Se reunieron en Bernau, una hermosa ciudad que aún conserva buena parte de su carácter barroco e invita al paseo y al solaz. No siempre fué así. En 1989 la ciudad era una ruina de monumentos abandonados, casas casi desplomadas y calles ignorantes de que existiesen medidas de sanemiento y/o reparación. Era el estado en el que el SED (Partido Socialista Alemán, el del este, claro) había abandonado a la ciudad. Hoy es una ciudad saneada, limpia, atractiva para los turistas y una industria naciente. Todavía hay un alto nivel de desempleo, pero éste no llega a la mitad del que había en 1996. Todas estas reformas positivas en Bernau se han producido gracias a la libre competencia, el libre mercado, el espíritu empresarial y las ayudas del oeste.
Pero todo eso no vale de nada, pues el PDS, o sea PDS/Linke/SED, o sea SED, en su forma miserable de entender el mundo y olvidando el estado de Bernau hace 20 años (del que eran directos responsables) mantiene sus consignas de protesta ante situaciones de las que finalemente ellos mismos son responsables. En nombre del igualitarismo!
Como decía, se reunieron en Bernau para presentar su programa electoral, que paso a analizar.
Todos estaban en el mercado de Bernau: los camaradas de la junta central, los camaradas de las juntas locales , los camaradas rasos del partido y otros «incondicionales» sin memoria delante del altar.
Dagmar Enkelmann comenzó anunciando que Hartz IV (el sistema de subsidio social y de desempleo) no es fruto de un gran acto social. Cayó como un rayo espiritual sobre el público que atentamente escuchaba. Muestras de júblio, de alegría, ya que hasta entonces nadie les había confirmado tan calurosamente en su propio dictamen. Naturalmente que nunca nadie en absoluto a afirmado que Hartz sea un gran acto social, pero refutar algo que nadie ha dicho resulta efectivo, sobre todo teniendo en cuenta que el júbilo producido puede transformarse en votos, por la vía de lograr que el ambiente enfervorizado mate no pocos procesos mentales.
Uno de los dos representantes del PDS en el Bundestag, Gesine Lötzsch, fué la encargada de lanzar la siguiente salva contra el águila capitalista.
En el contexto de la política de educación y los medios necesarios para ella, dijo: «En la antigua RDA, no existían los privilegios en educación para los ricos.»
Caramba, pues tiene razón la Sra. Lötzsch, ya que en la RDA los dirigentes de la clase obrera eran quienes mandaban, esto es, la élite de la concepción del mundo materialista al volante de las fuerzas vivas de la nación, por ende toda la clase obrera. La educación y el acceso a la misma se distribuyó entre todos los pobres de la tierra ya que la eliminación de las diferencias igualaba al rico y al pobre, matando todo intento de iniciativa personal, lo que significó la desaparición de la excelencia, la reducción, por tanto, de la élite materialista que guiaba a los demás obreros de la tierra y que terminó por ser incapaz de mantener la educación en la RDA a un nivel más o menos aceptable en el concierto internacional.
Lo que quedó fueron miles de personas robotizadas, sólo capaces de entender el discurso de Berín (este) y las órdenes de los cuadros medios del ejército rojo.
Justamente los mismos que se dieron cita en Bernau, pues son los únicos capaces de entender la dialéctica de gentes como Lötzsch, que les promete un hermoso antiguo futuro.
Gregor Gysi no podía faltar en Bernau. Habló como siempre habla : un torrente de palabras vanidosas y elocuentes salió de su boca. Habló de solidaridad, de justicia, de una vida plena y con resultados que no se debe perder, y lo hizo como si cada cheque que llega de Hamburgo, Düsseldorf, Munich o Stuttgart vienese acompañado de un contrato por el que se exige a todo alemán del este pernada, arrepentimietno y suicidio. Gregor Gysi permaneció fiel a su mentalidad: como si hablase en favor de todos los «Ossis» (que es como en el oeste llamamos a los del este), como si los problemas por él formulados fuesen los problemas del toda Alemania Oriental. En realidad mintió e inventó un mundo a su medida, usurpó la voz de la mayoría en Alemania Oriental para trazar sus objetivos, describió el oeste como monstruo capitalista que quiere robar a los pobres Ossis el alma y la historia. Y mintió con conocimiento de causa, ya que mientras alzaba la vista sobre el bonito mercado de Bernau, debió haber visto allí a cientos de peatones que pasaban de largo sin prestar atención a su diatriba, también alemanes del este, pero menos prestos a la demagogia del pasado. Pero eso a un demagogo propagandista como Gysi no le importa si de lo que se trata es de convencer al «pueblo» de la necesidad de una «nueva sociedad», de un «NEUEN MENSCHEN» (hombre nuevo).
Pero Gregor Gysi no había llegado aún al final de sus declaraciones, ya que de nada valdría un discurso del heredero de Lenin sin levantar la bandera de la paz realsocialista lograda gracias a los gloriosos camaradas de partido cuando liberaron a la clase obrera en Hungría, en Polonia, Checoeslovaquia y en 1953 en la RDA. Gysi dijo con respecto al terrorismo y la paz:
«quien quiera impedir el terrorismo, debe velar por que cada hombre tenga algo significante que perder.»
Huelga decir que no me asombró en absoluto cuando Gysi asoció de manera automática el terrorismo con los temas de justicia social, puesto que para un materialista su conciencia es lo que hay en su mochila. Y claro, ninguno de sus oyentes se paró a preguntarse qué diablos de medida sociopolítica podría convencer a un seguidor de Bin Laden para que no se suicide, si resulta que canjear dinero, casa, familia y VIDA por una cuantas vírgenes virtuales se considera un beneficio.
Aplausos, júbilo de los nostágicos allí reunidos. Que no son pocos.
Ya sé que Lafontaine a formado un nuevo partido de nueva izquierda, que dice que «ser rico y de izquierdas es normal» y demás sandeces. Pero no es más que una maniobra para que la izquierda alemana siga gobernando el país. De todas formas, salvo en el este; no creo que obtenga un porcentaje de votos a tener en cuenta.
No, Marine, estos de los que hablo no han gobernado en democracia nunca. Sólo por la fuerza de las armas.
Bueno, supongo que estos son los últimos estertores de muerte del gobierno roji-verde alemán