Es un clamor:
¿Que carajo de democracia es ésta que permite que la mitad del país se pase la vida pensando como aplastar a la otra mitad? ¿Que asco de democracia es ésta que hace posible que los políticos se enfrenten unos contra otros como gallos de pelea, sin demostrar el mínimo valor mortal o humano que les haga merecedores del liderazgo? ¿Que mierda de sistema es éste que permite a un presidente del gobierno ir contra la misma Ley o a un gobierno golpear el Estado de Derecho y que hace impune a quienes ponen en peligro la convivencia? ¿Qué miserable sistema es éste que hace que un delincuente como Otegui se pavonee delante de los españoles, exhibiendo su impunidad? ¿Merece la pena formar parte de una comunidad en la que millones de ciudadanos sometidos siguen a sus políticos «hasta la muerte» y son capaces de secundarlos hasta el abismo, con tal de prevalecer sobre el adversario? ¿Es esto un sistema de convivencia en armonía, como debe ser la democracia, o algún tipo de doctrina bastarda que genera dementes y violentos?
¿Merece la pena defender un sistema que hace posible que medio país esté enfrentado al otro medio y que ni siquiera sea capaz de asegurar la paz entre los ciudadanos? ¿Merece respeto un sistema sin control cívico, que ha pulverizado la independencia de los poderes básicos del Estado y en el que los partidos pugnan por nombrar más jueces y magistrados de su cuerda? ¿Es aceptable una clase política que no siente verguenza en afirmar barbaridades tan indecentes como esas de que «en política vale todo» o que «el fin justifica los medios»?
Lean el último arículo de Voto en Blanco completo.
Lo se, lo se…era una forma de hablar.
Interesante página esta de «Voto en blanco», queda añadida a mis enlaces, gracias.
No me extraña, amigo Libertas. Me gusta el artículo, y lo traigo aquí para que lo lean cuantos más mejor, aunque sólo sean cuatro gatos. Serán cuatro gatos despiertos.
Me extraña que le extrañe, amigo.
Esa y no otra es la esencia de la Democracia (totalitaria), la sumisión a la regla de la mayorías, la sumisión a la tiranía del número.