En el mundo real consideramos como cierto aquello que ha podido ser demostrado de forma fehaciente. En España – lamentablemente en casi todo occidente -, por el contrario, las certezas vienen indicadas por los medios de comunicación. Los titulares de los informativos escritos, hablados y televisivos son taxativos: “la catástrofe climática es un hecho”. Si alguien tiene dudas de ello, se le remite a la opinión de cientos de expertos y, como no, al informe IPCC de la ONU.
La cuestión es: ha leído alguien el texto completo? No pregunto ya entre el común de los mortales. Cuántos periodistas y redactores-jefe se han tomado la molestia de leer el informe?
Casi todo lo que los medios (y muchos “expertos”) nos venden como hechos no es más que intuición, predicción, un cúmulo de subjuntivos, un podría, muchos probablemente, demasiados supestamente. Sumados a lo que el hombre medio de la calle percibe, un verano fresco, un invierno templado (o al revés, nunca se sabe qué le conviene al jardinero aficionado o al turista estresado) conforman la base de la certeza: el fin de la especie humana. Los políticos, los periodistas y las decenas de miles de expertos y ecologistas militantes que han convertido su hobby (el sueño verde) en profesión bien pagada utilizan el informe IPCC para recimentar su negocio. El negocio del CO2, mayores gastos en la industria, aumento de los impuestos, redistribución de partidas presupuestarias hacia la conservación del medio ambiente a costa de reducir o congelar los presupuestos en educación, investigación, salud, … todo en aras de evitar la catátrofe que se nos avecina. Si la enorme liquidez así usurpada fuese aplicada de forma consecuente para el fin que se sirve de coartada, no tendría motivos para la crítica. Ocurre sin embargo, que buena parte de esos dineros se malgasta en panfletos, trípticos, carteles publicitarios, anuncios de televisión, congresos, asesorías y demás cantinelas dedicadas a mantener el “clima” apocalíptico reinante. Como les decía más arriba: son profesionales. Sin embargo hay personas que no se han rendido a los cantos de sirena de los “Al Gore” de este planeta, que no se han entregado a la ola de dólares y euros que arrastra el maremágnum de la propaganda. No sermonean, no amenazan, no exigen más prohibiciones o más dinero, se limitan a proponer una simple pregunta: cómo nos adaptamos de la mejor forma posible al innegable cambio climático? No se trata de buenos y malos, no hay moral tras las alteraciones de la temperatura global. Aquí sólo se trata de actuar correctamente o equivocarse.
Qué medidas han de adoptarse en las zonas costeras? Qué tecnologías y métodos hemos de aplicar a la agricultura para adaptarla a las nuevas circunstancias? Qué desventajas, pero también qué ventajas se desprenden del aumento generalizado de las temperaturas? Es posible compensar las desventajas con las ventajas? Para responder a estas otras muchas preguntas similares se necesita, sobre todo competencia, tranquilidad y pragmatismo. Y ello desde una perspectiva segura de sí misma: lo podemos conseguir, no estamos ante el fin del mundo. La capacidad de adaptación del hombre a su medio ha quedado ya perfectamente demostrada. Por qué dudar ahora de nosotros mismos? Resulta curioso comprobar cómo desde los altares de los predicadores del fin del mundo a cualquiera que plantee una duda sobre la doctrina vigente se le considera automáticamente un “escéptico”, el escéptico duda, y quien duda traiciona. Éste es uno de los denominadores comunes de todas las ideologías totalitarias. Quien no piensa como tú es un traidor.
Ser un escéptico, un hombre de dudas, era en tiempos de Descartes (la Ilustración, no sé si acuerdan) una virtud. La duda constructiva, poner en tela de juicio cualquier verdad absoluta se convirtió en motor de la Ilustración y de la ciencia moderna. Pero las “circunstancias climáticas” parece que no admiten ya esta forma de pensar, de actuar. O recitamos todos el nuevo credo o nos convertimos en herejes. Las consecuencias de semejante actitud no son medibles con el mejor de los termómetros. Vivimos en una época de cambio, de traslación desde la ciencia al fundamentalismo. Asistimos a la menopausia de la razón. En lugar de trabajar para una mejor adaptación nos dedicamos al puro miedo por el miedo, devolviendo las riendas de nuestro mañana a un nuevo totalitarismo, a la nueva autoridad. No duden que la nueva autoridad sabe perfectamente a dónde nos lleva todo esto. Después de todo, son ellos los que manejan la campaña.
¿Qué hay realmente tras el “hecho innegable”? Es fácil comparar el IPCC con el Vaticano de hace siglos o los mulahs de hoy: no los hechos, sino las opiniones determinan los principios de la fe. Un consenso. En el IPCC trabajan muchos investigadores, cada uno con diferente opinión y puntos de vista sobre la cuestión de en qué medida participa el hombre en el cambio climático. En las conferencias de consenso, similares a un concilio, se trata de buscar mayorías para una u otra posición. El dictamen que obtiene la mayoría de votos se convierte entonces en la «verdad» actual. Es un método, por supuesto, pero en ningún caso científico: los investigadores votan sobre un hecho. Consuela saber que aún es posible reconocer tras estas prácticas la existencia de distintas posiciones, que el abanico de los dictámenes es alto. No está mal, pero por votación no se decide nunca una certeza, una verdad.
De eso se encargan entoces los otros, aquellos que nos traducen a «palabras comprensibles» el consenso de los científicos e investigadores. Una vez terminado el proceso de consenso del IPCC comienza un ingente proceso de dirección editorial, en el que ya no participan los investigadores, pero sí los políticos y los lobbyistas. A estos los envían sus Gobiernos al panel de la ONU. Ya no es cuestión de mayorías: todos piensan igual. Y según es costumbre, los resultados del “consenso científico”se reescriben en forma de mercancía políticamente negociable. Sólo así es posible la transmutación de las suposiciones científicas en certezas comunicables. Los “probablemente” se convierten de la noche a la mañana en “seguramente” y los titulares de prensa ya sólo hablan de “certeza absoluta” y “hechos innegables”.
No se puede negar que, con la eliminación de todas las inseguridades y las dudas por parte de los políticos y “sociedades intersadas”, al final del proceso son mayores los beneficios para los intereses económicos de los Estados y sus “asociados” que para la humanidad o el planeta.
No hay mejor forma de pararle los pies a China o India que imponerles las restricciones que se derivan de la aplicación del IPCC en esos dos países. No creen?
Es una situación ideal para aquellas “empresas” que tienen dificultades para sobrevivir en un mercado libre y a la merced de la competencia, pero siempre han sabido arrimarse a la sombra protectora de los Estados y sus dineros (que son los nuestros). Todo parece indicar que la farsa está servida y que funcionará. Por qué? Porque los hombres, los ciudadanos hemos asumido nuestro papel a la perfección: no dudamos, tememos. No pensamos, creemos. Y quien lo vea de otra forma, será públicamente vilipendiado. Bienvenidos a la Edad Media.
Soy ingeniero industrial en técnicas energéticas, y estuve estudiando sobre el tema.
Hablar del cambio climático es algo normal. El clima es un proceso dinámico, y por lo tanto cambia.
Hablar de calientamiento global es una patraña.
Hablar de origen antropogénico (humano) es una manipulación.
Si bien todos somos partidarios de no contaminar, todo lo que rodea al protocolo de Kioto y al IPCC es una manipulación grosera para que mucha gente viva de ello: desde ecologistas hasta profesores de universidad, que no son precisamente unos angelitos, y generalmente tampoco unos genios. Yo he tenido profesores que te contaban cosas en sus libros que luego se desmienten en cuanto lees literatura especializada de algún nivel ¡en asignaturas de tecnología nuclear!. Imagínate en climatología.
Uno de los datos que la gente no suele conocer es que los ordenadores más potentes del mundo se dedican a modelos climáticos, y aun así predecir el tiempo con más de una semana de antelación falla en el 50%. ¿Como pretenden vendernos certezas respecto a unos cálculos para miles de años, con la cantidad de cosas que nos pueden pasar mientras?
Por otra parte la interpretación que hacen de los sumideros marinos de CO2 y de las plantas es torticera y con ánimo de engañar. Buscad artículos especializados. En Internet los hay. Por supuesto en inglés. Empezad por el DOE (Americano) porque los europeos, por supuesto, no publican nada. Y atreveos a leer el informe del IPCC, que de lo que pone a lo que se interpreta….y eso que ya está bastante manipulado de origen
Es que lo tienen todo.
Y por si fuera poco, están metidos por medio los ecologistas profesionales (Greenpeace y compañía). Otros que viven del cuento y de vender mentiras de supestos expertos (¿?) en diversos temas, como las barbaridades que dicen sobre la energía nuclear.
Información y un poco de conocimiento, por favor.
pues no sé…yo, la correlación CO2 = calentamiento global no me lo creo
la contaminación es un problema, pero dejemos de lado la historia del co2…me da que es pura patraña, que sirve para implementar MUCHAS COSAS.
Siembra el temor (incluso el pánico) y manipularas controlando mejor las voluntades.
Eso ya se ha visto en la historia y en la historia más reciente (leáse, 11 de S).
Aquí os dejo esto…leedlo atentamente. Abrid la mente … porque aunque esto no os revele, a vuestro entender, una conspiración profunda que incluso manipula las creencias de los propios científicos, puede serviros para ampliar el zoom y el rango de vuestros «puzzles particulares» en la comprensión del mundo (humano, «civilizado») en que vivimos.
Impresionante: parece que va solo de chemtrails (y es lo principal) pero el alcance, mucho más allá del tema chemtrails, es descomunal…
http://edernauta.wordpress.com/2008/08/30/el-proyecto-escudo-o-shield-project-fumigacion-global-de-chemtrails-objetivos-y-metodologia-desvelada/
Y si el calentamiento global es una patraña…¿qué significa todo lo de la entrevista anterior?
recordatorio: documental sobre el calentamiento global
– ¿El cambio climático es una mentira?
http://es.youtube.com/watch?v=ByhGhNGwbLE&feature=related
Y si además, te lees ‘los protocolos de los sabios de sión’ – adjuntos – (y me da igual que sean ‘auténticos’ o no…sirven simplemente porque ayudan a montar un posible puzzle de lo que está pasando) puedes realizar muchas y profundas conexiones…
Vamos a ver, sin cuchufletas. Es ciertop que asistimos a un cambio climático, aunque ignoremos la trascendencia del mismo. Es por ello que abogo en mi post por acciones concretas de adaptación en lugar de alarmismo demagógico. Pero hay varias cosas que han de ser valoradas siempre:
– el respeto por el entorno natural no se impone, se enseña.
– las libertades indivuales han de permanecer intactas. No se trata de prohibir coches en las ciudades, se trata de usar coches que contaminen menos. Me horroriza pensar que para moverme en Leipzig tuviese que depender solamente de un sistema de transporte público (y eso que el de aquí funciona). Mis tiempos los marco yo, no el horario de tranvías.
– los cambios en la agricultura serán compensados igual que ya ocurriese en otras épocas cálidas (siglos X-XIII, por ejemplo). Los movimientos migratorios, por otro lado, siempre han supuesto cambios positivos en el desarrollo humano.
No veo motivos para la histeria. Veo motivos para la sensatez. No veo motivos para el dirigismo vía legislación, veo motivos para la motivación via nuevas políticas fiscales.
Me suena mucho eso de que todo lo que sea combustión contamina, jejeje. Porque ahora a las calderas de leña de toda la vida las llaman biomasa y además algunos dicen que incluso no contaminan. Aunq lógicamente es una coña, contaminan igual o todavía más que el resto, lo que pasa es q se supone que tienen un balance de CO2 a la atmósfera neutro, por lo de los árboles. Pero del resto de contaminantes producto de la combustión de la madera o el carbón vegetal no dicen nada.
En cuanto al tamaño de la catástrofe me parece bastante obvio que unos pocos grados más en poco tiempo puede ser terrible. No sólo ya el deshielo glaciar, que como dicen afectaría al cinturón climático, la corriente esa profunda. Todo el rollo del nivel del mar, la migración de especies y enfermedades, los cambios de usos del suelo, etc. Desde el punto de vista de un ciudadano de gran ciudad y de interior pues es probable que poca importancia tenga dado el alejamiento del medio natural, pero al resto del mundo mundial no sé yo.
Soy Ingeniero Aeronáutico en la especialidad de Aeronaves, Misiles y Motopropulsores (vulgarmente conocida como Motores) y por tanto un experto en combustión y me he leído el informe IPPC y otros más sobre el tema.
Primero, no sabemos que cantidad de «cambio climático» corresponde al proceso evolutivo terrestre como consecuencia de la inclinación de la eclíptica, es muy posible que al inclinarse el eje terrestre porque estamos en esa época, haya una mayor perpendicularidad de los rayos solares y por tanto más verano, y menos invierno, y eso ya ha ocurrido aunque hace miles de años.
Segundo, la concentración de CO2 aunque sube en todo el planeta no es la misma en unos lugares que en otros, y si le sumamos los efectos contaminantes de otros gases más pesados que el CO2 es posible que muchas ciudades parezcan tener un cambio climático mayor que por ejemplo el bosque australiano.
Tercero, todo ello, nada tiene que ver con el «mal trato» que le damos a la Naturaleza que muchas veces depende de los políticos locales y basta con ver el efecto catastrófico de las lluvias en Galicia el pasado invierno tras los incendios pavorosos del verano. Pero a los políticos locales les es muy útil englobar ese «mal trato a la Naturaleza» dentro del «efecto invernadero».
Cuarto. Ninguna energía que proceda de la combustión es una energía «limpia» sea de bioalcoholes o de gaitas chinas, ni «menos o más contaminante» hay que huir de cualquier energía que se genere mediante la combustión.
Hay que obligar a políticos e industriales a evitar la combustión (y por supuesto a no «maltratar a la Naturaleza») o elementos que se obtienen por procesos tan contaminantes como los actuales, y hablo del hidrógeno.
El sol, el viento, las mareas,y determinadas formas de energía eléctrica acumulada deberían ser nuestros objetivos a corto plazo, pero de una forma urgente. Eso y poner un limitador de velocidad a los automóviles para ahorrar energía. Y despejar de coches privados absolutamente las calles de las ciudades. Mientras no se haga eso estamos poniendo parches y contándonos mentiras a nosotros mismos.
Existir exige cambio de sí, cambio de los procedimientos y cambio de la realidad socioeconómica o de la escena misma del drama. Los diseños posibles de cambio suelen ser las ideologías. Y un problema añadido no es el contenido de la ideología misma, que puede ser aceptable, sino su modo de aplicación al desarrollo y configuración de los hechos.
En la realización concreta, aquí y ahora, de la ideología y de sus valores es donde está el mayor riesgo de error, de ignorancia de las necesidades ineludibles y de violencia. Lo estamos palpando actualmente en la disposiciones y fallidos conatos de los asistentes a las conferencias para salvar diosas Gaias, litorales, cosechas, acuíferos o parámetros climatológicos varios que se van celebrando periódicamente con negligencia o incluso ausencia de las primeras (im)potencias mundiales, superpobladas y ya escasillas de soluciones energéticas.
Aun las rocas y los paisajes quietos e inertes sabemos que lo son en apariencia nada más. En realidad se trata de procesos más lentos, pero que tambien duran y cambian… o pasan irreversiblemente si no se toman medidas eficaces y con voluntad de eliminación de agentes contaminantes … o de causas de pobreza endémicas…
Sin duda habrá que pagar un precio disparatado, pero es una situación análoga a la del que ha de poner remedio a cualquier precio a una posible causa de muerte, de enfermedad crónica o de marginación en algún miembro de su familia.
Ante la muerte, la ruina o una enfermedad larga, crónica y en todo caso insoportable, aunque no de inmediato mortal, ningún pudiente escatima gastos porque el disfrute de su fortuna o su mismo patrimonio se hallan amenazados de ruina en un círculo infernal…
Así nos hallamos hoy en el superpoblado “esteplaneta”, pero los rectores de unos y otros “quesitos” se han acostumbrado a las palabras, a sólo palabras y a escurrrir el bulto de decisiones costosísimas y transformadoras precisamente de lo esencial de un estado de cosas ya insostenible; que es lo que más costes genera y va a generar en el futuro, pero ya sin remedio…
Tomar lo esencial por irreformable es el error conservador, económico, ideológico e institucional, chispa de revoluciones catastróficas y menos mal que me tengo que ir.
# euribe, hombre de poca fe 🙂
Hombre. el aumento de temperaturas es obvio. Otra cosa es qe se mantenga la tendencia como preveen los modelos (sobre la validez de los modelos escribiré en breve otro tocho con hechos si hache) y lo que no está absolutamente nada claro, pero nada de nada, es si la cosa será (ojo al tiempo del verbo: futuro; ohmmmmmmmmmmmmm)catastrófica.
Había al menos dos, no trates de disimular 🙂
Yo sobre la primera proposición no pasaría de «quizá».
# euribe, a tus preguntas:
– probablemente
– en alguna medida, tal vez mínima
– no se sabe
– nada
Menudo susto me has dado! sólo había un «echo» y ya está corregido 🙂
Yo veo que hay varios asuntos:
– Si hay calentamiento global.
– Si lo hay, si ese calentamiento cabe atribuirlo al hombre.
– Si cabe atribuírselo, si realmente es un escenario catastrófico.
– Si es catastrófico, si puede hacerse algo para evitarlo.
Sólo respondiendo afirmativamente a las cuatro proposiciones previas podría exigirse a los seres humanos un cambio de conducta. Yo, de momento, no estoy convencido de ninguna de ellas.
Por cierto, Luis, hay en el texto varios «echos» que tiran de espaldas. Ponles haches, hombre.
wininu, no me cabe la menor duda de que el cambio climático existe. Pero tampoco me cabe la menor duda de que se está manipulando para atender intereses nada ecológicos. Estoy convencido de que lo mejor es poner enm marcha mecanismos de adaptación. Esto no se soluciona en cuatro días y dudo mucho de que el factor humano suponga más del 20% en el aumento total de temperaturas.
lo del cambio climático es un tema gordo, gordo. Quitándome historias de no sé qué compañías y no se qué país que usa nucleares, es decir, intereses económico-políticos de alta envergadura puedo dar alguna pincelada más «técnica».
Estudié, y todavía me queda alguna, Ciencias Ambientales en la Universidad de Salamanca. Entre las asignaturas hay una de metereología y climatología. Digamos que apenas 3 meses acercándose desde lejos al problema. Hombre, luego hay otras de contaminación atmosférica, economia ambiental y demás, claro.
La conclusión, que no es la mía, porque no me creo capacitado para ello, es que sí existe una variación de las temperaturas que se asimile a un «cambio climático», un concepto complejo y que poco tiene q ver con todas esas chorradas de q si hay más huracanes, sequías y tal, muy poco. Un cambio lento y gradual de las tendencias existentes, más o menos quiero recordar.
Bueno el caso es que según los profesores, físicos meteorólogos de la Facultad de Ciencias, y además de tendencias nada izquierdosas, es decir, poco sospechosos de ecologismo social, etc. es que efectivamente sí existe, pero el orígen es muy muy discutible. Que sean las actividades humanas desde la Revolución Industrial un factor importante es algo que todavía no estça muy claro, por lo visto. Están en discusión el porcentaje de participación, digamos, del hombre en el asunto.
Algo menos escéptico es otro profesor, de antropología no se qué. Investiga los fondos marinos, y los cambios climáticos sucedidos en el pasado. Es de éstos que se pasan 6 meses en la antártida en el Hespérides o en campañas internacionañes investigando asuntos marinos. Corrientes, sedimentos, temperaturas, etc. etc.
Para éste es indudable el cambio climático y las consecuencias futuras.
Donde se rompe el esquema es en lo que hay que hacer. ¿Resignarse y adaptarse? ¿Combatir los posibles orígenes? ¿Y cómo?
Lo cierto es que de plantearse ciertos escenarios del IPCC saldría más barato eliminar el CO2 y atemperar el problema que no poner barreras en las costas de taitantos metros. Además de las enfermedades que subirían hacia el norte, especies vegetales, animales. Bueno bueno, la catástrofe sería incalculable.
Si es verdad que se están produciendo algunas cosas extrañas. La lengua azul por ejemplo es un caso concreto. Es una enfermedad africana, climática, que no solía pasar del Estrecho. Llevamos unos cuantos años que ya se nos dice que hay q empezar a convivir con ella.