A mí no me sorprende. El 25% de los alemanes del oeste se muestran partidarios de reconstruir el «muro de Berlín». Con toda la cautela que este tipo de encuestas merecen, creo que la encuesta se queda corta. Vivo en un pueblo pequeño de Rhein-Hessen. Aquí la mayoría de la gente vive de los viñedos, la agricultura y la poca industria que aún queda en Bingen. Sólo hay un bar (o algo que se le parece), por lo que sondear la «vox populi» no resulta demasiado complejo. Yo no voy a menudo. No tengo tiempo. Pero cada vez que voy y me uno a una de las tertulias (en Alemania, en los bares, existe lo que se llama Stammtisch: un grupo de gente que se reúne todos los, digamos miércoles, a tomar cervezas y arreglar el mundo) el tema al final siempre es el mismo. La gente está cansada, hastiada, decepcionada. Y se sienten engañados.
Helmut Kohl les prometió una reunificación sin apenas costes. Mejor dicho, no habló de costes para nada. Luego nos dijeron que había que pagar un «Solidaritätszuschlag» (contribución de solidaridad) para cubrir los gastos de la reconstrucción de la Alemania del este. Solidaridad. Pagamos.
Pero de ésto hace ya 12 años y seguimos pagando. El gobierno socialdemócrata-verde ha exprimido los bolsillos de los alemanes hasta el último céntimo. El presupuesto estatal no da para más. Obras fundamentales de estructura quedan sin hacer. Las comunas pequeñas apenas tienen medios. Algunos estados (länder) están al borde de la ruina. Y en el este nacen los centros comerciales , los polígonos industriales, las oficinas de ayuda empresarial como setas en primavera. Pero están vacías. Los empresarios que se aventuraron a la inversión en el este (pocos, por cierto) se han encontrado con personal de cualificación muy pobre o ninguna cualificación. Resultado: el personal medio y alto se trae del oeste, los alemanes del este siguen en el paro (el 23%!!) y los costes del estado crecen hacia el infinito.
Luego está el problema social. Educados en un marxismo recalcitrante (por ser «enseña» y frontera del antiguo bloque) los alemanes del este sólo vieron en occidente un único bombón: el consumo. Pero consumir cuesta dinero. Y para tener dinero hay que trabajar. Y para trabajar se necesitan puestos de trabajo. Y éstos necesitan cualificación. La ecuación no funciona. El estado ha fracasado. Los ánimos están soliviantados y la extrema derecha se frota las manos con los nuevos adictos. No hacen falta muchas horas de adoctrinamiento: ya están adoctrinados. Adoctrinados en el racismo, en la intolerancia, en la envidia.
A mí no me extraña que en el bar de mi pueblo más del 50% desee que vuelva el muro.
No, la CDU no es una buena alternativa, tienes razón.
¿Otra vez la CDU? Si Khol hubiera hecho mejor los deberes ahora la situación no sería como es.
Ya sabeis, en la próximas elecciones a castigar.
Necesitan un Erhard para repetir el milagro en el este y no ese tipo de solidaridad, tan demócrata-cristiana como socialdemócrata, que sólo conseguirá perpetuar el 23% de paro en una comunidad mientras empobrece a la otra.