No le quito ni una sola coma. Me quedo con este escrito de Agapito Maestre para siempre:
La decisión de Pérez Rubalcaba no es humanitaria, ni legal, ni personal. Es una decisión tomada por Zapatero directamente para castigar a las víctimas del terrorismo. Zapatero ha respondido a los miles de personas que salen a la calle a protestar. Su política de entendimiento con ETA y los nacionalistas no admite crítica alguna. La decisión de Zapatero era esperada. Tenía que contestar rápidamente y con contundencia a la concentración de la AVT. Era necesario volver a sacrificar a las víctimas.
Ya lo anuncié aquí, en mi anterior columna, cuando dije que, mientras Sarkozy se emociona por las manifestaciones pacíficas contra el terrorismo, Zapatero, por el contrario, las utiliza para hacer todo lo contrario. La prueba es evidente: el sábado miles de personas le piden a Zapatero el cumplimiento integro de las penas para De Juana Chaos y a los pocos días él les contesta sacándolo a la calle. Es la diferencia entre un político demócrata y un político con principios totalitarios.
Pero, más allá de las valoraciones sobre la justeza democrática de las posiciones de Zapatero, seamos realistas. Analicemos su respuesta a la AVT y veremos que es el primer acto de su campaña electoral dirigido hacia una sociedad débil, sin principios y dispuesta a tragar todo lo que le echen los socialistas con tal de seguir pactando en una nación desvertebrada y sin pulso. Nadie se engañe con las paparruchadas de Rubalcaba sobre la piedad con un terrorista. No hay razones humanitarias, menos aún legales, pues cualquier jurista sensato podría demostrar que hay fraude de ley en la decisión del Gobierno de dejar en la calle a De Juana Chaos, sino una táctica política terrible para llevar a cabo su estrategia de negociación con los terroristas y nacionalistas.
No perdamos el tiempo con los «ideologemas» de Pérez Rubalcaba y comentemos lo esencial. La decisión responde a un proceso de negociación política entre terroristas, nacionalistas y socialistas para mantenerse en el poder y sacar fuera de juego al PP. Es una decisión más contra la democracia. El Gobierno ha hecho lo que se esperaba. No entra en ningún chantaje sino, simplemente, quiere seguir liderando el proceso con los terroristas y los nacionalistas. Por lo tanto, por favor, que nadie diga que el PSOE se equivoca con los terroristas o que se entrega a ETA. Esto es radicalmente falso. El Gobierno está en lo mismo que los terroristas.
En efecto, de acuerdo con ETA en general, y Otegi en particular, el Gobierno decide sacar a la calle al asesino De Juana Chaos, porque a todos les resulta, simplemente, disfuncional para su «proceso» que el criminal esté en el hospital. Mejor un escándalo durante unos días, quizá una semana como mucho, que soportar la protesta de la calle contra el Gobierno por los histrionismos del criminal. De paso, se da un escarmiento a las víctimas, que durante dos años han mantenido a este tipo en la cárcel. Zapatero ha sido fiel a su estilo inflexible, terrible y cruel con las peticiones de las víctimas. Se la tenía jurada y lo ha hecho: De Juana a la calle es el primer acto, reitero, de una durísima campaña electoral, que sólo tiene un objetivo, mantenerse en el poder destruyendo la nación y, por tanto, la democracia. Vale.
Es fotocopia de su artículo Decisión cruel
Burnett Bolloten recuerda que «democracia avanzada» es el nombre que se dio a los peores excesos anarquistas y sovietizantes de la zona republicana (36-37).
Dado que nadie vive insolidariamente desvinculado de una sociedad, de un conjunto imprevisible de intereses múltiples, de un quehacer común y de unas estructuras objetivas d realidad que le condicionan, actuar por actuar, es decir, practicar el “por cojones” y el “como sea” con independncia de todas estas circunstancias objetivas del entorno, no puede menos de producir una descomposición no sólo de ese quehacer común, sino de la conducta propia y, a la larga, de la estructura de su propia capacidad de respuesta y de su personalidad.
Individuos asín, que por su posición actual pudiesen practicar esta forma ombliguista de existencia y de comportamiento, tiranos, sátrapas, archimandritas, césares, oligarcas, señores feudales, príncipes del renacimiento, libertinos, revolusionarios o demócratas avanzados (*)… han acabado, la historia lo enseña, con una personalidad monstruosamente deformada en su capacidad de respuesta ética.