Me permito, por su interés, transcribir íntegra la entrevista a Angela Merkel que publica hoy el diario «El País».
Angela Merkel, de 51 años, habla de sus aspiraciones como futura canciller, las tareas de un Gobierno rojinegro con los socialdemócratas (SPD) y los motivos del mal resultado electoral de su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU).
Pregunta. Va a convertirse en la primera mujer canciller y en la primera jefa de Gobierno de la Alemania reunificada que proviene del Este. ¿Qué significado le atribuye a este doble estreno?
Respuesta. Tengo la impresión de que el hecho de que yo sea una mujer -más aún que el hecho de que provenga del Este- representa algo esencial para muchos. Naturalmente, sé que muchos rituales de poder no están adecuados a la mujer. En Alemania habrá normalidad cuando llegue esta coalición.
P. ¿Por qué quiere ser canciller?
R. Uno no nace y quiere convertirse sin más en canciller. Para quien le gusta ejercer algún tipo de influencia sobre la realidad, el cargo de canciller es sin duda el que le da mayores oportunidades.
P. ¿Cuáles son sus objetivos?
R. Quiero que a Alemania le vuelva a ir bien. Somos un país con mucho bienestar y con un gran equilibrio social. Pero mucha gente ya no tiene trabajo. Nos hemos quedado atrás en la economía mundial, también porque hoy en día hay mucha más gente en este planeta a la que también le gustaría tener su parte de bienestar, y con todo el derecho. Así que de nuevo nos tenemos que asegurar unas ganancias para el siglo XXI. De eso se trata. Ése es mi objetivo.
P. ¿Es suficiente el margen de maniobra del que dispone a la cabeza de una coalición tripartita?
R. Tengo la intención de utilizar el espacio del que dispongo.
P. Usted dijo antes de las elecciones: «Todas mis pretensiones, que consisten fundamentalmente en hacerlo de otra manera, no pueden materializarse con una gran coalición».
R. Dije eso anteriormente y el electorado tampoco optó por la coalición negroamarilla [la CDU con los liberales del FDP], más bien por un Gobierno bajo el liderazgo de la CDU. Me tomo en serio estos resultados.
P. ¿Eso quiere decir que la gran coalición, obligada por la necesidad, convierte el mínimo denominador común en programa de Gobierno?
R. ¡De ninguna manera! Me siento obligada a hacer lo mejor con los resultados electorales. Cuatro años es un largo periodo. En ese tiempo, los conocimientos sobre el mundo se duplican. Eso significa que si tuviéramos cuatro años de parálisis sería lamentable e implicaría una necesidad de cambio todavía mayor.
P. Podemos dudar de que los grandes partidos hayan entendido que el tiempo pasa.R. Quiero demostrar a los escépticos que están equivocados. Los dos grandes partidos están obligados a triunfar; aquí también está en juego nuestra credibilidad. Si fracasamos y el resultado tras cuatro años no es mejor que la situación actual, a los grandes partidos les irá mal.
P. ¿Eso implica que el pacto tiene que durar cuatro años?
R. Ése tiene que ser el objetivo, por supuesto. Al fin y al cabo, lo que oigo de los socialdemócratas es que tienen la misma intención. No es de recibo empezar la nueva legislatura sugiriendo que ésta podría acabarse antes de tiempo. Hay que tener la firme voluntad de que vuelva a haber un poco de estabilidad en la política. Eso es lo que quiero.
P. ¿Cree que puede funcionar?R. Los problemas obligan a trabajar conjuntamente. Como canciller en un posible Gobierno de este tipo, para mí es muy importante que ninguno de nosotros ocupe su compartimento de modo que se separen las responsabilidades y los éxitos de la CDU de las responsabilidades y los éxitos del SPD. Debe existir un clima en el que cada uno se sienta responsable de todo.
P. ¿Se ha excusado el ex canciller Gerhard Schröder por su conducta el domingo de las elecciones?
R. No. Ahora tenemos unos resultados, y de esta manera la realidad ha pasado cuentas. Ya está bien.
P. Schröder señaló unos objetivos claros tras el comienzo de su legislatura, por ejemplo, la reducción del desempleo por debajo de los 3,5 millones. ¿Qué quiere que valoren de usted al final de la primera legislatura?
R. Aunque no voy a dar números, el desempleo tiene que disminuir en esta legislatura. El desarrollo del mercado laboral será decisivo para este país. También quiero que se valore si en este país avanzamos con las tecnologías del futuro y con ello creamos puestos de trabajo que duren en el futuro.
P. ¿En qué frente cree usted que se producirán en primer lugar los cambios políticos?
R. En el saneamiento de los Presupuestos del Estado estamos obligados a tener éxito. Será difícil, pero lo podemos conseguir.
P. ¿Ha sembrado demasiado miedo y muy poca esperanza a lo largo de la campaña electoral?
R. El grupo amarillo y negro ha conseguido 1,2 millones de votos más que los rojiverdes .
P. Usted ha desarrollado una «campaña electoral sincera», según sus palabras. Y ha llegado a mencionar algunas medidas drásticas como, por ejemplo, subidas de impuestos y menos protección frente a los despidos. ¿Qué conclusiones ha sacado de lo decidido por los votantes?
R. En ningún caso renunciar a la sinceridad. Pero en calidad de partidos populares tenemos que conseguir convencer a la gente de que la política puede conducir las transformaciones globales a buen puerto.
P. ¿Cree que el temor a una reducción de los servicios sociales es fruto de un gran malentendido?
R. Por lo menos hay que hacer una serie de diferenciaciones. Hay mucha gente que ya recibía ayuda social y que ahora está mejor que antes. Pero existe un grupo -del que también forma parte el trabajador cualificado con una buena formación- que ya no dispone de suficiente seguridad. Antes, cuando uno estudiaba algo de provecho y se esforzaba contaba con una base segura para asegurarse la subsistencia. Hoy en día estos grupos de población prácticamente han perdido por completo la confianza en la seguridad. De ahí vienen los miedos, y es conveniente debatir sobre ellos.
P. Usted le ha exigido bastante a su propio partido: la cosa empezó con el programa electoral y después vino el resultado de las elecciones. Y ahora, en las primeras conversaciones para sondear posiciones, las competencias reformadoras importantes han ido a parar al SPD. ¿Cuál debería ser el resultado de las negociaciones para formar coalición para que la CDU pueda identificarse con él?
R. No comparto su valoración del reparto de competencias. Tenemos competencias clave para actuar tanto en política interior como exterior, y tenemos el Ministerio de Educación y el Ministerio de Economía, dos ámbitos de competencias que nos permiten influir en la calidad de nuestros puestos de trabajo. De hecho, quiero que hagamos una política que realmente ayude a crear empleo, que sirva para garantizar los derechos de las diversas generaciones y que tome en serio nuestra manera de entender los valores.
P. ¿No cree que supone una desventaja el hecho de que haya ido a parar a otras manos el Ministerio de Hacienda?
R. No. Ya llegaremos a un acuerdo sobre lo que hay que hacer.
P. Al final, el anterior Gabinete estaba integrado fundamentalmente por egos que entablaban combates para su lucimiento personal y se dejaban llevar por la vanidad. ¿Qué estilo directivo tiene usted en mente?
R. Tengo en mente un estilo en el que impere la camaradería. Aunque, qué duda cabe, también habrá quien trate de salir ganando.
P. ¿Por ejemplo, Edmund Stoiber?
R. El hecho de que el presidente de la CSU forme parte de este Gobierno contribuirá a su estabilidad.
P. Joschka Fischer dijo en una ocasión que el cargo transforma a los políticos mucho más que los políticos al cargo. ¿Cree que usted corre ese peligro?
R. Pienso seguir cocinando sopa de patatas y seguir llevando en parte una vida enteramente normal. Quiero tener los pies en el suelo. Por eso el cargo que acabe ocupando no me transformará por completo. Pero tampoco sería realista afirmar que uno no va a cambiar nada en absoluto.
P. ¿No ha tenido nunca sensación de angustia durante estos últimos días?
R. No, no soy miedosa, estoy intrigada y atenta, pero en absoluto angustiada. Estoy inmunizada contra la seducción del poder, o al menos eso creo.
q te sirva