Das neue Linksbündnis unter der Führung von Oskar Lafontaine und Gregor Gysi hat einen Namen – zumindest nach dem Willen der SED-Nachfolgepartei. Man habe sich auf “Demokratische Linke/PDS” geeinigt, sagte PDS-Chef Lothar Bisky nach einer Sitzung des Parteivorstandes.
Traducción: La nueva coalición de izquierdas bajo el liderazgo de Oskar Lafontaine y Gregor Gysi ya tiene nombre – al menos eso quisiera el parito heredero del SED. Se han puesto de acuerdo en «Izquierda Democrática/PDS», nos cuenta el jefe del PDS Lothar Bisky tras una reunión del comité federal del partido.
Vale, tomamos nota. Seguimos:
Endgültig muss darüber am 17. Juli ein Parteitag mit Zwei-Drittel-Mehrheit beschließen. Sowohl in der PDS als auch in der WASG gibt es jedoch Widerstand gegen eine gemeinsame Kandidatur auf PDS-Listen für die geplante Bundestagswahl im Herbst.
Fuente.
Traducción: Una decisión final al respecto ha de ser tomada el 17 de Julio en el Congreso del Partido. La decisón se debe tomar por una mayoría de dos tercios. Tanto en el PDS como en el WASG hay quien está en contra de una candidatura conjunta para las elecciones generales del próximo otoño.
Nos damos por enterados. La última:
Die geplante Zweckheirat zwischen PDS und WASG scheint mehr als fraglich. Die ultimative Aufforderung der PDS, bis zum Freitag die Vereinbarung über einen gemeinsamen Wahlauftritt zu unterzeichnen, hat die WASG postwendend als “Diktat” zurückgewiesen. “Erpressung und Drohungen sind keine gedeihliche Basis für eine künftige Zusammenarbeit”, heißt es im geschäftsführenden Bundesvorstand.
Fuente.
Traducción: La boda de compromiso entre el PDS y el WASG arroja cada día más ingógnitas. La petición, casi formulada como un ultimátum, del PDS para decidir antes del próximo viernes sobre los términos entorno a los que se moverá la nueva coalición ha sido rechazada de plano por el WASG por considerarla un «dictado». «Chantaje y amenazas no son una base fértil sobre la que fundamentar un futuro trabajo conjunto», fué el comentario de la dirección federal del partido.
Como en la guardería. Señorita!, señorita! se están pegando!.
Analizemos el tema:
Para el PDS, la alianza tiene la ventaja de que el partido dejaría de percibirse como partido puro del este alemán, heredero directo del ominoso SED dictatorial y prosoviético. Lafontaine, que goza de muchas simpatías en el oeste del país, puede aportar muchos votos, votos a los que el PDS jamás tendría acceso por sí solo. En el WASG, el efecto es el contrario: accederían al voto de los alemanes del este, región en la que carecen de cualquier forma de representación. Las ventajas para ambos partidos de izquierdas parecen obvias.
Pero lo dicho hasta aquí sólo se refiere a estrategias puras de partido . Sobre lo que sus señorías van a hacer, en caso de ser votados por los electores – se calcula que hasta un 18% votaría a la alianza – todavía no nos han contado nada, o casi nada. Su programa irá, lógicamnete, contra Schroeder, contra sus reformas, contra la eliminación de «ayudas sociales» y, por supuesto, contra la CDU y el FDP. Si la alianza alcanzase realmente un 18%, significaría al mismo tiempo que el SPD sufriría una derrota poco menos que destructiva. Eso podría implicar la retirada de Schröder de la política y un cambio de curso en el SPD. Es decir, o la oposición de izquierdas será una oposición «peleada» entre el SPD y la nueva alianza – teoría bastante probable ésta – , o se convierte en caldo de cultivo de una nueva coalición SPD-Alianza de Izquierdas, lo que de momento resulta inconcebible en los pisos de arriba del SPD.
Franz Müntefering apoya la «economía de mercado social» ( menuda palabrota, para rebautizar un engendro que ha llevado a Alemania a la ruina). Los chicos de la Alianza de Izquierdas lo tienen más claro desde el punto de vista ideológico. Aceptan como mal inevitable la existencia de ricos, empresarios y empresas para pasar inmediatamente a preguntarse qué se les puede robar para financiar el «Estado de bienestar» – en forma de impuestos, naturalmente -.
La cuestión realmente cautivadora es si el SPD se aleja de la medianías de la era Schröder y del sueño del «nuevo centro» para entregarse totalmente a la apología de la utoía socialdemócrata, o si, por el contrario, se adapta a las exigencias de un mundo globalizado y (es más bien poco probable) emprende un camino de reformas como el mostrado por los Labour británicos de la mano de Blair.
De momento, y a la espera de lo que nos depare este verano que sí será caliente en Alemania, los votantes lo van teniendo cada día más claro:
Wonka, parece que los analistas alemanes le dan a la coalición entre un 15 y un 20%. Las encuestas predicen TODAS un auténtico desastre en el SPD. Algunas hablan de menos de un 25%. Yo, personalmente, creo que al final todo quedará en aqua de borrajas. Un 28% üpara el SPD y un 10% a los «nuevos» será mi apuesta.
¡Un 49%! Merkel debe estar «que lo flipa». Ahora en serio, Luis, ¿tú crees de verdad que Lafontaine puede arrastrar tantos votos? A mí lo del 18% me sigue pareciendo una exageración (aunque soy especialista en equivocarme en resultados electorales, he de confesar). Al PDS le da la encuesta que citas un 5%. De un 5 a un 18% hay mucho. ¿Cabe una debacle tan grande del SPD? ¿Hay tanto votante izquierdista en el SPD? Yo imagino que no: a fin de cuentas están acostumbrados históricamente tanto a gobernar con Die Grünen como con el FDP (incluso en gran coalición).
Pues, con ese nombre….izquierda ¿demócratica?, recuerdan a RDA (República ¿Demócratica? Alemana, jejeje
Esperemos que no tome el ejemplo de la izquierda gallega… http://batiburrillo.redliberal.com/004627.html