los que no militan en él; de modo que si álguien en su buena fe de no enfrentarse a nadie ni hipotecarse a una visión o militancia muy determinadas, no se cubre protectoramente con el espectro de influencias y de presiones que todo grupo proyecta, atrae la agresividad de todos y se encuentra abandonado ante la agresividad sobrante y táctica del conjunto social de los alineados, y cada uno le atacará por el flanco que mejor le venga, sin temer contraataque alguno.
Se da esa mala fe operante que conduce a devaluar e incluso “asesinar cívicamente” – silenciando y aun tergiversando méritos o cualidades -,a los que, aportando beneficios efectivos, no pertenecen a nuestro grupo concreto de ideología, presión o militancia…
El poder y la fuerza fáctica, que parecen regir las relaciones sociales, no suponen una visión objetiva de las realidades, sino el interés pragmático, ciego y devorador por el dominio; no el respeto a las exigencias objetivas de la totalidad, sino intereses y visiones parciales unidas a la parcial emocionalidad de cada grupo y sus componentes.
Carlos, en la coherencia y en la negación del pensamiento único nos encontraremos siempre. Un saludo.
Luís, yo no creo en el pensamiento único.
En contra de lo que algunos de mis «pasionales» lectores opinan yo voy por libre, ya hay otros que se dedican a hacer blogs de propaganda institucional.
Quizás coincida o quizás no con la postura oficialista del PSOE o del PSC, pero lo que publico simplemente es la mia.
El día que pierda la coherencia… apaga y vámonos