Qué hacemos con China?
La polémica en torno a la abolición del embargo de armas se dirime en un contexto que se me antoja cargado de consecuencias de largo alcance y tal importancia, que merece un análisis profundo.
EL crecimiento económico de China la convierte no sólo en un competidor cada vez más importante de las empresas occidentales, sino que confiere al país un mayor peso político y un creciente potencial militar. Aún manteniendo la prudencia necesaria en estos casos a la hora de valorar cifras oficiales, si le echamos un vistazo a los artículos al respecto en Forbes y ABC Asia Pacific, nos damos cuenta de la magnitud del problema. Desde el punto de vista económico ha de preocuparnos, sobre todo, lo que se ha dado en llamar eufemísticamente “transferencia de tecnología”. Los derechos sobre la propiedad intelectual (sobre todo de los foráneos) no son precisamente los más respetados China, donde a menudo las empresas occidentales constatan que la empresa mixta creada con un socio chino no era más que un medio de acceso a documentos tecnológicos, información con la que, primero en China y enseguida en países como la India, poder comercializar el mismo producto, a un precio naturalmente más barato, ya que no hay costes de I+D que amortizar. Lo que es dudoso en las ramas de producción normales, pasa a ser rápidamente muy peligroso en los sectores militares y de seguridad. Sobre los engaños chinos a empresas occidentales recomiendo la lectura del libro de Joe Studwell: «The China Dream. The Elusive Quest for the Greatest Untapped Market on Earth», Grove Press.
China aumenta mientras tanto sus gastos militares año tras año de forma espectacular. Las cifras oficiales para el 2005 son de 30 mil millones de dólares para su ejército de liberación de pueblo, cifra que, según algunos analistas, ha de multiplicarse por dos. Por compararar: El presupuesto de defensa de los EE.UU asciende a 466 mil millones de dólares, el Alemán a casi 40 a mil millones.
El potencial estratégico de conflicto es más que evidente. El voraz apetito de materias primas del mercado chino (que ha provocado una reorientación china hacia américa latina, dónde se entiende magníficamente con los jefes de estado socialistas y antiamericanos de la región), la situación contradictoria de Pekín por lo que se refiere a Corea del Norte, conflictos de frontera con Japón y otros Estados vecinos en torno a distintos pequeños archipiélagos como el Spratleys, el no reconocimiento de la soberanía de Taiwán, acompañada de gestos amenazantes de guerra, la preparación de flota (ante la que los EE.UU han reaccionado con una presencia reforzada en el pacífico) y, por último, la contraposición cultural e ideológica ante el mundo libre y occidental que contínuamente se escenifica en el Consejo de Seguridad de la ONU. Vale la pena no perder de vista la evolución de estos problemas.
Naturalmente, no voy a negar las contribuciones positivas de China, que las hay. El comercio y el desarrollo son, antes que nada, una buena cosa para todos los participantes. China ha actuado consecuentemente en la lucha antiterrorista, probablemente sobre la base de los propios problemas con el islam. En la crisis de Corea del Norte es un socio indispensable.
Cómo comportarse, pues, ante esta nueva potencia de facto?
El entusiasmo chino de Schröder, por ejemplo, le ha llevado a la negligente transferencia de la tecnología del tren magnético y la labor incansable (incomprensible) contra el embargo de armas. Ve en China un «socio estratégico» y parece no reparar en los peligros que ello conlleva. La posición de los EE.UU es diferente, haciendo hincapié en una cooperación limitada, donde se desarrollan intereses comunes al tiempo que se avanca en el reconocimiento de la rivalidad estratégica. En palabras de Colin Powell hace cuatro años:
But in the meantime, we will treat China as she merits. A strategic partner China is not. But neither is China our inevitable and implacable foe. China is a competitor and a potential regional rival, but also a trading partner willing to cooperate in the areas – such as Korea – where our strategic interests overlap.
Por lo tanto Washington no está dispuesto a levantar el embargo y precisa que América no permanecerá pasiva ante una invasión de Taiwán. Es suficiente esta actitud? No necesita occidente un concepto más coherente con el objetivo deliberado de denunciar y corregir los abusos legales chinos, las amenazas a sus vecinos, el incumplimiento sistemático de la Carta de Derechos Humanos?
Ante tal “amigo”, mantener un estado de alerta y consciencia es lo menos que podemos esperar de nuestros dirigentes.
Luego está la versión «light», un particular puede inscribir su invento en patentes nacionales por unos 12.000 Euros.
Marzo, si es sencillita, entre abogados, aranceles, publicación, validación y tal en torno a los 350.000 Euros (aquí en Alemania por una patente europea, en España no lo sé)
José María, es que, por azares varios, en los debates sobre este tema he invertido seguramente demasiado capital emocional, lo que fija bastante los recuerdos.
Luis (si lees esto, que ya está pasadillo), si sabes cifras ¿cuánto dinero cuesta una patente?
Marzo, tu memoria es mejor que la mía. Releyendo lo que se decía en Hispalibertas no se deduce lo que yo erróneamente recordaba. Dése por rectificado mi comentario. Si es que el paso del tiempo le juega a uno malas pasadas.
No sé, yo os puedo contar «por encima» mi problema: mi empresa desarrolla nuevas técnicas de análisis. Llamo al abogado de patentes, le cuento lo que tengo en mente y éste me responde, tajante: nada de patentar, cómete los papeles y no se lo cuentes a nadie!
(No sé la de papeles que me he comido ya)
Por si sirve de ayuda.
(Suspiro). José María: afirmaba y afirmo que no he leído (fíjate: dije leído a otro, no escrito yo; no me daba por aludido) a nadie en RL que el autor de una idea no sufra ningún perjuicio si otros la usan sin pagarle, sino solamente que eso no le impide usar la idea. Excepto para extraer coactivamente dinero de los demás usuarios de ella, claro.
O sea, que si hablamos de ridiculizar te pones en ridículo a ti mismo poniendo en los teclados ajenos lo que, hasta donde yo sé, no ha salido de ellos. ¿O tendrías a bien ponerme un enlace a un ejemplo? «Sin problema alguno» o «sin perjuicio» es lo que decías, te recuerdo. Obviamente, por poner un ejemplo, sería evidentemente un perjuicio para don Corleone que se le impidiese cobrar la protección a los negocios de su zona.
Y si hablamos de tecnología militar el secreto es la única esperanza.
Y por cierto no siempre es posible mantener el secreto, si fuera posible la discusión carecería de interés práctico.
Vaya marzo, no sabía que te considerabas un «intelectual», no pensaba en ti al escribir eso, pero ya que te pones vamos a ello. Evidentemente mi argumento está «estirado», pues la discusión que en su día hubo en Hispalibertas se refería a las patentes fundamentalmente. Digo que «estiro» mi argumento para poner en evidencia a quienes sostienen que «no pasa nada» por difundir libremente las ideas pues no «perjudican» al creador, si eso fuera cierto ¿por qué habría de defenderse ninguna idea?
Eso es lo que intentaba ridiculizar, no a ti ni a tus ideas, pero si eres de esos «intelectuales» pues sigamos debatiendo si te apetece.
>Y todavía hay “intelectuales” en red liberal que desprecian la propiedad intelectual argumentando que una vez creado algo los demás pueden usarlo libremente sin problema alguno para el creador.
Estoy de acuerdo, José María, en que el razonamiento es «fantástico», pero su atribución a «intelectuales» en red liberal me parece falsa (a menos que te consideres un «intelectual»). Vamos, que eso no se lo había leido a nadie antes. Lo que sí había leído es más parecido a esto: si tú inventas la tabla de multiplicar, el que yo multiplique sin pagarte no te impide a ti multiplicar. Y, si no quieres que yo multiplique, puedes perfectamente guardarla en secreto.
Que es lo que se hace con las tecnologías militares, mayormente: ¿crees que los americanos protegen lo que no quieren que sepan los chinos publicándolo por medio de una patente? Anda ya.
Curiosamente, en caso de interés militar son posibles las patentes secretas (toma contradicción en los términos), al menos en la ley española.
Y todavía hay «intelectuales» en red liberal que desprecian la propiedad intelectual argumentando que una vez creado algo los demás pueden usarlo libremente sin problema alguno para el creador. Es fantástico el razonamiento, por ejemplo lUSA puede darles todos los planos de fabricación de sus mejores armas, a fin de cuentas «el uso de la idea» por parte de los chinos no perjudica a los americanos.
Es asombroso que algunas personas en su obsesión economicista son incapaces de entender que la vida es algo más que economía, sin negar su importancia claro.
Buenos días, chesco, Stephen. El tema chino, o mejor dicho el problema chino no ha hecho sino empezar. Hoy no voy a poder ver la tele. Ya me contarás, Chesco, qué cuentan los «especialistas».
Stephen, de momento sólo hay un nacionalismo chino armado: el oficialista. Por lo demás tienes razón, el peligro de desintegración es palpable. Por eso creo que una de las posibilidades es la de «aunar el espíritu nacional» por medio de una guerra. Nada mejor para aunar voluntadess que buscarse un enmigo. Y si no, que se lo pregunten a la izquierda española.
Despues de las inversiones extranjeras en China siempre viene el brote xenofobo.YA ocurrio en el SXiX con los boxers.En cuanto al nacionalismo chino yo no lo porndria en singular.De hecho una posibilidad si cae la tirania comunista es un auge de nacionalismos perfiericos con la consecuencia de otra guerra civil en China y/o una fragmentacion de China.
Hola Luis,
ayer vi parcialmente un debate en Deutsche Welle en su programa Quadriga creo recordar (posiblemente lo repitan hoy, se puede ver online la cadena) sobre el tema de venta de armas a China por parte de Alemania.
Participaban un pperiodista español de ComRadio (no recuerdo su nombre, pero hablaba un perfecto inglés), una perdiodista china, y un periodista de USA (Reuters creo que era la agencia).
Para el español y el USA era incomprensible la postura de Schröder, la china decía que le parecía bien por que ellos son pacifistas y solo lo usarían para defenderse. Ojo con el nacionalismo chino que tiene muchísimo peligro. Pero mucho.
Miraré si lo hacen de nuevo hoy en Deutsche Welle y lo veré entero