Al menos así es como entiende el Presidente de Polonia Alexander Kwasniewski la firma hoy de un tratado por el que se decide la construcción de un gaseoducto que una directamente Rusia y Alemania, obviando a Polonia.
Russian president Vladimir Putin and German Chancellor Gerhard Schröder will today in Berlin attend the signing of 5bn dollar deal between Gazprom, a Russian gas monopolist, and Germany’s chemicals giant BASF and energy firm E.ON.
The 1,200 km pipeline will link St. Petersburg in Russia directly via the Baltic sea to Greifswald in Germany
The scheme has huge strategic importance as the direct pipeline will bypass EU states which have difficult relations with Moscow, such as Poland and the Ukraine.
A los polacos no les ha gustado nada la opción final:
Polish president Alexander Kwasniewski yesterday rebuffed the German stance, stating:
«From the point of view of the European Union (…) of common EU policy toward Russia, it is not a good situation if one EU member, an important country, Germany, conducts such a policy over our heads and over EU heads.»
The Polish president reportedly asked German conservative leader Angela Merkel, polled to win Germany’s elections on 18 September, to cancel the deal once elected.
Vía The EUobserver.
César, está claro que donde las dan, las toman.
¿Qué esperaba Kwasniewski? Durante años han maquinado toda clase de estrategias, puntualmente incluso con el apoyo de Bielorrusia -antes de la llegada al poder de Alexandr Lukashenko-, y hasta hace unos minutos en asociación con Ucrania y Georgia, para ver cómo lograban que los hidrocarburos rusos les saliesen casi gratis haciendo valer su condición de zonas de tránsito obligatorio.
Esta misma mañana ha caído el Gobierno de Kiev, con lo que Polonia pierde un gran soporte para continuar dando la tabarra a Moscú. Sin embargo, lo más importante -y eso cambiará por completo las reglas del juego a medio plazo- es que el Kremlin ha decidido liquidar de una vez el chantaje de los «terratenientes». Los hombres de Putin son conscientes de que resulta mucho más barato a la larga invertir en nuevos oleoductos y gasoductos que dejarse extorsionar y robar por «primos» -polacos- y «hermanos» -ucranianos [sí, robar físicamente volúmenes importantísimos de producto; especialmente en Ucrania, donde el asunto había adquirido tintes de escándalo].