«Antidiscriminando» por ley

Está claro. Todo intento de regular por ley el comportamiento de una sociedad plural termina en fracaso. Cuando en lugar de legislar para reconocer derechos civiles el empeño del legislador es igualitarista, modelador de los usos, educador de conciencias, se cae en el vicio del dictado de normas, violando los principios básicos de la ética y de la moral. Y los de la libertad individual, por supuesto.

En España estamos anteportas, en Alemania en plena discusión sobre una «Ley antidiscriminación». Veamos lo que pasa en casa del vecino.

Los rojiverdes, emprendedores, nuevos revolucionarios y salvamundos, han quedado reducidos a tirapedos ecológicos y verduleros repetitivos, varados en su propia gula de poder. Predican una conciencia del medio-ambiente en todos los campos de la vida (tampoco digo yo que esté mal) pero no tienen ni idea de como desarrollar correctamente su evangelio. Está claro que con bosques de estaciones eólicas no. Pero no ése el tema que nos ocupa.

Cuando se les coloca ante la cosa más natural del mundo, es decir, madres e hijos, es fácil sacarles los colores. No importa que la naturaleza haya dispuesto que sean las mujeres las que paran los niños y no los hombres (cerdos machistas), o que los niños necesiten de su madre también después del nacimiento (egoístas ellos). Los rojiverdes claman al cielo ante tamaña injusticia!: «no se puede discriminar a las madres desde el punto de vista laboral simplemente por el hecho banal de que la naturaleza les oblige a parir niños». No nos debe extrañar, por tanto, que la creación de guarderías para el cuidado de bebés sea considerada como el milagro que todas esperan. Es lógico, así las madres no tienen porqué quedarse en casa y embrutecerse ocupándose de sus retoños. Para eso están los «profesionales» de la guardería.

Yo tengo una idea mucho mejor! Por qué no libramos a la futura madre (la que quiera serlo, digo) de los inconvenientes laborales y la idiotización consiguiente al hecho procreador?
Lo más fácil sería realizar un catálogo de madres de alquiler. Una vez elegida ésta, el hombre seleccionado pondría a disposición su esperma (para un hombre nada más facil que sacudirse el palmito en la hora del café) el cual sería inseminado artificialmente, lo que evita una contaminación emocional a la madre de alquiler. En una carta mensual, se iría informando a los «padres» de curso del embarazo. El parto podría ser seguido en directo desde casa o el lugar de trabajo por medio del Webcam del ordenador. También seria posible una transmisión vía teléfono móvil. Solo falta ponerse de acuerdo en el nombre, que sería comunicado por SMS a las autoridades pertinentes y listo. Ya está! Sin dolor, sin gritos, sin sangre. Tras el parto, la madre de alquiler entrega naturalmente al niño en la guardería previamente seleccionada donde se asegura una educación rojoverde inmaculada. De todos los momentos importantes de la vida del niño se recibirían, claro está, fotos y escritos vía MMS, para seguir informados de la situación del querido retoño.

Yo no sé a qué están esperando! Que tome nota Rodríguez, que seguro que aumenta el número de votos.

… a mí que todo esto me suena

Luis I. Gómez
Luis I. Gómez

Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas.

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2 comentarios

  1. no se puede discriminar a las madres desde el punto de vista laboral simplemente por el hecho banal de que la naturaleza les oblige a parir niños

    Se veía venir. Vamos a darle al vuelta a la tortilla. Que tiene la misma lógica y la misma razón. E igual suena al mismo chiste…

    […]
    – ¿Por qué te preocupas tanto por las mujeres, Stan?

    – Yo… quiero ser una mujer

    – ¡¿Eeehh?!

    – Quiero ser una mujer. Desde ahora, quiero que me llaméis Loretta.

    – ¡¿Quée?!

    – Es mi derecho como hombre….

    – ¿Por qué quieres ser Loretta, Stan?

    – Porque quiero tener hijos…

    – ¿Quieres…. tener…. hijos?

    – Los hombres también tienen derecho a tener hijos si quieren….

    – Pero….¡tú no puedes parir!

    ¡No me oprimas!

    – No es que te oprima, Stan, es que no tienes matriz. ¿Dónde vas a gestar el feto, lo vas a meter en un baúl?

    – ….

    – Chicos, tengo una idea. Estamos de acuerdo en que no puede parir por no tener matriz, lo que no es culpa de nadie, ni siquiera de los romanos. Pero sí puede tener el derecho a parir.

    – Buena idea, Judit. Lucharemos contra el opresor por tu derecho a parir hijos, hermano,…. digo, hermana.

    – ¿Y eso de qué sirve?

    – ¿El qué?

    – ¿De que sirve defender su derecho a parir si no puede parir?

    – Es un símbolo de nuestra lucha conrtra la opresión.

    Es un símbolo de su lucha contra la realidad…. […]

    Creo que a estas alturas no hace falta citar la fuente, ¿verdad? 😉

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