He pasado unos días en Praga. Maravillosos. Pocas ciudades en Europa rezuman tanta magia como esta. Transitando por sus calles es imposible olvidar que uno se encuentra en el centro mismo de Europa. La casualidad quiso que nuestros primeros pasos fuesen para recorrer el barrio judío. La Sinagoga Jubilejní:
y la Sinagoga Española, refugio una muy nutrida comunidad de sefardíes en su huída de la inquisición española:
En Pascua se mezclan los olores (pimentón, ajo y comino) de la cocina bohemia con la misma naturalidad con que lo hacen las notas de un blues o el gran Tchaikovsky. Basta con pasear y disfrutar:
En Praga lo mejor es dejarse llevar, caminar, ver, oler…