Hagan juego!

Llevo unos días en los que el malestar y el mal humor van creciendo en mí de forma apenas controlable. Creo que en el fondo se trata de rabia, la misma rabia que me acompaña como música de fondo desde hace mucho tiempo, en cuanto leo, veo y oigo medios de comunicación. Mis amigos me preguntan a menudo porqué acostumbro a no ver los informativos de televisión, o los programas monográficos sobre ésto o aquéllo. La razón es simple: me sube la bilirrubina.

La forma «espectacularizante» en la que se ha «informado» sobre el caso de Terry Schiavo, ignorando la intimidad de los familiares y la dignidad de la propia Terry, convirtiendo, cual si de Big-Brother se tratase, el dolor y la muerte, las lágrimas y el sufrimiento en un esperpéntico «reality show» es para subirse por las paredes.

Aún están calientes los focos usados en la sala de estar de los padres de Schiavo y ya tenemos nuevo tema: «el papa Juan Pablo II morirá probablemente esta noche» se nos decía ayer tarde. No crean, no soy precisamente lo que llama un piadoso y creyente cristiano, menos aún católico. Pero me asquea la forma de tratar el tema en televisión (hablo de las emisoras alemanas). No ya el hecho de la RETRANSMISIÒN EN DIRECTO e in situ desde hace más de 24 horas en la que se nos proporcionan los más pequeños detalles por boca de un enviado especial, no. Nos presentan la información (imagino que en un intento frustrado de imparcialidad) de forma tan irrespetuosa que reducen el tema al nivel del chismorreo. Sólo les falta poner un gráfico en pantalla sobre el porcentaje de vida que le resta al Papa, como en el fútbol (posesión de balón) , o un juego interactivo por teléfono: gane 1000 euros, acierte el minuto exacto de la muerte de Su Santidad.

Porqué los medios de comunicación son incapaces de presentar la muerte con respeto y dignidad podría parecer un misterio, pero no lo es. La respuesta es fácil: las CUOTAS DE AUDIENCIA. Los espectadores reciben justamente aquello que quieren ver. El voyerismo de las masas.

Yo, por mi parte, he declarado el día de hoy «día libre de televisión seria». Me resisto a participar de semejante espectáculo macabro. Trabajaré en el jardín.