Ayer por la noche, en uno de esos momentos en los que tanto da ver un documental en la televisón, fumar un pitillo en el jardín o meterse en la cama a leer lo último del capitán Alatriste, opté por dar una vuelta lectora por este blog de mis entrañas, pobre intento de dar rienda suelta a las inquietudes de quienes aquí escribimos.
No es la primera vez que hago un ejercicio de autocrítica (autoevaluación se diría ahora) ya sea positiva o negativa sobre lo que en estas páginas se escribe. El tema que me ocupa hoy es la siempre difícil cuestión de la llamada “integración cultural”. Ya dejé dicho en su día que no creo en la integración de culturas. Las culturas se aniquilan unas a otras en un simple acto de supervivencia. Sobre todo las culturas fundamentadas en profundos valores como son la fe y las creencias. El resto: los intentos aliancistas, las propuestas multicuturalistas, la fe en un ser humano desnudo de voluntad y pasión, sólo atento al bien común, esto, digo, es sólo un mito.
Uno de los mitos preferidos de los estamentos cultos de occidente es el de la gloria y caída de la España musulmana. Los casi ochocientos años que duró el «Al-Andalus», que era como los habitantes musulmanes de la península llamaban a sus tierras, han sido recojidos por no pocas historias y demasiadas historiografías como la edad dorada de las ciencias y artes y a la armonía cristiano-judeo-islamica – bajo la protección de un islam tolerante y preñado de sentido común. “Por un breve momento en la historia”, se recrea por ejemplo el autor de “El milagro del al-Andalus”, una colección de poemas árabes y hebraicos de la época de la España musulmana publicada recientemente, “se convirtió en realidad el sueño de la convivencia pacífica de culturas” Un sueño que se rompió un 1492 con la conclusión de la Reconquista y de la expulsión de musulmanes y judíos por parte de los Reyes catolicoinquisidores Isabel y Fernando.
La invención de la España musulmana como lugar paradigmático de una humanidad superior tuvo lugar hace 250 años y se renueva hasta hoy en innumerables versiones. Éstas sirven siempre los intereses del tiempo respectivo en el que se formulan. Así, los teóricos franceses nos presentan un mundo islámico idealizado y pluriteísta como contrapartida al mundo papista, dogmático e inquisidor que representa el esclerotizado occidente con sus hogueras y su Iglesia Católica y culpable. Siguiendo el concepto de Rousseau de «salvaje noble» también se da forma al «musulmán u oriental noble» y Pierre Bayle, Montesquieu, Voltaire y otros lo convierten en «modelo de virtud»(Siegfried Kohlhammer). En la utopía pedagogizante de Herder aparecen los Hispano-Arabes finalmente como “profesores de Europa” que habrían terminado, gracias a su “luz clara” y el “genio oriental”, con la “oscuridad” de la cultura occidental . Cuando llegan los románticos (Chateaubriand -«Le dernier Abencérage», 1826 – y Washington Irving -«Tales of the Alhambra», 1832 – fueron los primeros) la mentira ya es perfecta. Tanto, que hasta Rainer Maria Rilke nos deja escrito:
«Übrigens müssen Sie wissen, ich bin seit Córdoba von einer beinah rabiaten Antichristlichkeit, ich lese den Koran, er nimmt mir, stellenweise, eine Stimme an, in der ich so mit aller Kraft drinnen bin, wie der Wind in der Orgel.»
„Por cierto, deben de saber que desde Córdoba me siento inundado de un profundo sentimiento anticristiano, leo el Corán y me revela una voz en mí en la que me descubro con tanta fuerza como el viento en un órgano.”
La élites pacifistas occidentales están horrorizadas ante la vorágine de violencia en Oriente Medio, confundidas y ofendidas por las guerras que no quieren llegar a su fin, por el terror que asola sus propias ciudades. Y se unen en coro angelical para entonar el único himno que creen veraz: «la Alianza de cristianos y musulmanes, siguiendo el modelo de Al-Andalus, es la única solución posible”.
No es el afectado tono sublimado y heróico el que principalmente permite reconocer un mito, sino sobre todo la testarudez con que niega la realidad en el paso del tiempo. Así pues, los maurófilos, en su contínua maledicente condena de la intolerancia cristiana olvidan sistemáticamente que el dominio árabe en España fué fruto de una invasión militar garantizado por una clase dirigente violenta y militarizada. En tan sólo cien años y a golpe de espada y fuego, los seguidores del Profeta (fallecido en 632 DC) se construyeron un imperio desde el Indo hasta Lisboa.
Por supuesto que todos los ejércitos de la época, todas las guerras de la época, distaban mucho de ser grupos de caballeros tomando té o partidas de ajedrez. La más cruda de las brutalidades, la esclavización de los vencidos, el saqueo eran la práctica de todos los ejércitos de aquellos tiempos. Pero “la brutalidad sin límites, la regularidad y el carácter sistemático de las devastaciones musulmanas”, nos cuenta la historiadora británico-egipcia Bat Ye’or, diferencian la expansión islamo-árabe de las empresas militares de los ejércitos griegos, eslavos y latinos del tiempo, y la convierten quizá en “la acción más grande y sanguinaria de saqueo de la historia”.
“La Dschihad es una tarea santa”, escribió Ibn Khaldun en el Siglo XIV, un político, sociólogo y descendiente de una Familia noble musulmana del Al-Andalus, “debido a la universalidad de la misión islámica y la obligación de que todo el mundo se convierta al islam, debemos recurrir al convencimiento o a la fuerza.” Y sigue: “el islam tiene la orden de alcanzar el poder sobre las otras naciones.”
En Al-Andalus terminó por reinar una paz ficticia mantenida sobre todo por las normas de la Dhimma (que no eran más que un contrato en el que decía: „paga o muere“) y la potencia militar de los ocupadores. Ibn Abdun, un letrado malaquita y jurista, escribió en el año 1100 en Sevilla un tratado para el califa en el que se podía leer entre otras cosas:
«Un musulmán no puede dar masages a un judío, tampoco a un cristiano. No puede retirarles la basura o limpiarles las letrinas; es más acorde a ley que judíos y cristianos realicen tales trabajos, pues se trata de trabjos menores» (Nr. 153).
«No debemos consentir que un recaudador, un policía, un judío o un cristiano se vistan como un jurista, un rico o un notable, sino que debemos odiarlos, evitar el contacto con ellos y no se les debe saludar con el „la paz sea contigo“, pues son posesos de satán y han olvidado dar gracias a Allah. Pertenecen al partido de Satán. En verdad, quienes pertencen al partido de Satán terminarán sufriendo (Sure 58:19). Deben llevar una marca para así poderles reconocer en su vergüenza» (Nr. 169).
«No se debe poner en manos de judíos ni de cristianos ningún libro científico a no ser que el autor sea de su misma condición» (Nr. 206)
El Apartheid religioso se convierte muy rápidamente en un Apertheid social. Sólo en la mitad del siglo X, bajo Abderramán III y Al-Hakam II se puede hablar de “consentimiento interreligioso”, pero nunca de ecumenismo. No era infrecuente encontrar judíos o cristianos en la corte o en puestos científicos.
Para quien no lo sepa: Averroes tradujo las obras de Aristóteles para el sultán Jusuf I. En cuanto éste murió, su sucesor, Jakub Al-Mansur dictó en 1195 un decreto por el que la filosofía griega era prohibida, se quemaron los libros de Aristóteles y las obras de Averroes. A éste se le latigó ante la mezquita de Córdoba y se le desterró. Murió poco después.
En otras palabras, no existió el mito de Al-Andalus como paraíso de culturas, de entendimiento o de ecumenismo. Es mentira.
Pero en nuestros días, aún siendo conscientes del peligro que supone enfrentarse a una cultura dominada por la fe (las peores experiencias ya las hemos vivido en nuestras carnes vía inquisición y otras «conquistas» cristianas, sobre las que podría escribir un artículo similar) no podemos olvidarnos de las personas.
Es por ello que, comprendiendo y compartiendo la animadversión de mis cobloggers hacia el islam, necesito reiterar por escrito que una cosa es el islam y otra bien distinta las personas que lo practican. Entre ellos hay terroristas, fundamentalistas pero también hombres y mujeres cuyo único sueño es el de la prosperidad personal y de sus familias.
Y no seré yo quien juzgue sobre si pueden o no pueden hacer su sueño realidad.
Sólo hay una condición: MIS SUEÑOS NO PUEDEN SER LA PESADILLA DE LOS DEMÁS.
Dicho de otra forma: SUS SUEÑOS NO PUEDEN CONVERTIRSE EN MIS PESADILLAS.
Sí, claro, hombre.
Ahora todo Cristo tiene un amigo Mahoma, con el que juega a los dados y bebe batidos de maracuyá en las sobremesas veraniegas.
Empezamos a sufrir el tan famoso síndrome de Estocolmo,… pero en Al-Andalus.
Mi queridísima Aleon:
Únicamente una pequeñísima puntualización.
Isabel la Católica no fue precisamente una mujer de conocimientos escasos. Como buena renacentista, su formación cultural y sus conocimientos eran de los mejores que se podían tener en aquella época.
No en vano, como humanista, tuvo de tutriz y profesora a la famosísima profesora (sí, compañeros, en el siglo XV había profesorAs en la educación superior) de la Universidad de Salamanca, doña Beatriz Galindo, La Latina. A la que encomendó la formación de su hija Juana, precisamente.
Goyathlay, eso mismo siento yo. Cuanto despreciarán a los “multiculturalistas” los individuos que tienen que sufrir la coacción de su propio grupo…
El multiculturalismo es una mentira piadosa, un delirio colectivo para calmar la conciencia de aquellos que han decidido no perseverar en su ser, que diría Espinosa. Yo les desprecio abiertamente.
Es la endogamia… el tingaldo se les hubiera hundido hace muchos siglos sin esa presión agobiante del grupo sobre el individuo o sin la amenza de ostracismo yviolencia. “Proselitismo armado” lo llama Kantor con ostentoso laconismo.
El problema a que nos enfrentamos hoy me gustaría resumirlo en una “anécdota”. Me la explicaba una compañera de trabajo que vive en el Maresme (zona catalana de gran inmigración).
Allí la primera oleada fué de negros africanos, subhararianos, vamos. Luego llegó la oleada del Magreb. Aparte de los típicos problemas de integración que se producen en cualquier movimiento migratorio (no nos engañemos) el proceso fué, en términos generales mas bien que mal. O al menos así se ve desde hoy.
ACLARO: “típicos problemas”: Por ejemplo, hay pueblos en el Bajo Llobregat que son casi la transposición de pueblos enteros de Extremadura o Andalucia. Es normal. Los que llegan suelen ser varones, que consiguen trabajo, consiguen casa y traen a sus familias. Eso se produce en barrios que se estan creando (hablamos de movimientos intensos migratorios) y lo hacen juntos. Y el barrio es la extensión del pueblo. Eso es normal. Como lo son las Casas Gallegas y demas organizaciones de emigrantes. Que esto si que son ONG en sentido estricto. 😉
Bien, estaba en que la integración se producia con normalidad.
En eso llegaron los imanes. Y se empezó a ver como las mujeres que hasta entonces vestían con sus faldas o pantalones normales dejaban de hacerlo para pasar a vestir con el tapa-tias ese (y perdon por la poca “comprensión).
El mismo proceso lo he visto en Viladecans algunos años despues.
Mi conclusión? Pues que esas personas no debían de ser muy fanáticas. Salvo que nos estuvieran engañando; pero eso me parece simplemente paranoide.
Por qué han cambiado? Pues yo creo que esas personas se han sentido solas ante la “presion social” (por llamarlo de forma politicamente correcta). Presión social que a veces se manifiesta de forma bastante contundente.
Y adonde me lleva esa conclusión-reflexión? Pues a pensar en cómo nuestra “civilizada sociedad expañola” ha reaccionado ante algunos hechos:
1- El iman que escribió el libro sobre como pegar a las mujeres que ha sido condenado con dureza a ir a una especie de sesiones de terapia de grupo. Muy adecuadito.
2- Las declaraciones apoyando a los terroristas de ciertos imanes y lideres musulmanes se han tratado como “esas cosillas” cuando no se han comprendido por el mal que les hemos hecho (mea culpa).
Resumiendo muy brevemente mi opinion: La actitud tolerante de nuestra sociedad ante las acciones y el discurso racista, sexista y contrario a los derechos humanos es una TRAICION a aquellos musulmanes y no musulmanes que tienen la desgracia de estar sometidos a los dictados de talibanes, jomeinis y demas “presiones sociales”. Especialmente a las generaciones futuras.
Y eso es lo que mas me aterra. No solo nos estamos suicidando, sino que estamos colaborando con el genocidio de generaciones enteras de sudaneses, palestinos, iranis, pakistanis, ….
Europa rules, vaya
Ya te digo José Maria que sobre eso no voy a discutir. Es así como dices: los valores occidentales, representados en la carta de derechos humanos, no son negociables.
La comparación con Zapatero (o con mi primo, que es del PSOE) es válida tanto en cuanto que implica la discusión política sobre conceptos diferentes pero desde un denominador común (o eso creo) como son los derechos de las personas. Piensa en mi última frase en el post y es más fácil entender mi postura.
Luis, es que algunos de nuestros valores se deben asumir, por ejemplo la igualdad de sexos, ¿cómo se puede aceptar eso sin asumirlo? es simplemente contradictorio, pues si no lo asumes significa que violas nuestras leyes y esclavizas a otro ser humano. Por eso sigo diciéndote que en el caso que nos ocupa, los musulmanes, están obligados a asumir nuestros valores, eso o adiós libertades individuales y civilización.
Yo diría que la comparación que haces con Zapatero no es adecuada al caso que nos ocupa.
Amdg, yo no mido las injusticias por número de muertos, lo sabes.
Tengo que hacer dos puntualizaciones a Luis:
– La Inquisición mandó ajusticiar (fue la justicia civil la que las ajustició) unas 2000 personas en más de tres siglos. Eso comparado con los muertos de las guerras del Islam es menos que nada.
– Las conquistas cristianas, no han existido. ¿Las cruzadas? ¿La de américa?
Así que dificilmente se podría escribir un artículo similar. O mejor dicho, se podría escribir, porque se está escribiendo todos los días, pero sería una comparación improcedente.
Háblale del Islam a los hindúes, que no tuvieron la “suerte” nuestra y fueron considerados simplemente idólatras por los muslimes.
Jose María, yo acepto que Rodriguez Zapatero sea socialista, pero no asumo sus planteamientos.
En el caso de la dilapidación, el calificativo moral no es el de islamista, sino el de asesino. Sea cual sea su religión.
Tu última frase, acertadísima.
Ellos deben aceptar nuestros valores, como dices, pero no asumirlos. Esto Luis es del todo incompatible, si los aceptas los asumes, y si no los asumes no los aceptas.
Desde luego que quien decida dilapidar a la susodicha no es islamista,
¿Cómo que no? la lapidación forma parte del Islam.
En lo único que estoy de acuerdo contigo es en no culpar a todos los musulmanes, cuando me dí cuenta empecé a decir que el problema es el Islam.
Sin duda Pipes tiene razón, los musulmanes pueden modificar la interpretación tradicional del Corán y los Hadices, adaptándolos a nuestros valores, eso es lo que creo que acabará pasando.
Ahora bien que no quepan dudas, en el momento que se interprete con los valores occidentales se acabó la religión en el mundo musulmán en los próximos siglos, como ha sucedido en Europa.
Javier, y que hicieron los Reyes Católicos tras la reconquista de Granada?
Los moriscos fueron el equivalente de los “marranos” judíos. Conversos que seguían manteniendo su religión islámica, de hecho, la primera expulsión de “moriscos” se dio en 1501, estando viva la Reina Isabel.
Es cierto que un siglo más tarde se terminó la tarea.
A veces me pregunto si estamos a las puertas de recomenzarla.
Pequenya correccion: Isabel la Catolica no expulso a los musulmanes que vivian en sus tierras (los moriscos), y efectivamente estos ejercieron de quinta columna contra Felipe II.
A quien expulso fue a los judios
En general, la discriminación es el reverso tenebroso de la endogamia. Si uno rechaza a los demás, los demás quedan en libertad de formarse su propia opinión sobre él.
El problema es que para ellos, ejercer su religión significa seguir al pie de la letra lo escrito en el Corán. La pregunta que yo formulo es: ¿Se puede ser musulmán sin seguir los criterios del Corán?.
El otro día hablando con un turco (que no sé si será musulmán o musulmán practicante, aunque por su respuestas creo que no). Dijo que el principal problema que hay con la religión en Turquía es que el Corán, no es un libro como la Biblia (libro religioso con indicaciones morales, etc…), el Corán lo es TODO, dijo que el creyente, NO NECESITA nada más en su vida ya que en el Corán está TODO regulado, Luis pone como ejemplo el de una mujer adúltera y la solución “por la vía civi, o sea, divorciarse”, pero es que esa solución por la “vía civil” ya está dentro del Coran. Este turco me dijo que en el Corán están escritos hasta los intereses que deben de cobrarse en préstamos! (Que eso si no me equivoco ni siquiera está escrito en el Código Civil).
Como una vez escribió AMDG (creo recordar) en este blog, el Coran que se le dió a conocer a Mojamé es una lectura exacta y letra por letra de un original que hay en el cielo escrito por Alá y escrito en árabe. (o sea, nada de posibles malinterpretaciones/traducciones inexactas del Arcangel Gabriel a Mojamé ni de Mojamé a los que lo escribieron). Los coranes que andan por el mundo son una “fotocopia” del original que hay en el cielo. Así que si en el Corán se habla de lapidación, eso ES UNA ORDEN DE ALÁ.
Claro que hay personas de religión islámica que no son ninguna amenaza para las libertades, etc… la pregunta es: ¿Son esas personas buenos musulmanes, o sea, siguen las enseñanzas del Coran?. La respuesta es NO.
¿Se puede ser musulmán siguiendo sólo el 75% de lo escrito en el Corán?. Los religiosos musulmanes lo considerarán un apóstata.
Una pregunta que me viene a la mente es: ¿No las siguen porque no las creen, o no las siguen porque en los paises donde viven si vivieran como dicta el Corán sería unos criminales y se las verían con la Justicia (humana que no divina)?
¿Están esperando a poder cambiar las leyes de los paises para poder entonces ejercer sus creencias sin cortapisas ni problemas legales?
No creo que alguien puede decir que es católico y no seguir ninguno de los 10 mandamientos ni los mandaminentos de la Iglesia.
Se puede, Goyathlay. Los mecanismos endogámicos (enrocarse en los poderes del Estado poniéndolo al servicio de la fe, convertir a las mujeres en bestiezuelas reproductoras para ganar cualquier competición demográfica, discriminar y humillar a los ajenos, penar la propaganda antiislámica y la deserción…) que hacen al Islam repudiable desde una perspectiva occidental moderna no son una constante histórica.
En Indonesia, antes de la llegada del guajabismo, hasta un 30% del clero cristiano era converso musulmán. No por ello se consideraban malas personas.
Si un buen día los musulmanes deciden que se la suda la yihad, pues se la suda y todos contentos.
El problema está en que hoy las revoluciones se hacen por impregnación cultural permanente desde los medios de comunicación, por las personas que logran imponerse como paradigma, por lo símbolos que se imponen…y todo eso está en manos de los saudíes. Tenemos para unos añitos muy malos.
Por mi parte, aclaro que no me va la oposición visceral ni nacionalcatolicidades similares. Mi vecino del tercero es sirio, anciano y me considera su mejor amigo, por no decir el único; sus opiniones políticas son indescriptibles. Sus dos hijos están en la cárcel; fueron niños como yo.
Que tenemos un problema, vaya.
En general no creo que la gente “de orden” esté empujando a los islámicos al radicalismo: es que tienen muy mal perder, les escuece haber declinado y los saudíes les cuentan lo que quieren oír. Si gastásemos esa mala leche por aquí hace tiempo que habríamos dado un disgusto a Kofi Annan, en plan Rey Lear:
I´ll do such things,
which ones I know not yet.
But they will be the terror of the world.
Miren cómo tiemblo.
Un post brillante, y excelentes comentarios todos.
desde sudamérica no se tiene cabal conciencia del riesgo de la expansión islamíca, tal vez como no se la tenía en Europa hace 15 o 20 años. Sin embargo hay indicios que muestran que nuestro subcontinente no va a ser ajeno a un enfrentamiento cultural en un futuro cercano.
Seguir con atención lo que sucede en Europa, y la absurda claudicación en nombre de la tolerancia y el respeto hacia quienes no ejercen ninguno de los dos es una enseñanza que no se puede desperdiciar.
Felicitaciones, Luis.
Estimado Goyathlay, caes en la generalización a que me refiero en mi artículo. Por supuesto que para nosotros, como occidentales, las respuestas a tus preguntas son claras. En todos los casos menos en los siguientes:
– “se puede ser islamico y no ser criminal (en términos de nuestra cultura, en términos de derechos humanos)????” Perfectamente. Siempre y cuando el ejercicio de la religión respete escrupulosamente los derechos humanos. Un ejemplo, problema de conciencia: la mujer es adúltera -> solución civil: divorcio. Desde luego que quien decida dilapidar a la susodicha no es islamista, es sencillamente un barbaro ignorante que no tiene ni idea de lo que significan los derechos civiles de las personas. Ese cambio en la forma de ver y entender el islam es tal vez una de las vías de solución al problema. (Dejame meditar sobre lo realista de tal pensamiento)
– “Se puede ser nazi y no ser criminal (en los mismos términos)?” Todos los que votaron a Hitler eran nazis? Conozco al menos a tres que no lo eran. Que no mataron a nadie y que votaron convencidos de que el nacionalsocialismo era lo mejor para Alemania. Luego cambiarían de opinión, pero ya era tarde.
– “Se puede ser comunista y no ser criminal (en idénticos términos)?” Estamos en las mismas. Si para defender mis ideas necesito matar a quien piensa diferente, te doy la razón. Pero no todos los comunistas que votaban comunista en el 82, por ejemplo, iban con la escopeta cargada por la “Gran Vía”.
Lo dicho, ignorar, te doy la razón en ello, es peligroso. Pero generalizar también.
Hola Luis,
Por supuesto que la única vía para convivir pacíficamente es el RESPETO IRRESTRICTO de la libertad individual.
Pero qué hacemos con aquellos que no piensan así, y que en el nombre de una deidad y su profeta perfectísimo vienen a cercenar nuestra libertad, y -si nos resistimos- nuestra vida?
Debemos actuar cual progrememos talanteros y dejar de construir iglesias para pasar a construir mezquitas y “contentarlos”, o sea, callarlos por un rato para que retomen aire y vayan a por más?
Debemos cohonestar la sharia y todas las bestialidades que Goya tan bien detalla?
O simplemente debemos inclinar la cabeza, dejar de afeitaros vosotros, salir a comprar un par de burkas nosotras, implantar la poligamia (pero jamás la poliandria) y arrodillarnos en dirección a la Meca 5 veces al día mientras añoramos el jamón, el rioja y la cerveza?
Pues no, yo estoy convencida que hay que plantarles cara, sabiendo que pueden (y lo intentarán) masacrarnos, y obligarlos a aceptar nuestro modo de vida, o invitarlos todo lo cordialmente que se pueda, a que regresen a sus países de origen.
A menos que por no tomar medidas “isabelinas” hoy, clamemos por medidas “hitlerianas” mañana. Porque es de sentido común que eso es lo que terminará sucediendo, máxime conociendo la idiosincracia de los europeos (quizás lo único que nos une a todos: el racismo mal disimulado).
Personalmente, yo tengo algunos problemas de conciencia en lo que respecta a la praxis de la libertad que RESPETA la libertad de los demás.
Uno: (Llegamos al puente sin ruido ninguno) Debo de quedarme sentado sabiendo que a millones de crias se les somete a la ablación del clitoris? (que no es cortar el clitoris solamente, que incluye los labios menores y el cosido de los mayores, según tengo entendido). Como ejerzo ese respeto? Aquien debo de respetar? A las niñas o a sus putas madres? (Ops, quizas me he dejado llevar)
Dos: (Los centinelas asesinados) Debo de quedarme sentado cuando se que a una mujer la matan a pedradas sus padres y hermanos por el PECADO de haberse quedado embarazada por una violación? VIOLACION. Osea. Debo de respetar la libertad de los lapidadores? O debo de primar la libertad de la violada?
Tres: Si mi hija (dios no lo quiera) diera en esposar con un islamico y la viera yo apaleada … deberia de respetar el derecho de su marido a apalearla? deberia de respetar el derecho de ella a ser apaleada?
Cuatro: Cuando los islamicos nos informan, con una franqueza que es de agradecer, de que las libertades nos van a durar lo que tarden en parir suficientes neo-europeos como para ganar unas elecciones… debemos respetar esa estrategia? debemos ver como se preparan para hundirnos en el paleolitico de nuevo?
Cinco: Cuando veo a dos jovenes homosexuales colgados en Iran…
Seis: Cuando se de tres homosexuales en Afganistan puestos contra un muro que les derriban encima con un tanque
Siete: Cuando veo como se educa a los niños palestinos
Ocho:
Católico no soy. Me gusta la definición de Oriana Fallaci de si misma como atea cristiana. Nostálgico no me considero.
La pregunta es: se puede ser islamico y no ser criminal (en términos de nuestra cultura, en términos de derechos humanos)????
Se puede ser nazi y no ser criminal (en los mismos términos)?
Se puede ser comunista y no ser criminal (en idénticos términos)?
Esa es la pregunta. Y la respuesta, para mi, es evidente: NO. Puedo estar errado y me encantaría porque tendría menos miedo al futuro. Pero no me lo parece.
A partir de ahí, podemos tener mas o menos miedo a las implicaciones, pero considero que la ignorancia no es la felicidad. Se le parece hasta que ves el cuchillo en tu cuello. Pero no lo es.
Arturo: cierto, lo de Rilke es de profesionales. Una pena, pues escribió varias de las páginas más hermosas de la literatura alemana.
Querida Aleon, lo que pretendo dejar claro es que sólo hay un argumento realmente liberal para enfrentarse a tal problema: la libertad individual que RESPETA la libertad de los demás. Ellos deben aceptar nuestros valores, como dices, pero no asumirlos. Es un tema complejo en el que se me antoja no existen las soluciones fáciles.
Pero hemos de estar atentos para no caer en la generalización fácil ni en las reacciones precipitadas: ni la anuencia irresponsable de la progresía romántica ni la beligerancia ciega de los nacional-católico-nostálgicos son vías válidas para mí. Se puede ser progresista o conservador sin perder el sentido de la ecuanimidad, la lógica y el humanismo.
O no se puede?
La alianza de civilizaciones es una estrategia perdedora de necesidad.
Es decir, saben que es mentira pero intentan evitar males mayores en el ¿inexorable? proceso de migración y ulterior imposición cultural musulmana sobre las senescentes ¿naciones? europeas. Intentan trasplantarnos la boba sonrisa de Zapatero para evitar una movida libanesa a escala continental.
Cuando acabe el derribo de Europa no creo que nos hagan pagar la jizya, “coranico modo”, pero seremos ciudadanos de segunda y chivos expiatorios de cuanto vaya mal. Eso, los que nos quedemos a vivir entre los escombros. Las comunidades cristianas tienden a desaparecer en todo Oriente Medio. Por algo será.
La visión del mundo musulmana y la cristiana son incompatibles en el mejor de los casos. El paradigma cultural guajabita es sólo un hilo del tapiz.
Nota.- Rilke estaba zumbado. Sus problemsas con el cristianismo y el Mediador los dejo para psicoanalistas.
Estimadísmo Luis,
comprendo perfectamente los sentimientos que expresas en este post. Probablemente seamos muchos los que los compartimos. Por supuesto que no todos los islámicos son malos, ni todos los cristianos son buenos.
Pero a veces es casi imposible desligar la idea de islam de quienes profesan esa religión, porque el peligro radica en quienes llevan esa idea a la práctica.
Cuando Hitler escribió “Mi lucha”, sus ideas no eran más que los desvaríos de un austríaco, pronto esos desvaríos se convirtieron en los de una nación, que llevó al mundo a una de las guerras -si no la más- sangrientas que se recuerden.
De la misma manera, las ideas plasmadas en los libros sagrados del islamismo, y más aún peligrosamente reinterpretadas por los imanes y ayatollahs de turno, nos están llevando a una de las guerras más despiadadas. Guerra que ya lleva varias décadas, pero que no terminamos de identificar como tal porque se lleva adelante por medios “no convencionales”, como el terrorismo, y con un enemigo escurridizo, infiltrado en nuestra propia casa, que muchas veces nos mira con cara de cordero (cuando a veces esconde un alma de lobo).
Cuando yo pondero a Isabel la Católica es simplemente porque una “mujer”, de la Edad Media, fue capaz de darse cuenta que era imposible asimilar o amalgamar las culturas cristiana e islámica. Y para salvar el Reino, tomó una decisión que hoy se critica con excesiva facilidad. Pues esa mujer, sin apenas medios, con una cultura y unos medios de información escasos, tuvo la lucidez de darse cuenta que “sus sueños (islámicos) iban a ser nuestras pesadillas”…
No fue ella “anti-islámica” entonces, sino pro-españolista (aunque aún no existiera España formalmente), o pro-occidental.
Muchos de esos hombres y mujeres que vienen a buscar paz y pan para sus hijos, no respetan ni valoran nuestro modo de vivir, y consienten silenciosamente, cuando no ayudan alegremente a su destrucción. Cuando alzan su voz en contra o se apartan de sus comunidades de origen, suelen terminar mal (recuerdo el caso de una chica que fue quemada viva en Alemania hace unos meses por querer vivir como occidental).
Si quieren vivir aquí, DEBEN aceptar y respetar nuestros valores, aunque les parezcan decadentes, impuros, infieles, demoníacos. Y si no son capaces de ello, entonces el ESTADO -en su carácter de guardián de la seguridad, el orden y la justicia- deberá emular a Isabel la Católica. O todos terminaremos arrodillándonos hacia la Meca 5 veces al día…