Villamota, comentando la entrada anterior, dice:
La teoría del efecto dominó en efecto formó parte del repertorio de justificaciones de EE UU para la guerra y posterior ocupación de Irak. Pero sin duda la justificación más relevante y la que dominó los intentos de conseguir la connivencia internacional y de una buena parte de la opinión pública durante los preparativos de la guerra fue la existencia de las armas de destrucción masiva.
De todo lo que he leído ésta es la explicación más convincente para mí: EE UU necesitaba encontrar un país donde establecerse para ejercer influencia en una zona tan volatil, y donde establecer bases militares, saliendo cuanto antes de la inestable Arabia Saudí. Irak era el mejor candidato: un régimen odiado que nadie echaría de menos, un país inofensivo y muy debilitado fácil de invadir y ocupar, con el control del petróleo como miel sobre las mencionadas hojuelas. Por supuesto también intervinieron factores de idealismo norteamericano y “can-do” altruista.
Mi post anterior pretendía poner un espejo negativo frente a la «opinión cuasi-generalizada» en los medios, según la cual no existen ni causas ni efectos positivos de la invasión de Irak. No teniendo porqué compartir la opinión de Villamota, es la suya una argumentación cuando menos planteada desde la razón y una óptica geoestratégica acertada. Muy lejos de lo que estamos acostumbrados a leer.
Citas podría dar cientos, como hay quien quiere leer, algunos enlaces:
Antonio Gamoneda. En qué manos estamos?
Juan Echanove. Mezclando velocidad y tocino.
Gaspar Llamazares. La hora de los ciudadanos.
Zapatero en la SER
Manuel Pozuelo. La guerra y sus criminales.
Moncloa. Resumen de la Prensa Nacional del 22 de Septiembre del 2004
Los «nuevos Papas»: Chomsky y, calentito, calentito (del 19 de este mes) Juan Cole (ya estoy deseando leer algún editorial parafraseando al amigo Cole)
Espero que los otros estimados comentaristas: don federico, dc2003 y nuestro querido Manu sepan perdonarme la apropiación que he realizado de las técnicas preferidas de sus «referentes periodísticos», esto es:
– el título fácil y espectacular
– la argumentación monocausal
– la eliminación de cualquier referencia a hechos o dichos que puedan poner en solfa mi tesis
– en definitiva, el tono manipulador y provocativo.
Resulta muy interesante observar cómo, para mejorar la efectividad de la propaganda socialdemócrata en la prensa, nos han dividido en dos grupos: «los del no a la guerra» y «los belicistas», otra vez «los buenos» y «los malos».
Yo también estoy contra la guerra. Yo también estaba en contra de la guerra de Irak. No consentiré que nadie me coloque la etiqueta de belicista. Es por ello que deseo que quienes provocaron esa guerra respondan pronto de sus crímenes ante un tribunal de justicia. Me consuela saber que eso ocurrirá muy pronto.
Ya sabe alguien cuándo se celebran los juicios contra Saddam y sus secuaces?
Gracias por el honor. Ahora entiendo tu anterior post, aunque ya sabes que no me gusta mucho el uso de la hipérbole.
A mí también me fastidia la postura y los argumentos (o falta de ellos) de muchos opositores de la guerra. Me irrita mucho cómo la guerra de irak se ha convertido en España en otro campo de batalla más de lucha bipartidista, al margen del debate sereno de argumentos a favor o en contra.
Yo estoy en contra de la guerra de Irak porque me pareció un error, un engaño y, como se vio luego, una chapuza.