Es verdad. Casi no escribo nada. No me lo reprochen y sepan disculpármelo. Tal vez escribiría alguna cosa más si no fuese por el maldito spam que asola este blog cada minuto del día y de la noche. Es como si el dios de la lluvia (recuerdan? aquel camionero deprimido que no sabía lo que era el sol?) se hubiese transformado en dios del spam y hubiese decidido venir a vivir a «Desde el exilio».
No consigo instalar un antispam que funcione (o no consigo que funcione lo que instalo, vaya) y estoy al borde de la desesperación. Si algún lector se cree en condiciones de poder bajar a la sala de máquinas del blog y poner fin a este monzón de publicidad no en pocos casos soez, no tiene más que decirlo. La paga es escasa: jergón y gachas. Pero mi agradecimiento será infinto.
En sus manos quedo.
Hombre, yo uso el Spam Karma y me va bastante bien. Tampoco tengo tantas visitas, así que los comentarios-spam no son tantos.
Suerte.