Entrevista a Esperanza Aguirre

Para leer con calma, antes de comentar nada.

XLSEMANAL Hace dos años llegó a la Presidencia de la Comunidad rodeada de cierta polémica.

ESPERANZA AGUIRRE. Polémica, ninguna. Yo no quise ser investida presidenta si no era después de unas nuevas elecciones. Se celebraron y los madrileños decidieron quién querían que los gobernase.

XL. Reconozca que un gol de Tamayo, diputado del PSOE, en propia portería le permitió la victoria.

E.A. Los goles en propia portería también cuentan., aunque el PSOE no hubiera podido gobernar sin IU.

XL. ¿Asumiría otra propuesta de su partido que no fuese la de su reelección en la Comunidad de Madrid?

E.A. Yo siempre he asumido todas las propuestas que me han hecho desde mi partido; desde concejal, teniente de alcalde, senadora por Madrid, presidenta del Senado, ministra y presidenta de la Comunidad.

XL. Al terminar Derecho, se casó y se puso a opositar al Cuerpo de Técnicos Superiores del Estado. ¿Buscaba un trabajo fijo o ya coqueteaba con algún partido?

E.A. Buscaba un trabajo fijo, aunque también pensé en dirigir una guardería para ayudar a las mujeres trabajadoras que quisieran tener niños.

XL. ¿Cuándo se le ocurrió tirarse al ruedo político?

E.A. Nunca. Nada de lo que me ha pasado en la vida ha sido planificado; exceptuando, quizá, la Presidencia del PP de Madrid. Todo lo demás es fruto de ofertas que me han ido haciendo.

XL. ¿Quién le hizo la primera?

E.A. Pedro Schwartz, a quien yo considero mi maestro en la política, me pidió que me presentase en las municipales de 1983 como cabeza de lista del partido Unión Liberal, que él había fundado, y me resistí bastante. Por entonces yo era subdirectora general en el Ministerio de Cultura y acababa de tener a mi segundo hijo, pero terminó convenciéndome.

XL. ¿No sabe decir no?

E.A. Antes me costaba más, pero, después, leí el libro No digas sí cuando quieres decir no. La verdad es que entonces pensé que si esto de la política tiene tantos novios, será por algo. Y decidí probar.

XL. ¿Echa de menos perderse muchas cosas o no deja de hacer nada que realmente le interese?

E.A. Cuando veo a mis amigas, que tienen tiempo para hacer cosas que para mí son absolutamente inaccesibles, lo echo de menos.

XL. ¿Por ejemplo?

E.A. Pasar una tarde jugando a las cartas es la mejor demostración de que no se tiene nada que hacer. Sé jugar a todo: al mus, al póquer, a la canasta, al king, al bridge. A mi abuela le gustaba mucho y, de pequeña, hacíamos la partida.

XL. Me niego a preguntarle sobre la forma en que consigue conciliar trabajo y familia hasta que no se normalice esta pregunta entre los hombres.

E.A.¡Niégate!, que se lo pregunten a ellos.

XL. Pero, a cambio, sí me gustaría saber cómo concilia el trabajo con su vida de pareja.

E.A. Pues con mucho esfuerzo y con dificultades, como todos los matrimonios que llevan 31 años juntos. Lo que pasa es que tengo la suerte de estar casada con un hombre muy liberal. Hemos pasado nuestros más y nuestros menos, pero ahora estamos mejor que nunca.

XL. En cierta ocasión, me dijo: «Mi marido representa la estabilidad y el refugio donde puedo acudir». Además de con un liberal, ¿se ha casado con un santo?

E.A. Un santo dentro de lo que los hombres pueden serlo. Pero, de los que conozco, es el más santo, sí.

XL. ¿Hay debate en su casa? ¿Alguien vota al PSOE?

E.A. Ni mi marido, ni mis hijos, ni mi madre ni mis hermanos votan al PSOE; mis cuñados, sí.

XL. Fue la primera mujer ministra del PP, la primera presidenta del Senado, la primera presidenta autonómica. Me lo ha puesto muy fácil, ¿se ve como primera presidenta de la nación?

E.A. No, no; ya soy presidenta del Gobierno de Madrid. ¡Que no es poco!

XL. Sabe usted que para los políticos «nunca» quiere decir «nunca, de momento».

E.A. Eso es lo que dicen de las mujeres, ¿no? Si el partido me pone de cabeza de lista y los madrileños me votan en 2007, seguiré de presidenta de la Comunidad. Después, me iría a casa, ¡que ya es hora!

XL. ¿Y si le insisten un poco más?

E.A. No creo que le ofrezcan ese puesto importantísimo a un presidente de una comunidad autónoma.

XL. Pues precisamente Aznar llegó a la Moncloa después de ser presidente de Castilla y León.

E.A. Es cierto, pero es el único ejemplo.

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