El histórico-económico:
Eran muy grandes las esperanzas puestas en estas elecciones, para algunos como William Drozdiak, presidente del American Council for Germany, “las más importantes en los últimos 40 años”. Además, la campaña se vio libre de influencias extrañas como la intervención militar en Irak y las inundaciones, que protagonizaron la anterior campaña electoral del año 2002.
En esta campaña había un solo tema, el de la reforma económica, con distintas variaciones y, sobre todo, dos Leitmotiv.
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Al final, la noche del domingo electoral mostró un país indeciso con el ánimo agarrotado y “desgarrado entre el miedo a los cambios y el espectro de la decadencia”. El liderazgo titubeante de Merkel no puedo superar los ataques del SPD a su fichaje estrella, el ex-magistrado Paul Kirchhof, defensor de la tarifa plana fiscal. Bajo el fuego de las críticas socialdemócratas, Kirchhof tuvo que ser defendido por Merkel casi pidiendo disculpas por la osadía de sus propuestas. Así se esfumó, en la última semana la ventaja electoral del CDU.A la hora de la verdad, el miedo penetró hasta los huesos de un electorado afectado por una inseguridad económica sin precedentes.
De un artículo de Cournot para HispaLibertas.
El sociopolítico:
Desde la distancia y sin haber seguido la campaña día a día me da la sensación de que se trata de otro fracaso de una de esas campañas “de perfil bajo” que les diseñan a los políticos los “enteraos” de turno, con candidatos tan temerosos de molestar a unos y a otros que al final ni están por nada ni proponen nada. Así, al final todo el debate político se desarrolla en un terreno de vaciedad y sonrisa en el que los políticos de la izquierda tienen todas las de ganar: habitualmente son más habilidosos en el marketing y tienen un mensaje que es más sencillo vender y comprar, no porque sus recetas sean mejores sino porque son más simples, comprensibles y sentimentales, aunque luego sean tan falsas como un billete de 7,68 €.
Para ganar elecciones, en suma, un partido liberal o de centro-derecha debe ser valiente, atreverse a plantear una política diferente y, sobre todo, bajar a la arena y explicar por qué esas medidas son necesarias y por qué van a hacer que el país funcione mejor.
De un artículo de Carmelo Jordá en su Blog.
El global-revisionista:
El resultado no es bueno para Europa, eso seguro. Ni Francia ni Alemania muestran buenos síntomas. Digamos que podemos constatar dos hechos: los europeos saben ya cuál es la única senda por la que, racionalmente, pueden transitar –este es el hecho positivo- pero no se han decidido, todavía, a emprender el viaje. Cada minuto que pierdan corre en su contra. La dupla Europa-estado de bienestar se asemeja, cada vez más, a esas parejas ya tocadas por el desamor. Lo único sensato es la ruptura rápida y que cada cual empiece a hacer su vida, cuanto antes.
Un gobierno alemán débil o ideológicamente imposible no es el mejor primer paso. Enhorabuena a la izquierda –ZP se congratula-: parece que va a poder estorbar unos años más.
De un artículo de FMH en su FerBlog
El de “los otros”:
Primero, la campaña electoral ha separado a los políticos de verdad de la gente con buena voluntad y ciertas ganas de mandar. Siendo más preciso, ha demostrado que Schröder es una auténtica máquina de atraer votos, no importa lo desesperada de la situación. Aunque los de siempre aplaudan con las orejas, la verdad es que lo de Merkel es para hacérselo mirar. No hace mucho el SPD estaba hundido en la miseria, luchando contra si mismo, y nadando a más de veinte puntos de distancia en las encuestas. Tras una campaña electoral sencillamente espantosa, donde el partido se ha mostrado ridículamente dividido, sólo ha podido ganar por unas misérrimas nueve décimas.
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Es curioso, pero Merkel ha sido demasiado honesta. Presentando un programa claro y detallado (y cláramente de derechas, todo hay que decirlo) ha conseguido que el ala pragmática, centrista y moderada del partido se haya pasado la campaña tratando de corregir a su líder, como quitando importancia a sus devaneos con el tipo único o subidas del IVA. El resultado ha sido una cacofonía pésimamente gestionada que ha acabado por hacer daño al partido.
De un artículo de Egócrata en Because the other day…
El mío:
Perdedores en estas elecciones son los dos grandes partidos populares, cuyo atractivo disminuye año tras año. Los verdaderos ganadores son las pequeñas formaciones, que se consolidan, al tiempo que corroboran lo que no pocos sospechábamos: el sistema político alemán no es un sistema de tres, si no de cinco partidos. Los agoreros que anunciaban una catástrofe sin parangón para la singular alianza entre Gysi y Lafontaine esconden la cabeza y queman sus oráculos. Los resultados de PDS/Die Linken (PDS/La Izquierda) son bastante mejores de lo que ellos mismos pensaban en mayo. Su meteórica ascensión en el panorama político nacional sólo se ve ensombrecida por el gran triunfo de los liberales. Un triunfo “ácido”, por supuesto, y gracias a algún punto procedente del saco de la CDU. Pero un triunfo que demuestra una vez más que no pocos votantes del centroderecha prefieren una campaña electoral sin altibajos, de perfil liberal, sin contradicciones y sin anuncios efectistas en los foros de discusión. Ser consecuente, a veces, también tiene premio.
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Nos esperan dos o tres semanas de suspense político. Los líderes alemanes deben concentrarse en su responsabilidad y en la necesidad de alcanzar cuanto antes acuerdos viables. Alemania no soportaría otros cuatro años de incertidumbre. Europa tampoco.
Fuente.
Quien tenga ganas de debate, se pase por el BAR 🙂
😀 muy previsible
Soy previsible. Coincido con el de Egocrata. 😉